Sally y la princesa de hojalata

Bien, el cuarto y último tomo de la saga, en este sinceramente creo que al autor se le fue la olla completamente, ya que la trama es bastante absurda.

La pequeña Adelaide, aquella pilla que salió en el primer libro la tenemos aquí convertida en toda una princesa... Rudolf el principe de un país lejano, se enamoró de ella y decide salvarla de todo mal, así que decidió casarse con ella.
El país sufre una pequeña rebelión, pero eso no es nada, cuando el padre del principe muere, y es coronado rey, Adelaide al no saber protocolo y ni tan siquiera alemán, se llevará a Becky una cría que irá con ellos, y que justamente oh sorpresa es de ese país...
En esta historia Sally apenas sale, toda la acción se basa en la aburrida niña pobre y en Jim, que no ha podido olvidarla y la seguirá fiel.

Este libro, se me hizo eterno, me cansaba casi todo, no hay acción, y la única que existe, como el tercero, es en el final y se produce tan abruptamente que apenas me enteré de gran cosa, ya que la forma de narrarlo fue más bien chapucera, no sé si lo escribió el autor, o si estaba cansado ya de las aventuras de Sally y por eso decidió matar al personaje, hablo de forma figurada, ya que desde el tercero las cosas no cuadran y decae un poco, y ya en este, ha sido una tomadura de pelo.
Una verdadera lastima ya que después de un debut excepcional, con una ambientación fantástica el autor nos lleva a un sopor extremo en los volúmenes siguientes.
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