Es el tercer tomo de la trilogía Verhoeven con un opus que trabaja la noción de la identidad. Me gustó mucho por el estilo y el humor permanente del autor. CamilleVerhoeven, 40 años, 1m45, es un inspector de policía atípico que perdió a su mujer (encinta) en un tiroteo. Un año después de un paro laboral por depresión, el inspector retoma el trabajo y nadie le regala nada : tiene que investigar el caso de la desaparición de una mujer de 30 años. Todos los personajes secundarios están bien descritos: el colega Luis Marini, refinado y erudito, otro colega, Armando, avaro espantoso, el inspector le Guen tan intuitivo y empático, el juez Vidard terriblemente fatuo. El thriller empieza de manera frenética con un rapto y el cautiverio que sigue es el meollo de la novela que no se puede soltar. |