El tiempo de las moscas

He canjeado mi premio de Reseñan Sancho por este maravilloso libro (gracias de nuevo) y la elección ha sido perfecta, porque no se puede escribir mejor. O sí, pero pocas personas lo hacen tan bien, cuentan una historia tan completa, tan compleja, desde un compendio total de emociones mientras la narradora protagonista aparenta cierta impasibilidad que se transforma en exaltación cuando la vida la pone a prueba una vez más.

El tiempo de las moscas es la continuación de Tuya, pero no hace falta haberla leído porque las conversaciones que mantienen Inés y la Manca nos sitúan en lo que ocurrió años antes. Ambas son perdedoras, ambas exconvictas, las dos disfrutan ahora de una libertad relativa y son capaces de salir adelante con MMM, control inofensivo de plagas. Una paradoja, pues la asesina de la amante de su marido es incapaz de matar una mosca (¿metáfora?) e intenta eliminar las plagas del resto de insectos causándoles una muerte sin demasiados sufrimientos y sin dañar el ambiente o a quienes viven en él.

¿Hasta dónde ha de soportar una mujer para que pueda matar a otra? Creo que podemos hacernos una idea; si no, Claudia Piñeiro recuerda en su novela el maltrato psicológico que puede sufrir una niña hasta que se siente invisible a veces, agraviada otras, en su propia casa, por su propia madre, deseando encontrar después, en la familia que funda, una felicidad que le ha sido negada desde siempre «Cuando yo tenía ocho años mi madre me cortó un trozo de vestido que estaba deseando ponerme para el cumpleaños de una amiga […] me habría tapado el corazón, en el supuesto, como ella decía, de haberlo tenido». Una niña que ignorará a su vez a su propia hija porque ella solo quiere encontrar en su marido al padre que no tuvo, al amante que tampoco tuvo su madre; quiere, ante todo, sentirse mujer.

Claudia Piñeiro escribe una novela de mujeres, de las distintas mujeres que poblamos la tierra y que, como las moscas, somos de diferentes clases, desde las buenas y abnegadas a las malas vengativas, pasando por vapuleadas, ninguneadas, envidiosas, supervivientes y fuertes, capaces de ser felices porque son capaces de dirigir su propia vida a pesar de los contratiempos.

Inés trabaja con la Manca, que está enamorada de ella aunque sabe que Inés es tradicional en cuanto a la pareja y al papel de la mujer. Pero la Manca recibirá de Inés la mayor prueba de amor que pueda darse. Ambas son mujeres duras. Y entrañables. Las dos han delinquido. En las dos se puede confiar.

El narrador va cambiando el punto de vista; en primera persona adopta la voz de Inés, que aprovecha y cuenta algo de su pasado y de los proyectos que tiene o que tuvo para enfrentar el presente «Y yo, Inés Experey […] decidí ver»; aprovecha su conocimiento de los dípteros para explicar las relaciones entre los tipos de mosca y de mujer, el significado de algunos términos que nos llevan a reflexionar sobre el verdadero problema: mujeres prejuzgadas y juzgadas según las normas impuestas por los hombres. Inés establece, tras un riguroso estudio, las diferentes especies de moscas según sus actividades; la autora lleva al lector a interpretar en esa tabla los diferentes tipos de mujer: «las taquínidas […] son nobles, trabajadoras, protegen el medio ambiente […] observan agazapadas y, solo si es necesario, atacan al paso […] killer o asesinas».

En primera persona, Inés juega con el lenguaje al tiempo que reflexiona sobre la equidad de la Justicia, «La manca no estaba a mano (con perdón de la redundancia negativa) […] cómo fumaban esas condenadas. Condenadas creo que se puede decir. Presas, no».

Inés, en primera persona, ironiza con la ignorancia de las demás, con la suya propia; incluso alude a sus experiencias en Tuya «Ni Tuya sentada dentro del auto de mi marido (y mío en ganancial) con un tiro en la sien. (¡PUM!)», se muestra sin dobleces y evita perder el sentido del humor hasta cuando miente «Yo no entendí la diferencia pero no me iba a poner a discutirle a quien tenía que darme el visto bueno para mi salida».

El narrador aparece en ocasiones en 3ª persona omnisciente, sabe lo que piensan los personajes y es capaz de crear al principio de la novela una tensión en el lector que, según en qué momentos de la trama, crece, hasta que somos incapaces de asegurar la libertad final de las protagonistas. «…dispuesta a encarar la salida. La señora Bones empuña su estilete invisible una vez más: —¿Estás segura?».

Inés cuestiona constantemente lo que está bien o mal, creando confusiones constantes en ella misma y en el lector, que empatiza desde el primer momento con sus respuestas emocionales.

Hay capítulos narrados enteramente por el Coro. A la manera de la Tragedia griega, el coro (la voz de las diversas mujeres) funciona como mediador entre los personajes y el lector; a medio camino entre flujo de conciencia y perspectiva múltiple da sentido a las escenas anteriores, ayudando así al lector en la comprensión de lo que ha leído. Otras veces aconseja a los personajes sobre cómo han de afrontar lo que les viene. El coro es la presencia del pueblo, de las mujeres del pueblo, por lo que actúa como contrapunto de los conflictos que se presentan en la historia; es la voz que predomina en la sociedad «Bueno, me parece que están exagerando, ese mundo hostil con nosotras está en vías de extinción. ¿De verdad? ¿Cuándo? ¿Dónde? Googleá Skate femenino y fijate las fotos que aparecen». Otras veces reflexiona con argumentos de autoridad, citando afirmaciones de autoras que han escrito sobre el problema. El Coro no es decisivo, una vez expuestos los testimonios o criterios, hace una llamada al compromiso de las protagonistas y al dictamen de los lectores, «Votemos».

Aún queda otro tipo de capítulos en El tiempo de las moscas, el que prescinde del narrador para exponer los hechos a modo de diálogo, como en el género teatral. Con esto la narración adquiere inmediatez y agilidad, al tiempo que conmueve al lector. Nos sentimos identificadas con Inés, con la Manca, con todas, porque en algún momento y en ese instante compartimos su destino. Podemos ser vulnerables a los manejos del hombre, podemos ignorar la llamada de la amistad, de la maternidad, de la conciencia de clase, podemos sentir nuestros conflictos latiendo con los de ellas, con los de Laura, con los de Timo.

Claudia Piñeiro remueve conciencias y no juzga, al menos no juzga a las mujeres, ni a las que han robado, ni a las que han asesinado a otras mujeres.

Claudia Piñeiro parte del asesinato de una mujer, moralmente ambigua, a manos de otra mujer, socialmente amoral, para abordar el conflicto universal de las pasiones humanas. No cabe duda de que los lectores experimentamos cierta tensión hasta llegar a una liberación final, una catarsis que también va dirigida a las protagonistas, que son capaces de eludir el destino. al menos por ahora.


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Inés cumple quince años de condena en una cárcel por haber matado a la amante de su exmarido. Cuando queda en libertad se encuentra con una sociedad que ha cambiado mucho y no sabe dónde ubicarse.

Para ganarse el sustento en esta nueva vida, monta una empresa junto a la Manca, la única amiga que hizo en prisión. Inés se dedica a la fumigación de casas y su amiga a una labor que nada tiene que ver, a investigadora privada.

La tranquilidad en la que viven se ve alterada cuando una clienta de Inés le hace un encargo un tanto atípico y que podría poner en riesgo su estabilidad tanto física como emocional.
"El tiempo de las moscas" está escrito por la argentina Claudia Piñeiro. Podría considerarse que es una segunda parte o la continuación de su otra obra, "Tuya", ya que comparte protagonistas. He de decir que yo la anterior no la he leído y he podido llevar perfectamente la trama, ya que son historias independientes. al empezar a leerlo no sabía que la protagonista ya salía en otra novela, solo empecé a intuirlo en las conversaciones mantenidas entre dos personajes, pero no me he sentido perdida en ningún momento.

Claudia Piñeiro escribe muy bien, su prosa ha logrado transportarme por completo a la historia. Con pocas y sencillas palabras logra mucho. La ambientación me ha parecido estupenda, y la parte de thriller e intriga, en su punto álgido me ha puesto los nervios a flor de piel.

A través de Inés, la autora ha recreado lo que significa para una persona estar quince años recluida y fuera de la sociedad, el esfuerzo que ha de hacer para volver a integrarse en ella, porque el salir de la cárcel con la etiqueta de haber pagado su deuda con la sociedad no significa que la persona está preparada para ello. Para Inés han sido muchos años en los que ha adaptado su vida a cuatro paredes y verse de nuevo en la calle y sola, fue difícil. Pagó su deuda con el tiempo, pero eso no quita que siga pensando que lo que hizo no estuvo mal. Claudia Piñeiro aborda en un primer instante este problema, que es ver a una Inés perdida en un mundo que ha cambiado mucho, y más respecto a las leyes que apoyan a la mujer. Otro aspecto que ha cambiado notablemente es la forma de abordar los asuntos en los que hay demasiada gente con la piel muy fina a la que todo le parece una ofensa. En resumen, Inés debe adaptarse a los nuevos tiempos.

Para ello, se asocia con la Manca, la única amiga que tuvo dentro de la cárcel. Inés se dedica a la fumigación, de toda clase de bichos, menos de moscas (ya que ella misma convive con una en uno de sus ojos) y le tiene especial cariño a este tipo de insectos. La Manca se dedica a la investigación privada en casos como son posibles adulterios y demás.

Inés tiene una hija a la que no ve desde que entró en la cárcel. Ha perdido el contacto con ella, no se siente especialmente madre y tampoco piensa demasiado en ello. Laura, su hija, va a formar parte importante de esta historia de una forma un tanto peculiar, lo diré así por no destripar nada.

La señora Bonar es una clienta de Inés. Vive en un barrio distinto a los que trabaja normalmente pero acepta el trabajo porque es una buena pagadora. La sorpresa viene cuando le pide a Inés algo tan poco moral como legal. Inés se va a ver en la tesitura y en la tentación de aceptar la gran suma de dinero que podría ganar a cambio de este encargo, arriesgando el hecho de poder volver a la cárcel.

En este momento es donde empieza el thriller, ya que hay incluso una parte de investigación. La parte final donde la resolución está muy cerca es un auténtico contra reloj, pudiendo generar en el lector tantos nervios como me causaron a mí.

La amistad entre la Manca e Inés es muy importante en la historia. Todo da vueltas alrededor de ellas dos, es amistad pura y sin intereses. Su relación me ha gustado mucho, le ha dado mucha vida a la historia.

"El tiempo de las moscas" es una novela con muchísimo diálogo, lo que hace de ella una lectura muy directa y fluida. Solamente pondría un pero y es que a Inés le apasionan las moscas, y hay capítulos enteros con muchas reflexiones acerca de estos insectos. Quizá solo me queda de positivo el razonamiento del porqué de su título "El tiempo de las moscas", que me ha parecido muy curioso y adecuado para la historia.

En resumen, "El tiempo de las moscas" es un libro en el que podemos disfrutar de unos buenos personajes y una buena ambientación, con una trama social que va a derivar en un buen thriller.
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Vaya por delante que me gusta mucho como escribe Claudia Piñeiro. "Catedrales" y "Tuya" (que se debe leer antes que El tiempo de las moscas) me engancharon a esa forma tan personal de escribir que tiene la autora.
Pero en este libro creo que no está reflejado. Una mezcla de ideas demasiado amplia y demasiado repetitiva ralentizan y lastran la lectura. La historia de Inés, años después de la primera novela, queda diluida por un montón de páginas dedicadas a distintos discursos de concienciación social. Con los que yo estoy de acuerdo pero que me sobran en este libro.

La obsesión de los pensamientos de Inés con las moscas ya es desesperante. Vamos en circulo leyendo casi un tratado sobre insectos. Me he aburrido. Me he saltado varias páginas...
En mi opinión podía haber sido una lectura tan apasionante como la de "Tuya" porque hay una historia intrigante en medio de todo el barullo de cosas.
Bien escrito, con muchos datos, pero poco apasionante.

Voy a ser sincera...no soy nada objetiva con esta autora, si lo fuera, mi valoración sería inferior a las tres estrellas que le voy a poner.
¿Qué me ha gustado?
-Como siempre, me ha gustado su manera de escribir.
-Me ha gustado la trama que, aunque hay un punto en el que es previsible, no resta emoción en ningún momento.
¿Qué no me ha gustado?
-La obsesión y repetición con el tema de las moscas, que sí, que entiendo su mensaje pero ha sido agotador y cansino.
- El tema del feminismo con el que se ha pasado mil pueblos, aunque yo comparta casi todo de lo que se habla. Si leo sus libros es por su manera de narrar y sus tramas y no para que la mitad del libro me esté sacando de la historia con alegatos feministas durante capítulos enteros (que me he saltado).
En fin, que la trama me ha gustado muchísimo pero no el derive de la autora con el relleno de páginas; qué hartazgo de moscas y feminismo.

Una novela de venganzas y reencuentros donde el coraje y la amistad se antepone a cualquier imprevisto.

Continuación de 'Tuya' que recomiendo leer previamente para disfrutar más de la historia.
Esta vez más completo y reflexivo aunque me gustó algo más el anterior.

El estilo de Piñeiro es irónico y mordaz, le da una vuelta más al género negro con una historia original, documentada e inquietante para acabar reflexionando sobre la maternidad,la amistad y el amor en todos los sentidos.
Aunque me ha gustado debo decir que algunas divagaciones de Inés,ralentizan el ritmo y se me hicieron algo confusas.

Una trama bien orquestada, Inés y la Manca deben reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos, feminismo, lenguaje inclusivo y la diversidad de género son algunos temas que trata.
Y aunque Inés sólo desea una vida tranquila, a veces la vida trae sorpresas inesperadas y reencuentros con el pasado que no lo ponen fácil.

Personajes ya conocidos y nuevos que te envuelven en un halo de intriga constante. Inés y la Manca hacen un tandem difícil de olvidar aunque me quedo con la señora Bomar, un personaje muy debatible.

Y aunque sus finales son predecibles, eso no resta al conjunto porque sabe transmitir y trasportarte creando ese interés por lo extraño y esa inquietud por los hechos.

Habla de moscas y literatura, no sabia que habia ni tantos tipos de moscas ni tantos títulos referentes a ellas.
Me parece curiosa la similitud que hace entre moscas y personas que aunque puede resultar algo aburrido a mi me ha parecido interesante.

Piñeiro hace pensar y llevar a debate temas interesantes, más allá de que te gusten más o menos sus libros,no deja indeferente y eso a mi me convence.