Todo lo que no puedo decir

Compré este libro en la FLM el año pasado y la proximidad de una entrevista en directo a la autora me animó a leerlo unos días antes, para aprovechar la oportunidad de sentir cercano el recuerdo de la lectura cuando escuchara la entrevista. Y debo decir que mi opinión sobre el libro va a estar condicionada por la entrevista que presencié…no de forma sustancial pero sí en algún aspecto. Por ejemplo, una de las cosas que menos me gustó del libro fue el estilo: un lenguaje sencillo (en el sentido de poco trabajado desde el punto de vista literario), algunas repeticiones, algún mensaje conclusivo muy «comercial» y explícito. La escritora señaló en la entrevista que esta fue una decisión intencionada: se perseguía un lenguaje llano, una escritura sin censura. Aunque sigue sin gustarme entiendo de dónde surgió esta elección.
Este libro es una «colección de fragmentos dolorosos» de la vida de la escritora que subraya la importancia de volver sobre nuestra experiencia, por lo relevante que resulta contárnosla a nosotros mismos, rescatar esos episodios que tuvieron lugar y habíamos ido enterrando en la memoria. Iba a añadir que escribir también contribuye a comprender, pero creo que la intención fundamental de este libro proviene de la necesidad de contar, de sacar a la luz, de revelarse verdades, «de desangrarse», en términos de la escritora. Y lo curioso del relato es que pese al enfado, la rabia, el desasosiego… lo que me ha transmitido es paz, una calma que quizá es la que la autora sintió a saldar, en cierto modo, esta deuda consigo misma.
El título original, a mi modo de ver, encaja mucho más con el contenido del libro que la traducción: el proceso de escritura parece haberse generado para una misma, y ese acento que el título en castellano ubica en e silencio y el presente no me encajan nada.
Me gustó mucho leerlo, acercarme a las experiencias de alguien que ha tenido una vida distinta a la mía pero con quien, en cierto modo, he compartido sensaciones, algunas vivencias y emociones… Me resultan magnéticos, por otro lado, los relatos que tienen la experiencia femenina como epicentro de la narración, sobre todo si se caracterizan por ser tan personales y honestos, como este en particular.

Hay cosas que no decimos. Cosas que no podemos decir. Cosas que tenemos dentro y que son nuestras y de nadie más, que cuesta tanto expresarlas o incluso sentirlas que son inexplicables, que creemos que, si las decimos, nadie nos entenderá. O peor aún, que nos juzgarán. Nos recubrimos de una coraza y no permitimos que nada pueda entrar "...no puedo llorar porque he levantado un muro de acero alrededor de mi corazón y lo necesito para seguir en pie." 

Las experiencias dolorosas son así, a veces hacen que nos volvamos de acero. Que nos alejemos de todo y de todos por miedo a volver a ser dañados. Por miedo a creer que la próxima no lo superaremos. Pero una cosa es segura; la escritura sirve como catarsis. Emilie Pine lo sabe y este libro es fruto de ello. "El truco para escribir bien es desangrarse sobre la página."

En" Todo lo que no podemos decir" Pine plasma sus experiencias dolorosas donde el cuerpo femenino cobra protagonismo: la relación con un padre alcohólico, el divorcio de sus padres, la reflexión sobre el deseo de maternidad, el aborto, la violación, el trastorno alimenticio que sufrió de adolescente y la autodestrucción a través de las drogas. Este libro es algo más que una confesión, es la manera que tiene la autora de reconciliarse con su pasado, de expulsar su dolor y abrazar aquella niña vulnerable que fue un día: "Escribo esto porque no puedo viajar en el tiempo. Durante mucho tiempo he albergado el deseo recurrente y sentimental de regresar a los primeros años noventa y abrazar a mi yo más joven con fuerza, justo lo que necesitaba, y no hacerle caso cuando decía que estaba . Porque sé lo que le diría. La abrazaría y le diría que sé que se siente sola, que sé que se siente perdida, que sé que siente que no vale nada. Y luego, porque ella no soy yo, y porque ella soy yo, le aseguraría que tiene algo, algo asombroso, adorable, especial, bello, frágil, fuerte, algo por lo que merece la pena luchar."

Esta joven profesora irlandesa sintió hace unos años una necesidad intrínseca: hablar de forma pública de temas tabú, e incluso incómodos en la sociedad. Por eso, esta obra –libro del año en Irlanda en 2018- relata en forma de autobiografía ciertos capítulos de la vida de Pine donde el aborto, las violaciones, el sexismo o el alcoholismo fueron los verdaderos protagonistas.

Sin pelos en la lengua, sin vergüenza, pero sí con mucha sencillez y calma explica los trastornos alimenticios y su vida loca en su juventud. Escribe desde su interior y lo hace de la manera más sincera posible. Analiza qué significó para ella el temprano divorcio de sus padres o cuál el punto detonante en el que vio que su vida había estado marcada por el mero hecho de ser mujer y no hombre.

El primer capítulo, centrado en el problema de su padre con el alcohol, me encandiló. del mismo modo, viví a fondo sus ganas de ser madre y los abortos. Empaticé menos con la parte final del libro, aunque le reconozco que –y eso que no suelen atrapar los discursos puramente feministas- en cada línea te saca una autoreflexión. En una entrevista, Emilie afirmó: “Como mujer, compartir mi historia personal es un gesto político”.

Y eso es “Todo lo que no puedo decir”. Una vida. Real y sincera.

'Todo lo que no puedo decir', de Emilie Pine es una de las joyas que he leído estos últimos meses; una compilación de ensayos donde Pine explica en primera persona que supone ser mujer. Y lo que más me ha gustado es que lo hace desde las entrañas, acercándose a mí, la lectora, como quien explica unas verdades que no puede seguir silenciando para sus adentros.

Desde las cargas familiares a las adicciones y los desórdenes alimentarios a la menstruación, la violencia sexual y la infertilidad, pasando por otros muchos temas que hoy todavía callamos muchas de nosotras, Emilie "vomita" o, como dice ella, "sangra" sobre el papel unas realidades a las cuales finalmente acaba encontrando una salida en la lectura y la vida académica.

Una prosa muy personal que encuentra el punto justo entre una conversación entre amigas, un diario íntimo y el ensayo académico en una compilación de apuntes personales, nunca mejor dicho, que adquieren un poder que les atorga vida propia y un empujón para que la lectora pueda seguir por el camino del feminismo. Si todavía no lo habéis hecho, leedla.