El Jarama

Obra coral que nos cuenta el transcurrir de un día de verano a las afueras de Madrid, donde un grupo de jóvenes va a pasar el día al río y donde hay una venta a la que acuden diversos y variopintos parroquianos.

Más que un libro narrado, se trata de uno dialogado. Resulta impresionante cómo, sólo a través de los diálogos, Sánchez Ferlosio logra hilvanar la historia perfectamente y hacer que el lector diferencie a los diversos personajes, cada uno una personalidad bien marcada.

La novela se enmarca dentro del realismo (si bien podría encajar en el costumbrismo) y refleja fielmente a la sociedad madrileña (al menos la clase baja) de la primera etapa del franquismo, tanto en sus usos y costumbres, como, de forma magistral, en su forma de hablar y expresarse.

El libro contiene no pocos episodios de denuncia social y vista hoy en día resulta increíble que ciertos pasajes lograran burlar la censura. Tal vez el más evidente sea la actitud contestataria ante la pareja de guardias civiles, pero no es ni mucho menos el único.

Y a todo esto hay que sumarle el maravilloso personaje de Coca-Coña, un lisiado con un gracejo especial.

Obra maestra de la literatura en español.

El libro lleva el nombre de un río que pasa por Madrid. Es probable que este relato representaba en 1955 algo nuevo, una corriente nueva, algo desenfadada en la España post Guerra Civil.
Es el relato de un domingo caluroso donde un grupo de amigos de ambos sexos se bañan en el Jarama. Son muchos personajes con preocupaciones diferentes y un diálogo informal. Se reúnen en un merendero tenido por Mauricio, su mujer e hija. A esta taberna en el camino llega gente de paso o gente del lugar y con los diálogos se aprenden detalles de la vida de cada cual.

Me pareció denodado de interés, además que escrito en un castellano algo dialectal para la época.
El bello día dominguero en las rivas del Jarama terminará en un drama.

Como ya habréis leído en la sinopsis, tenemos ante nosotros la historia de un domingo cualquiera en las inmediaciones del río Jarama. Once amigos de Madrid deciden aprovechar el día bañándose allí mientras disfrutan del campo. Ferlosio se integra de lleno en lo que se denominaría objetivismo de los años cincuenta, es decir, mostrarnos la trama tal y como es, objetivamente, sin adentrarse como narrador que opina; él nos deja la información y somos nosotros, los lectores, quienes tenemos la libertad de pensar de tal o cual manera de cada personaje y acción. Una de las características de esta corriente literaria es la inmensidad de diálogos, podría decir sin riesgo a equivocarme que el 90% de la novela son diálogos. Además, son conversaciones perfectamente adaptadas a los tipos de personajes (que no son pocos) y situaciones en las que se encuentran; la verdad es que son una maravilla, muy creíbles y acertadas. Entre el rigor objetivo, los diálogos realistas y las situaciones tan cotidianas que podemos leer a lo largo de todo el libro, da la sensación de haber cortado un trozo de dieciséis horas en el Jarama y haberlo plasmado tal cual en el papel. En serio, es una pasada y no solo por lo bien redactado que está sino porque engancha. No sé cómo ni en qué momento me pasó pero, sí, acabé sintiendo esa imperiosa necesidad de leer y leer sin parar. Es que no sé cómo explicarlo porque realmente no sucede nada trascendental o brusco hasta la tercera parte de la novela, ¿será el carisma de ciertos personajes o sus conversaciones chorras? A saber.
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