Escritas uniendo el rigor periodístico con el respeto absoluto a todas las partes implicadas, y ambas cosas unidas a un ritmo narrativo trepidante, estas diez historias desafían la credibilidad del lector, mostrando una vez más que la realidad va siempre varios pasos por delante de la ficción y que, por tanto, cualquier argumento que nos encontremos en una novela policíaca es, por inverosímil y enrevesado que se antoje, susceptible de quedarse corto frente a lo que nos depara el mundo de los hechos. Porta indaga en muestras de los más abyectos comportamientos con el objetivo final de no olvidar a las víctimas directas ni la onda expansiva de dolor que acarrea su ausencia, y de reconocer el esfuerzo previo de todos aquellos que lucharon para que se hiciera justicia.
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