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Es el tercer libro que leo de Natasha Preston y son, bueno, meh... Pero, no sé, a mí la literatura juvenil me gusta y me engancha porque se lee muy rápido ( este libro me ha durado un día) y estos en concreto, pese a ser malillos, me dan pie a querer terminar la lectura y conocer su desenlace, que en la mayoría de los casos, se averigua bastante antes de llegar al final. En fin, que son novelas no muy bien escritas, con algunas cosas infumables y surrealistas en algunos casos, como por ejemplo, en este en concreto, que a las pocas páginas ya empiezan a sospechar de alguien y a atar cabos (como si eso en la vida real fuese tan fácil), pero que por lo que sea, de vez en cuando, a mí me gusta leer. Nuestra protagonista vive con 5 amigxs más en la misma casa. Todxs se llevan bien, tienen muy buen rollo entre ellxs y son felices, hasta que reciben el primer "anónimo" dirigido a uno de ellos. Lo típico de no darle la mayor importancia (bueno, ninguno de los 5, excepto la prota que se vuelve paranoica) hasta que éste aparece muerto. Aquí se van sucediendo una serie de asesinatos unidos a anónimos que los tendrán sumergidos en la peor de sus pesadillas. A esto hay que sumarle la tarea de un equipo de policías cuya labor deja mucho que desear en el libro. Si quieres pasar un rato entretenida, ir medio riéndote en según qué cosas y con un poco de intriga en otras, no lo dudes. De hecho, pienso lo mismo de sus dos anteriores libros, y aún así, sigo leyéndola. |
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