Sabotaje

Es difícil ponerte a reseñar una novela cuando todavía te duele hasta el alma de lo que te has reído en algunas partes, sobre todo en los diálogos. Dicen que lo más difícil en esta vida es hacer reír a alguien con una historia, pues, puñetas, estuve a nada de que me diera algo serio, jajajaja, qué trabajo hizo Arturo Pérez Reverte, qué trabajo. Pero mejor será empezar con la sinopsis del libro:

Mayo de 1937. La Guerra Civil sigue su sangriento curso en España. Una doble misión llevará al guaperas y seductor agente del servicio de espionaje franquista Lorenzo falcó a París. Allí bajo el alias Ignacio Gazán, simpatizante de la República y coleccionista de arte, deberá cumplir una doble misión: una con el intelectual comunista Leo Bayard, y la otra sabotear el cuadro que en esos momentos está pintando Pablo Picasso para la Exposición Universal en la que la República pretende conseguir apoyo internacional. Empieza ya de forma brutal con los diálogos con el Almirante, por que si algo hay que destacar de la novela, serán los diálogos. falcó en estado puro:

— Por supuesto, comunista y torero… Todos en mi país los somos, cuando no tenemos una guerra en la que ocuparnos -suele responder.

No es una historia de la Guerra Civil española, es una novela negra que se desenvuelve en el ambiente del conflicto bélico que se vivió. falcó no es ningún asesino, trabaja para quien le paga y le hubiera dado igual que fuera un bando u otro, él tenía muy claro que ganara quien ganara, el desastre estaba asegurado. Se moverá por París, conocida como la ciudad de la luz, paseando por las tranquilas orillas del Sena nos dejará esa rara sensación de que sus habitantes estaban seguros que nos les alcanzaría lo que en esos momentos sucedía en Alemania. Por lo general, llegan a creer que no va a suceder nada mientras se está armando un desastre a su alrededor. falcó conocerá a intelectuales que hablan mucho y hacen poco o nada, lo que se suele llamar revolucionarios de salón, intelectuales haciendo ver como que dirigen el conflicto cuando no es así, al fin y al cabo, como bien me dijo un amigo mío una vez, a la guerra van los tontos y los obligados. Y estos ni una cosa ni la otra. En la novela aparecen personajes de entonces, algunos tan importantes como Marlene Dietrich, Picasso y alguien con el nombre falso de Gatewood, aunque no sé para qué le puso ese nombre ya que cuando se refiere a él como escritor americano que huele alcohol ya me lo vi venir, jejeje, un creído chulo que iba de matón y no tenía ni media hostia, y a mí sus novelas ni fu ni fa. Será épica la escena en el baño con falcó, sí, olé y olé.

Al principio, comenté que lo mejor son los diálogos, la conversación que tiene con Pablo Picasso a solas con el cuadro, madre mía, me reí tanto, pero tanto, que pensaba que se me paraba el corazón. Hacía años que no me reía así. Y es que… jajaj, es verdad, que se pongan todos como quieran, pero más allá de que fue un encargo y de que lo han idealizado, a mí me hubiera pasado como al falcó, lo hubiera mirado más espantada que otra cosa. Esa charla con Picasso es maravillosa, impagable, solo por ese pasaje ya amo a Reverte para los restos.

Una novela negra de espionaje, dos misiones que llevar a cabo con una guerra de fondo donde todo es negocio: armas y cambios de favores. Un autor valiente que sin contar mucho, lo dice todo. Sabiendo que aquello que tiene que ver con la Guerra Civil esta magnificado, escondido bajo un manto de manipulación y propaganda, y tal vez sea por eso que es un tema tan difícil de tratar. Con Sabotaje pone fin a la trilogía a lo grande. Con el que para mí es su mejor libro. Lo he disfrutado tanto que lo voy a volver a leer, aunque terminé de nuevo en el suelo por la risa.

Dejó una gran historia de espías, si tú quieres buscar ahí antiguos fantasmas es tú problema, el autor simplemente escribió una de las mejores novelas negras que he leído nunca. Escrita de forma soberbia, no falta ningún elemento: espionaje, mensajes cifrados, el improvisar y saber captar esos pequeños detalles que son la diferencia entre seguir vivo o morir. Lorenzo falcó aplastará un cigarrillo bajo la suela de su zapato y nos dejará por ahora mientras camina con una cartera bajo el brazo guardando un secreto. Solo puedo aplaudir la novela, solo puedo reverenciar la gran pluma de Reverte y el maravilloso personaje que creó para deleite de nosotros los lectores.

Pérez Reverte es uno de los escritores por los que tengo debilidad, así que una vez que lo he advertido, ya digo desde ahora que no soy imparcial, escriba lo que escriba me gusta y si no es de lo mejor, pues también me gusta.
Pero no es el caso, he disfrutado leyendo la tercera aventura de falcó, he matado, seducido, espiado, saboteado y mil cosas más con el y eso que aquí no aparece mucha acción, pero aparece la justa y eso la hace mejor, más una novela de espionaje que otra cosa.
Siempre me pasa con los libros de Pérez Reverte, quiero ser falcó, Alatriste, un bailarín de tango o un reportero de guerra, según se dé el caso, pero me meto en la historia y soy parte de ella y si es protagonista, mejor que mejor.
Aquí he estado el el París de entreguerras, conspirando, conociendo un París que ya no está ni se le espera, como esa época, con personajes reales e inventados, pero que el maestro Pérez Reverte los hace reales y humanos, con sus lealtades y deslealtades, que para eso son "reales" y además con una ambientación muy buena, aquel París no debe distar mucho del de "Sabotaje", seguro.
Lo de menos debería ser para quien lucha falcó, lo importante es como es falcó, que es muy perfecto, pues mejor, quien fuese como él y vivir lo que él.
Otra cosa que me gusta son los secundarios, los otros protagonistas, aquí no sobra ninguno y cada uno es necesario para la aventura, además de contar cada uno con su historia personal, una historia dentro de la historia principal.
Sería una pena que falcó desapareciese, como parece que ha pasado con Alatriste, me gustaría volver ha acompañarlo más veces, uno necesita acción y quién mejor que nuestro protagonista.

Pérez-Reverte le ha cogido gusto a este personaje, trasunto de Alatriste en el siglo XX, hasta el punto de que se ha despachado tres libros en tres años, y éste para mi es el mejor.

El tiempo que ha pasado pensando en clave de falcó le ha llevado a pulir el personaje. Un argumento interesante, novela clásica de espías, magníficos diálogos, un ritmo trepidante y todas las claves para los seguidores de la serie. Para mi gusto quizá sobra la paliza a Hemingway y el beso a la Dietrich, aunque me temo que esto lo escribe pensando en que le hubiera gustado hacerlo él, y ante la evidente imposibilidad, se da el gusto de la mano de su personaje.

Lo que si parece es que la serie, en principio trilogía, puede acabar con esta novela pues al contrario que las otras el final es más conclusivo. En la primera y la segunda si que eran evidentes los cabos sueltos, en esta yo no los veo tan claros, de hecho cierra el círculo de esta novela y de las tres, pero con Reverte nunca se sabe, en la solapa del primer Alatriste venían los títulos de las cinco entregas siguientes, al final fueron seis y no todas coincidían con esos títulos. Por mi parte espero que escriba otra más de este hijo de puta, simpático eso si, pero un auténtico hijo de puta.

En esta tercera novela protagonizada por Lorenzo falcó (un espía en la nómina del bando nacional), este tendrá que ir a París a destruir el Guernica y para hacer que maten a un defensor de la República.
La verdad es que pensaba que no me iba a gustar el libro pero estaba equivocada pues, aunque la etapa histórica en la que se ambienta no es una de mis favoritas, la trama te mantiene en vilo desde las primeras páginas hasta las últimas. Me ha gustado bastante toda la trama de espionaje y las conversaciones entre falcó y el Almirante (su superior) siempre me sacaban una sonrisa. Lo único que no me ha gustado es la forma en que el protagonista veía a las mujeres, como el típico protagonista ante el que todas las mujeres caen. Este aspecto es bastante recurrente en varios libros que he leído escritos por hombres en el que el protagonista, un hombre siempre de entre 30-50 años al que parece que ninguna mujer se le resiste y la verdad es que es algo que me saca de quicio. Pero por lo demás es un libro muy recomendable.

Segunda parte de la serie “falcó” que nos lleva a los mismos protagonistas de la primera entrega en una ambientación física diferente ya que se desarrolla casi íntegramente en la ciudad de Tánger, eso si, en plena Guerra civil española.

Novela de intriga, aventuras, frenética de principio a fin y tan realista y violenta como la primera. Se suceden conspiraciones, giros, espías, diplomacia, matones, ejecuciones, emboscadas, seducciones, gestos de honor, traiciones y lealtades.

Lorenzo falcó espía, ex traficante de armas, agente de los servicios secretos de la Falange en plena guerra civil se ve inmerso en el encargo de sus superiores de conseguir que el capitán de un buque cargado de oro del banco de España cambie de bando. Manteniéndose en esa dualidad de presentarse como un señor galán y respetuoso a pasar a ser un tipo despreciable y sanguinario es un personaje muy fiel a su autor que no te dejará indiferente y que leídas las dos primeras partes de la serie no evoluciona.

Eva por su parte, en un papel mas secundario que lo esperado por el titulo, se retracta como una mujer idealista, luchadora y combatiente por su causa hasta limites insospechados que condicionará cada gesto cada paso de falcó. Se verá en esta ocasión como integrante del barco republicano y con una misión totalmente opuesta a los intereses de su coprotagonista.

Ambientada de una manera magistral te hará sumergirte en una película de espías de los años 30, con un detalle preciso de los ambientes, de las costumbres y vestimentas en una ciudad neutral en aquella época pero llena de colorido y repleta de ciudadanos de paso que se mueven en la sombra.

Muy fiel al estilo narrativo del autor estoy deseando leer la tercera entrega de la misma. Recomendable leerlas en orden de edición para situar y conocer a los personajes pero que se puede leer de manera individual.
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