En sus tres años con el MI6, Sídney ya se ha colgado de un acantilado, ha atravesado la superficie de un estanque congelado, se ha quemado las cejas en más de una ocasión y ha corrido por el techo de un tren de pasajeros que se movía a toda velocidad mientras cargaba un explosivo elaborado por ella. Una vez incluso esquivó a la policía secreta escondiéndose en las alcantarillas.