El frío modifica la trayectoria de los peces

Más que una novela, yo diría que es un cuento para todas las edades o una fábula que contiene una cantidad importante de metáforas; empezando por el propio título: “El frío modifica la trayectoria de los peces”, hipótesis que un joven matemático trata de verificar. Sin embargo, ¿puede modificar algo más un frío que todo lo cubre? A lo largo de sus páginas se irá descubriendo cuáles son los efectos que produce una espesa capa de hielo.

La historia está narrada en primera persona, en concreto, por un niño de once años que nos cuenta cómo transcurre su Navidad y cuyo nombre no conocemos en toda la lectura. Esta época del año, que para todo niño suele ser una fiesta, se ve perturbada cuando el protagonista recibe la noticia de que sus padres van a separarse. Es entonces cuando el joven narrador pide ayuda al cielo. Petición que desembocará en una terrible tormenta que condicionará la vida de muchas personas, y que nosotros conoceremos cómo les afecta a sus vecinos más próximos y, hasta ahora, desconocidos.

En cuanto a la edición, me ha gustado mucho que los capítulos sean tan cortos, pues dinamiza mucho mi lectura. Está escrito de forma sencilla, pero encierra muchos (muchísimos) mensajes, que yo extraigo directamente como citas para releer de vez en cuando.

En general, los personajes me han gustado mucho. Son peculiares, diferentes y personifican historias perfectamente extrapolables a la vida real. El narrador me ha resultado encantador y creo que representa muy bien los miedos infantiles, el poder de la imaginación y la confianza en las propias posibilidades que suelen tener los niños a estas edades.

Como he dicho al principio, creo que este libro no debe ni debería conocer de edades. Es adecuado para niños de edades en torno a la del protagonista, por aquello de que pueden sentirse identificados con él, y, a partir de esta edad, para cualquier lector.