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¿Es utópico que en una nación ideal se elimine a una de las mitades que componen el mundo conocido? Esta obra, planteada como una novela de aventuras y ciencia-ficción está protagonizada por tres científicos exploradores, Vandyck Jennings -cuya voz corresponde al del narrador-, Terry Nicholson y Jeff Margrave, que se embarcan rumbo hacia un territorio lejano en el que se supone que vive una civilización de mujeres. Empujados por averiguar si los rumores acerca de este mundo matriarcal son ciertos, llegarán hasta un pequeño paraíso perdido y aislado donde solo viven unas mujeres atléticas, fuertes, inteligentes y bondadosas que han sobrevivido por su capacidad de engendrar hijas por partenogénesis. La autora construye una utopía amazónica y feminista -con una perspectiva de ciencia ficción adelantada a su tiempo- en una tierra quimérica habitada por mujeres que gobiernan de manera ecuánime y democrática con principios que tienen su base primordial en la crianza y el cuidado que se aplica a la infancia. Los 12 capítulos que componen esta novela fueron publicados por entregas en 1915 en la revista “La precursora”, pero hasta 1979 no se produjo su publicación como libro, cuando las profesoras de los emergentes departamentos de estudios de la mujer estadounidenses consideraron que la recuperación de la obra de Charlotte Perkins Gilman era fundamental para entender las postrimerías del siglo XIX. Y volviendo a la pregunta inicial con la que comenzaba esta reseña creo que, una vez finalizada esta lectura, la respuesta resulta bastante clara: Sí, sin lugar a dudas. En este país no es necesario la presencia de hombres y queda más que demostrado que estas mujeres no son para nada el sexo débil, que no necesitan del género masculino para vivir -pese a las miles de razones que Van, Jeff y Terry les exponen-, y que este país funciona. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |