Los años de experiencia que llevaba a sus espaldas le habían enseñado que bienaventurados son quienes no esperan nada, pues así no se decepcionan.
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Los años de experiencia que llevaba a sus espaldas le habían enseñado que bienaventurados son quienes no esperan nada, pues así no se decepcionan.
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Desde mi asiento tenía una vista espléndida del atardecer al otro lado del lago. Si hablamos de las cosas por separado, Wyoming no tiene nada de especial. En conjunto, es absolutamente hermoso y al amanecer y al atardecer «los cielos proclaman la gloria de Dios».
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De allá me han llegado algunas cartas deliciosas, lo que confirma lo que siempre he dicho, que soy una mujer sumamente afortunada por encontrarme con gente encantadora de verdad y por tener esa experiencias realmente positivas.
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Ojalá pudiera usted dormir alguna vez en una cama como la que disfrutamos aquella noche. era suave firme a la vez, con esa fragancia limpia y aromática del pino. el calor de nuestra fogata había penetrado y estábamos más calentitas que una tostada. qué gusto poder estirarse y descansar. no hacía más que pensar cuan superior era hora por haberme atrevido a emprender semejante excursión, mientras tantas pobres mujeres de Denver doblaban el lomo por veinte céntimos la hora y poder ahorrar un cuarto para ir a la «función».
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Yo creo firmemente en la risa. Soy realmente supersticiosa al respecto. Creo que si la Mala Suerte se cruzara en mi camino, pondría pies en polvorosa si alguien se riera en su cara estrepitosamente.
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✒️«Está claro que estoy hecha de pasta dura, pero todos los que lo intentan saben que la fortaleza y el conocimiento vienen con la práctica. Me encanta experimentar, trabajar y demostrar cosas, así que para esta vida de rancho, con todas sus asperezas, es para lo que valgo».
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[…] a mí lo único que me preocupan son los batallones de mujeres cansadas, preocupadas, a veces con frío y con hambre, muertas de miedo de perder sus trabajos, que podrían disponer de comida a montones y de buenas hogueras con solo recoger leña y de casas acogedoras de su propiedad si tuvieran el coraje y la voluntad de conseguirlo.
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[…] bienaventurados son quienes no esperan nada, pues así no se decepcionan.
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Dice que le gustan las palabras poco comunes, pues dan distinción a la conversación.
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¡Pobre muchacho! Al darse cuenta de que su muerte estaba próxima, todos sus pensamientos fueron para su madre.
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises