La última decisión

Aunque la historia resulta bastante rocambolesca y por momentos complicada de seguir, acaba resultando entretenida.
El ex profesor de la universidad de Westminster y escritor de poco éxito, William Crowley, ve como su vida cambia al ser acusado de acoso y posteriormente sospechoso del asesinato de un ex alumno. Un desconocido le ofrece cambiar su vida y desaparecer haciéndose pasar por el protagonista de sus novelas. Paralelamente a una camarera de Las Vegas, Rebeca Dawson, le ofrecen dar un giro total a su vida con la única condición de cambiar de ciudad cada mes. A pesar de lo extraño de la propuesta decide aceptar.
A partir de estas premisas surgen evidentes preguntas ¿qué relación hay entre William y Rebeca?¿quién está detrás de este misterioso «juego»?
Poco a poco vamos descubriendo personajes y situaciones increíbles que nos van metiendo en una historia de la que cuesta ver un posible final y en parte apiadarnos de los dos protagonistas que recorrerán medio mundo y a los que no vemos como pueden resolver satisfactoriamente el lío en que se han metido.
Como dije al principio a pesar de que la historia es muy complicada y por momentos se hace confusa merece la pena continuarla hasta el final así que la recomendaré, siempre procuro acabar los libros que empiezo y en este caso fue un acierto así que a los que se pongan con él, denle una oportunidad se llevarán más de una sorpresa.

Me resultó una novela difícil de leer, porque combina muchos personajes con una trama siniestra de grandes intereses que se desarrolla en tiempos prolongados, sin importar los costos, ni financieros ni de sentimientos.
Algunos personajes tienen incluso los mismos "ideales" sobre los mismos bienes y a veces se confunden entre ellos.
Tiene lugar en distintos puntos geográficos, distantes entre sí, incluso internacionales, por los que se desplazan, concretando citas sin punto fijo, que se concretarán o no.
Hay varias muertes, todas muy trágicas, pero los "buenos" son inmortales, no importa los métodos aplicados.
Un placer acabarlo, porque no me di por vencida.