Cartas a una extraña

Alucinada, así me ha dejado Mercedes con esta novela.
La historia es muy buena, y te engancha tanto, tanto, tanto desde el primero capítulo que no podía dejar de leer. Cada rato que tenía libre, aunque fueran 5 minutos no podía dejar de leer. Además de que continuamente tenía en mente la historia y el que pasaría.
Misterios y secretos muy bien hilados y escondidos que vamos descubriendo en su momento justo, de tal manera, que al ser poco a poco, puedes jugar a adivinar, a pensar en que pasará, y te mantiene continuamente la incertidumbre, ese gusanillo, que hace que estés enganchada.

¡Hola mis queridos/as Lectores/as! :D ¿Cómo estáis?

Hoy por fin puedo anunciaros que... ¡Os traigo la reseña del libro prometido! :D :D :D Sí, así es, después de muchas idas y venidas, de trabajos, exámenes, problemas familiares y personales, lo he logrado, he terminado con esta lectura. :)

En primer lugar, me gustaría agradecerle a su autora, a Mercedes, el ejemplar de su libro que ha sido una lectura sorprendente y adictiva. También agradecerle su infinita paciencia y comprensión.

Leer "Cartas a una extraña" para mí ha sido todo un descubrimiento, ya que pensaba que, por el título, sería un libro de temática amorosa, pero sin embargo, me he encontrado con un libro sorprendente e innovador. Además, me gustaría destacar que esta obra quedó finalista el Concurso Indie de Amazon en 2015.

El libro arranca con el regreso de Berta a Madrid, de donde huyó en su adolescencia, para dejar atrás el férreo dominio de su madre, Doña Alberta y buscar una nueva vida en Londres. El motivo de su regreso a España es la muerte de su madre y alguien tiene que hacerse cargo de la hacienda y el patrimonio familiar. Su hermana no está allí para recibirla y la única persona que la recibe con los brazos abiertos es su vieja tata Teresa, la mujer que sirvió y obedeció a su madre desde antes de que Berta naciera y que ella la considera como una madre.

Mientras Berta trata de poner un poco de orden entre las propiedades de Doña Alberta, Teresa se muestra reticente a revelarle información y en muchos casos, la oculta de manera intencionada y te hace sospechar sobre ella, así que es la propia Berta la que decide enfrentarse sola a los hechos, empezando por el desván. Allí, entre trastos viejos y cajas polvorientas, encontrará un conjunto de cartas sin abrir dirigidas a su hermana Yolanda, escritas por Saúl, su amante.

Ante este nuevo descubrimiento y por la magnitud del asunto, Berta decide contratar a un detective, Alfonso, para que le ayude a descubrir misterios del pasado de su familia y por qué estas cartas nunca llegaron a su destinataria.

He de decir, que el libro conjuga muchos géneros en sí mismo y que en algunas ocasiones me ha desconcertado y me ha hecho desconfiar y sospechar de algunos personajes, pero también, en algunos casos, me he quedado esperando conocer más en profundidad a otros. En el libro predomina la temática amorosa y las intrigas familiares, tanto destaca este último género que si no fuera por el componente amoroso, bien podría tratarse de un libro de temática policial.

Sin embargo, tras la conclusión de esta novela, cabe destacar que pese a la intrincada historia familiar, plagada de misterio, amor, odio y celos, lo que realmente he percibido yo, es del enorme y peligroso poder que puede llegar a tener una mujer para manejar al resto de personas como meras marionetas, mediante el arte del engaño, dado que en mi opinión, hay que ser muy supérflua y fríbola para llegar al nivel de Doña Alberta y Yolanda, no sabría decir cuál de las dos es más rebuscada.

Pero ante todo, fuera de artimañas amorosas y de intrigas familiares, "Cartas a una Extraña" es una novela que te engancha y te incita a seguir leyendo gracias a la cuidada prosa de la autora.
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En Cartas a una extraña, la autora nos introduce en una historia donde la naftalina y las vivencias no resueltas impregnan toda la novela... conoceremos la historia de Berta, sus experiencias, sus pensamientos, sus razones.

Berta ha necesitado quince años para volver a su casa, los transcurridos desde que salió por la puerta hasta su vuelta, cuando muere su madre. Durante estos quince años se ha forjado una mujer fuerte e independiente, con grandes responsabilidades que ella asume como algo natural. Cuando vuelve a su casa familiar, su madre, doña Alberta, matriarca y eje direccional de la familia, ha desaparecido físicamente de la escena, pero de alguna manera se sigue percibiendo tan real como cuando existía y manejaba todas las vidas y rincones de la casa. Esto, que en principio podría parecer una liberación para Berta porque por fin podría ser capaz de clausurar una etapa que ha marcado toda su vida, al final representa todo lo contrario, pues en cuanto cruza el umbral de la casa familiar, los olores y sonidos empiezan a resquebrajar toda su pátina y la seguridad que ha acumulado durante los últimos quince años. Todos los recuerdos, los silencios y las razones afloran con mayor o menor intensidad, y Berta, a través de su monólogo interior, nos lo transmite con ese lenguaje lento, cuidado e introspectivo que Mercedes Pinto ha tejido para ella.

Quince años son muchos años. Berta ha abierto su caja de Pandora, y le está permitido acceder a todas las dependencias y rincones de la casa, lo que en principio puede parecer un afán de curiosidad y posesión. Pero ahora que es libre y no hay restricciones, ahora que por fin todo puede parecer que le pertenece, que tiene todas las piezas en sus manos y que todas las cerraduras se le han roto... ahora empiezan todas sus incertidumbres, sus dudas, sus pesadillas, porque todo lo anterior tiene un peaje y debe enfrentarse a la posibilidad o imposibilidad de asumir la historia y los misterios de la familia. Y puede que estos sean tan duros y oscuros que de alguna manera entienda las antiguas prohibiciones y restricciones, porque estas le protegían de una realidad cruda y cruel que, si la conoce, quizás le produzca un daño imposible de asumir.

Berta fue una niña que creció sin cariño, sin amor, sin comprensión maternal. Nunca supo el lugar que ocupaba en su familia, y por ello, de alguna manera, y después de quince años, quiere ocupar ese lugar. Cartas a una extraña es una novela melancólica, intimista y psicológica, en la que nuestra protagonista necesita saber y entender qué lugar ocupaba en ese universo cerrado y claustrofóbico que encerraba su hogar familiar. Todo este proceso requiere un tiempo, y por eso nuestra autora utiliza una narración lenta, cuidada y repetitiva, donde el monólogo interior prima sobre todo lo demás, donde los vínculos con el pasado son reforzados cada día a través del afloramiento de sus recuerdos y sensaciones, así como de otros descubrimientos. El título de la novela, Cartas a una extraña, supongo que se deriva de unas cartas que Berta encuentra y que están dirigidas a una persona concreta, no a una extraña; pero ella, en su necesidad de aceptación, se apodera de su historia asumiendo al final que son suyas (a mi entender no lo son para nada, tenían un destinatario concreto que no era nuestra protagonista).

En todas las familias hay secretos, y en esta además también hay esqueletos que recuerdan o vuelven para terminar o cerrar los asuntos inconclusos. Esto representa la parte de misterio y suspense de la novela; en general puede parecer que los misterios no son tan importantes para la trama, que no representan el eje principal de la novela. Pueden ser su razón de ser, pero conforme vamos leyendo no nos interesa resolver los misterios, lo que tenemos curiosidad por descubrir son las razones. al final toda la maraña de impresiones y sensaciones que ocupan los pensamientos de Berta hace que en ciertos momentos de la lectura se nos olvide el misterio, y nos perdamos en los pensamientos y enamoramientos de nuestra protagonista.

El final, a mi entender, es el adecuado. de alguna manera resolvemos los misterios, aunque muchos otros asuntos se quedan inconclusos. Estos episodios no cerrados están acordes con la manera de proceder y dirigirse de Berta; toda su melancolía, introspección e intimismo y, en definitiva, todo su monólogo interior, no podían resolverse en la últimas páginas. El balance del libro es el precio psicológico que ha pagado Berta al volver a su casa, abrir su caja de Pandora y los misterios que encierra. Estos son fáciles de intuir a lo largo de la lectura y, aunque no dejan de ser tremendos, pierden algo de relevancia porque el intimismo y la melancolía diluyen todo el suspense.
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Esta novela de tintes románticos tiene como eje central a Berta, quien regresa a la casa familiar tras la muerte de su madre, un ser devastador que no supo dar a sus hijas el amor y el afecto que a una madre se le presupone. Más bien convirtió la infancia de Berta en una época oscura, difícil de olvidar, pero más difícil aún de recordar.

Cuando acude a la casa, la tata de toda la vida, la que le dio el cariño que no supo darle quien estaba obligada por ley de sangre a hacerlo, le atiende en los quehaceres diarios entrando y saliendo de la casa a su antojo, como siempre lo había hecho. Sin embargo, cuando Berta le realiza ciertas preguntas sobre algunos misterios familiares que va descubriendo, la vieja mujer se muestra esquiva en sus respuestas. Esto pone en alerta a nuestra protagonista, quien decide comenzar a investigar por su cuenta.

En el desván, Berta encuentra en un cajón, bajo llave, unas cartas que nunca fueron abiertas ni entregadas a su destinataria. Alguien las ha guardado en un perfecto orden cronológico. Berta decide comenzar a leerlas respetando las fechas, a pesar de que la curiosidad y las dudas le tientan en ocasiones a saltarse algunas de ellas para saber cuál es el final de la historia que a través de su lectura se va conformando. En esas cartas descubrirá secretos, mucho sufrimiento y sobre todo, el amor que jamás creyó que conocería.

La escritora te va llevando de manera ágil por una historia que tiene todos los ingredientes para engancharte, detectives (Berta contrata uno para que le ayude a desenmarañar su propia historia), asesinatos, intrigas familiares, amor...

La novela me ha resultado muy entretenida, la autora ha sabido ir dejando un pequeño reguero de sospechas e indicios que incitan al lector a continuar, sin darse casi cuenta, hasta el final.

Aun así, debo confesar que las partes donde se muestran las epístolas me han supuesto un pequeño esfuerzo, pues me han resultado algo repetitivas. Sin embargo, es una obra que mezcla el romanticismo más clásico con la intriga más actual dando como resultado una obra notable.

Bueno, la historia empieza muy bien, con muchos misterios encontrados por nuestra protagonista y unas cartas con las que empieza a averiguar el pasado; hasta ahí todo muy bien. Sin embargo, en las últimas páginas la cosa se tuerce, no sé cómo pero pasan unas cosas inexplicables (al menos para mí) y en pocas líneas, sin entrar en detalles prácticamente se resuelven los misterios. Sé que hay una segunda parte pero, quizás lea parte y no ahora, por ver si desarrolla más este final que me ha dejado ojiplática.

El primer libro que leo de Mercedes Pinto M y me ha ENCANTADO.
Es un libro que te atrapa desde la primera página, vas pasando capítulos y capítulos sin que te des cuenta. Es una historia de amor muy atípica, una historia muy muy emotiva.
Además de la parte romántica tiene su parte principal de suspense, en la que te tiene en ascuas.
Es una historia no concluída, la autora está acanbando la segunda parte, que estoy deseando leer .

Nunca me había parado a mirar más de una vez esta novela a pesar de que la veía de forma recurrente por las redes sociales. No es ni mucho menos la primera ni la única novela de la autora, pero no me había fijado en el nombre de la autora hasta este último año en que publicó su último libro. Y después la relacioné con esta historia cuando me propusieron leerla desde la editorial. Ha sido una buena lectura, me ha mantenido enganchada casi desde los primeros capítulos y pese a que tenga algunas cosas que me han rechinado un poco, son aspectos salvables porque el conjunto es lo que al final cuenta.

Cartas a una extraña ya lleva muchas pistas en el título acerca de lo que contiene en su interior. La susodicha “extraña” se llama Berta y es la protagonista narradora en primera persona que nos relata su vuelta a España con motivo del fallecimiento de su madre Alberta, después de haber logrado brillar con luz propia en Londres, triunfando con su propio negocio, segura de sí misma y con las ideas muy claras: dejar en orden el testamento y la herencia de su madre y volver cuanto antes a su vida. Es decir, ella misma es una extraña para sí misma porque durante 15 años ha tratado de olvidar por completo lo oscura e insana que era su existencia cuando vivía con su madre y su hermana Yolanda en Madrid. La primera, una mujer cruel, dictadora en su propia casa, sin empatía por sus hijas con las que nunca ha tenido una palabra amable; mientras que la segunda, la hermana mayor de Berta, se refugia en su cinismo y su egoísmo para sobrevivir a su manera durante su adolescencia a una mujer a la que cada vez se parece más. En medio de todo, Berta ha tenido que hacerse a sí misma contando con la ayuda de Teresa, la única de la que ha recibido cariño y amabilidad.

En general, un drama familiar que se va desenredando poco a poco y que alcanza dimensiones que no os imagináis porque todo se va volviendo más y más turbio a medida que Berta va conociendo más datos sobre su pasado gracias a Alfonso, el detective que decide contratar para limpiar el nombre de Saúl, el misterioso chico de las cartas de amor que nunca llegaron a su verdadera destinataria y que dan sentido a la otra parte del título. Aquí es donde thriller y romance se unen, porque tras la investigación de una desaparición/asesinato (no se sabe) del pasado de Berta siempre está el mismo nombre, Saúl. Berta decide darle el beneficio de la duda, y puesto que la policía archivó el caso en su momento, ella misma decide costear una investigación privada que empieza a darle más información de la que hubiera querido saber.

Sin embargo, una de las cosas que para nada me ha resultado creíble es la parte romántica a través de las cartas. Entendedme, no porque no crea que alguien se pueda enamorar de esa forma, leyendo simples cartas (que también de forma unidireccional me parece demasiado novelizado e ideal) sino básicamente por el tiempo en el que ocurre esto. Si tenemos en cuenta que toda la novela transcurre en unos 20 días y que la primera carta que lee Berta es a la semana de llegar, calculad el tiempo que tarda en surgir el amor (además, sólo por una de las partes porque Berta sólo lee, no recibe ni escribe, como ya predice el propio título de la novela). Claro que no me puedo quejar de instalove por motivos obvios, pero si a primera vista me parece precitado, también lo es a quinta carta.

Por otra parte, otro de los puntos más flojitos que le he visto al libro es el final tan precipitado que tiene la trama detectivesca. Si tenemos en cuenta que el motor de la historia es precisamente la investigación de varias desapariciones, posibles asesinatos y demás misterios que rodean a la familia de Berta, cuando llega la hora de la verdad, de resolver todo eso de forma que nos impacte, en lo único en lo que se centran las últimas páginas es en concederle a la protagonista (posible spoiler→) su momentito romanticón con el chico de sus pensamientos epistolares (←fin del posible spoiler), es decir, un final demasiado edulcorado a la desesperada, demasiado idealizado para lo realista que es el resto de la novela, de forma que la resolución del caso se ventila en apenas un par de párrafos, como quien dice. Teniendo en cuenta la crudeza del caso que rodea la trama, me parece un poco pasado por encima, por no hablar además de que es lo que me mantenía leyendo ya que la historia de amor, a mí sin más.

Salvando este par de puntos negativos, por encima de todo eso sobresale la calidad que desprende Mercedes Pinto al escribir. La historia que va narrando Berta en primera persona es panorámica desde la primera página. Es verdad que la novela está algo engrosada innecesariamente, porque calculo que unas 50 páginas se limitan a repetir una y otra vez cosas que ya sabemos casi desde los primeros capítulos y que son los acontecimientos que giran en torno a la difícil infancia de Berta, completamente ensombrecida por su tiránica madre y su egocéntrica hermana. Esta idea vuelve una y otra vez, desglosada de diferentes maneras en los pensamientos narrados de Berta y no suman nada a la trama. Pero como digo, es un placer leer a Mercedes, así que tampoco podría decir que me han sobrado todas esas páginas porque he disfrutado leyéndolas todas.

Reconozco que cuando empecé a leer no sabía que en realidad se trata de una bilogía, pero tras acabar de leer esta primera parte, creo sinceramente que se puede tomar como una novela autoconclusiva, pero que conste que digo esto sin tener ni idea de qué puede ir la segunda parte (quizás sea una forma de redondear algunos cabos que no es que queden sueltos en esta, pero que sí son hilos de los que se pueden tirar para alargar la construcción tanto de la historia familiar como de los personajes principales). En cualquier caso, tanto si sigo leyendo la continuación como si no, creo que es una historia que ha merecido mucho la pena conocer porque me deja buen sabor de boca y las ganas de seguir leyendo algo más de esta autora.

En general, me ha sorprendido gratamente porque no esperaba una historia como la que me he encontrado, si bien tampoco es que fuera con ninguna expectativa pero me había hecho otra idea al ver esta novela por las redes sociales. Y ha sido mucho mejor que lo que yo tenía en mente aunque haya tenido sus más y sus menos. Pero si algo tengo que recomendar después de leer esta novela es a Mercedes Pinto Maldonado, sin dudarlo. Su prosa es experta y envolvente y creo que podría haberle dado a la historia el tono que hubiera querido sin que la calidad narrativa hubiera mermado. En el caso de la trama puede que me hayan fallado o sobrado algunas cosillas, pero como he dicho, la prosa ha salvado ese obstáculo y he disfrutado todas y cada una de las subtramas de esta novela detectivesca de corte romántico. Una recomendación para cualquier lector@ que disfrute de ambos géneros.
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