En esta ocasión, Terry Pratchett hace una sátira al mundo del cine y a sus comienzos introduciendo en el Mundodisco la tecnología necesaria para realizar películas, inventada por los alquimistas de Ankh Morpork, claro está. Y como todo acontecimiento que tiene lugar en este mundo, termina de una forma bastante mala: con la casi destrucción de todo lo que existe. Pratchett vuelve a lograr enganchar al lector gracias a su lenguaje cuidado y a su sentido del humor realizando una obra que en un principio parece complicada y sin mucha continuidad pero que termina siendo una delicia para cualquier amante de la fantasía. |