Alsino

Alsino es un librito hermoso, un "poema novelado" según su propio autor. Es una historia amable, casi como un cuento infantil, tratado con un lenguaje poético, que convierte en belleza todo lo que toca. No es una novela normal, y no puede ser leída como una novela normal.


Pedro Prado, su autor, fue un poeta relevante, considerado un maestro del soneto. Y él mismo cuenta que, paseando con sus hijos, los niños vieron a un niño con una enorme joroba, y preguntaron a papá qué le pasaba. El padre, que no quiso dar explicaciones dolorosas, inventó decirles "tiene alas". Y desde entonces los pequeños no pararon de preguntar cosas: ¿puede cantar como los pájaros? ¿qué come? ¿como le salieron las alas? Y cada noche, nos cuenta don Pedro, él les inventaba las historias del jorobadito a sus hijos... hasta que decidió escribirlas.


Alsino es la historia de un niño campesino y huérfano, que quiere volar más que nada en el mundo. Y loco por los aires, se sube a los árboles más altos para sentir su altura... hasta que se cae de muy arriba y se arruina la espalda. Con una enorme joroba, huye de casa de la vieja que lo cuida, y comienza a sentir, como una bendita locura, que tiene alas. ¡Alas! Alsino prueba a volar, hijo de la naturaleza, y descubre la belleza de ser aéreo, de viajar por el aire.


Pero si la naturaleza es generosa con él, la sociedad no lo será. Detenido por ratero injustamente, le recortan las alas, y tratan de negociar con su maravillosa anatomía. Alsino se enamorará, pero no puede encajar tampoco con una mujer... ¿qué pareja sería esa, la de un hombre que sale volando y una mujer que sólo lo puede esperar? Confundido con un ángel y con un demonio, amado por una jovencita posesiva que lo quiere sólo para ella, y terminará dañándolo, Alsino no puede vivir con sus iguales... en realidad, no puede porque no tiene iguales. Él es especial.


Fruto de la naturaleza como es, terminará en compañía de las aves, que lo quieren con humildad. Pero tampoco es un ave, Alsino, y su destino será el aire, el aire siempre, como un Ícaro inocente y bondadoso.


Dotado de un lenguaje particularmente hermoso, no debiéramos acercarnos a Alsino esperando sorpresas, giros en la trama, ni siquiera coherencia total (hay episodios que no terminan de encajar, como la apresurada muerte de la vieja que lo crió). Es un libro al que entrar para disfrutar de las hermosas imágenes, para escuchar una fábula dulce y amable, como la oían los hijos de Pedro Prado, frente a la chimenea, antes de dormir.


[Nota insoslayable: lo que voy a añadir es tremendamente discordante, y no sé cómo plantearlo que no sea en una nota como ésta. Pero tampoco es posible dejar pasar que en esta dulce historia escrita en 1920, y muy bellamente narrada, se cuenta el despertar de la sexualidad de Alsino. Y ese despertar, con una muchacha luminosa e inconsciente, que ve a Alsino con alas y al huir se golpea la cabeza en un árbol, hoy sólo podríamos llamarle violación. al lector actual le chocará muchísimo la escena, pero para la sensibilidad de la época resultaba una forma fina de desarrollar al personaje, imagino. Hoy resulta totalmente inaceptable, y qué bueno que sea así, de modo que por muy amable que sea el libro, debe ser leído críticamente, atendiendo a la cultura machista de la época.]