-¿De dónde salió eso? ¿Por qué… por qué pintaría alguien algo semejante? ¡Esa cara! -Sus palabras resonaron en el salón y rebotaron de vuelta hacia ella. Helen se estremeció. -Llévatelo de aquí, Helen. ¿Dónde demonios lo encontraste? Los labios de Helen temblaban. -Aquí, señora. Aquí mismo, esta mañana. |