Los perros duros no bailan

Arturo Pérez-Reverte ha creado una novela negra ingeniosa, una historia de calle y de bajos fondos en donde se sustituye al humano como el sempiterno protagonista para poner en la palestra al siempre fiel perro, pero que no se equivoque el lector al creer que es un universo alterno de animales parlantes antropomorfos, no, son los perros viviendo sus vidas como perros pero con características humanas. Una genial premisa para niños interesados en cuentos de Disney, dirán, pues nada más alejado de la realidad, como ya se dijo, es una novela negra al uso, pero con perros por personajes centrales.

El protagonista de la historia no puede ser otro más que el estereotipo de rudeza y pasado atroz, un alma que carga con pesados traumas; el tipo de piedra con corazón de masmelo. Negro es su nombre, un mestizo de mastín español y fila brasileña, un perro de respeto, al que la vida le quito el miedo, pero no lo dejó tonto para perder el instinto de supervivencia, todo sea dicho. Lo que no le quitó fue esa virtud que también es defecto, la fidelidad perruna, ese sentimiento de apego al ser querido y lo imposibilidad de traicionarlo, que es también la chispa que enciende la aventura del duro Negro en busca de su amigo desaparecido, olisqueando por pistas en los bajos fondos entre perros peligrosos y poco confiables.

«Los perros duros no bailan» no es ni mucho menos sólo una novela negra con perros como protagonistas, es un reclamo airado a la crueldad humana, es una denuncia a quien quiera oirla sobre esas pequeñas almas que deambulan abandonadas a su suerte en las calles de las ciudades, es un llamado a la cordura humana, a la bondad escondida del hombre para que dirija su vista hacia la ignominia que comete con los perros, esas criaturas nobles que entregan su lealtad y cariño sin importar quien termine siendo su tenedor.

Pérez-Reverte no solo pretende evidenciar la suerte de muchos perros abandonados, sino también utiliza su narrativa para exponer esas cosas viles que hace el hombre con los canes, las peleas clandestinas en donde fallecen violentamente esas almas simples y bondadosas, los criaderos que explotan sin miramientos a hembras caninas para que se reproduzcan y vender sus crías en un circulo vicioso que no termina.

«Los perros duros no bailan» es una novela negra y una critica social fuerte, una entretenida historia que deja ver el dolor que le causa al autor ver el maltrato animal, una pequeña obra que no dejará al lector indiferente, sobre todo si es un amante de los canes.
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