Es una historia corta de encuentros y desencuentros, equívocos. Es ligera, fácil de leer, pero un poco superficial la trama o como están hilvanadas las acciones. El plan de la abuelita no tiene ni pies ni cabeza y más si ya logro que el nieto fuera a Ámsterdam (sin spoliers) y la chica… vaya, no es por puritana, pero la psicología de esa chica es contradictoria. Lo peor de todo es el amor instantáneo como el Nescafé. Algunas incongruencias en la historia, hacen a la novela poco pulida, con un estilo que debe depurarse aún más. Me parece loable el esfuerzo que hace la autora por el “felices para siempre”. |