Todo lo que encontré

¡Hola a todos!

Hoy vengo con la reseña de Todo lo que encontré, la segunda entrega de la bilogía Una caja de discos viejos y unas gafas de sol de 1964 de Cristina Prada que llega a nuestras manos en papel de la mano del sello Booket de Planeta.

Si todavía no conocéis de que va esta historia pasaos por la reseña de Todo lo que perdí, la primera entrega de esta bilogía.

Comenzamos donde lo dejamos en el primer libro. Cande está destrozada, justo cuando acaba de escuchar las dos palabras más había ansiado escuchar, un «te quiero» de los labios de Sergio, Estela le anuncia que éste es su prometido. Con el corazón roto en mil pedazos y sin saber que hacer ahora con su vida, Cande accede a ser la novia de Marcos para alejarse, marcar distancia y olvidar lo que hubiera podido ser.

No os cuento más porque sería destripároslo, pero los personajes empezarán un personal tira y afloja, un peculiar sí pero no, que los llevarán a cometer varias estupideces durante la historia.

No me gustan las personas que usan a otras personas y eso mismo es lo que hace Cande con Marcos, algo que como personaje hace que me caiga bastante mal, si a eso le sumamos el comportamiento infantil de ambos protagonistas, vamos que puedo aseguraros que estos dos no van a pasar a la memoria de mis favoritos literarios.

Durante el desarrollo de la trama iremos viendo el proceso evolutivo de ambos personajes, pero ojo, no echéis las campanas al vuelo, que no será de un momento para otro, es todo muy lento y progresivo.

En cuanto a los personajes, Cande más o menos, puede tener como excusa su inexperiencia y juventud para explicar sus errores, pero Sergio... ¿qué narices?, es un hombre hecho y derecho que se comporta como un adolescente; que te veo quedando con otro chico, pues nada voy y te restriego lo que más te duele por la cara, que me entero que tienes una cita, yo te entierro en trabajo para que no puedas acudir, sí señor, muy maduro todo.

Al contrario que en el anterior libro en el que la narración transcurría a cargo de Cande, en este libro tendremos la narración del punto de vista de ambos personajes, aunque el punto de vista de Cande tendrá mayor presencia/protagonismo que el de Sergio.

La historia es como un culebrón que te atrapa. Un continuo tira y afloja entre ambos lleno de errores y cuando tienen ocasión de solucionar las cosas y enderezarlas, comenten un nuevo error tras otro. Llega un momento que toda la situación entre Cande y Marcos es tan surrealista que te dan ganas de echarte a llorar. Si la autora ha querido reflejar una relación insana con dos tarados emocionales, infantiles e inestables debo decir que chapó, lo ha echo de lujo.

Aún así la historia te atrapa y no te deja parar de leer hasta llegar al final, a pesar de las ganas de dar un par de collejas a ambos protagonistas, la autora te mantiene pegada a las páginas para saber como se solventarán tantos encontronazos y malos entendidos entre ambos y saber si tendrán o no su happy end.
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