Lo empecé a leer muy emocionada pero esa emoción se fue diluyendo. Si bien el narrador me pareció muy divertido, se fue haciendo cansada la situación para mí. Me gustó la incorporación de los personajes secundarios, especialmente Marianela: una niña que en lugar de echarse al drama como el protagonista, se pone a ver el lado práctico del asunto y lo apoya.
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