Belleza roja

“La belleza es roja como un cuenco de cerezas”, así empieza y así termina “Belleza roja”. Una historia contada al más puro estilo de enigma clásico. Seis sospechosos durante una cena en un jardín, y un cadáver. Lo de menos, el cadáver. Pasan por delante de las páginas de esta novela coral personajes marcados todos ellos por la culpa: “La culpa era un gusano que te iba royendo poquito a poco. Comiéndolo todo. Provocando un vacío dentro que no se podría llenar jamás”. Son personajes, todos ellos, imperfectos, rotos, inmersos en relaciones tóxicas, enfermizas, destructivas. Hay hechos, decisiones o acciones que ocurren o se toman y, a partir de ese momento, nada vuelve a ser lo mismo. Todo cambia y no hay vuelta atrás. Eso es la literatura, y también la vida. No he podido sentir empatía por ninguno de ellos, pero ha sido por mí. Los personajes estaban muy bien perfilados pero sus características, sus traumas, sus culpas eran incompatibles con mi empatía. Más de una vez he estado a punto de gritarles a todos que salieran de dónde y de con quién estaban sin mirar atrás. Especialmente repulsivo me ha resultado uno de los personajes femeninos, quizás por mi condición de mujer. Y otros tres personajes masculinos, también por mi misma condición. Hay tensión sexual no resuelta, a lo largo de gran parte de la historia, y por parte de varios personajes, que se va sumando a la carga de energía que arrastramos desde el inicio. Así que ya llegamos cargaditos cuando desembocamos en un final muy bien resuelto, que recuerda mucho, en elegancia, a Agatha Christie.
Como dato negativo, a destacar, diría que me ha resultado muy poco creíble cierto manejo de la investigación y de falta de recursos totalmente inherentes a la escena del crimen. No quiero resultar más clara para no destripar nada, pero es lo primero que hace la policía al llegar y aquí, en una novela que transcurre en 2017, ni lo mencionan ni lo realizan.
Me ha gustado mucho, me ha resultado amena, con intriga y, me he reído, a mi pesar, con alguna de las frases del detective Abad. Éste, de testosterona también va cargadito. del que sin spoilers y con cariño, le dejo un mensaje a Barroso: Corre, Ana, corre