InicioMis librosAñadir libros
Descubrir
LibrosAutoresLectoresCríticasCitasListasTest
Críticas sobre Línea de fuego (12)
Ordenar por :   Fecha   Los más apreciados  



Añadir crítica
DrEnder
 21 October 2020
El comienzo de Línea de Fuego, la nueva novela de Arturo Pérez-Reverte, es toda una declaración de intenciones. El escritor sitúa al lector justo en el medio del campo de batalla, al comienzo de una gran ofensiva en la campaña del Ebro, y los primeros personajes que conocemos son una mujer perteneciente a una unidad femenina encargada de las comunicaciones republicanas y un soldado que lucha en el bando nacional por la sencilla razón, independiente de su ideología, de que el reclutamiento le pilló en Sevilla. Esto no es un relato bélico corriente. En Línea de Fuego, Pérez-Reverte nos sitúa directamente en la trinchera y no nos saca de ahí durante los diez días que dura la batalla. El lector se ensucia de barro arrastrándose por el suelo, se muere de sed junto a los soldados tras días de combatir sin una gota de agua, sufre las heridas como si fueran propias y dispara su fusil contra la posición enemiga como uno más del batallón. Durante las casi 700 páginas de la novela recorreremos todos los rincones del ficticio pueblo de Castellets del Segre donde tiene lugar el enfrentamiento, pasando de un bando a otro, de un rincón a otro del campo de batalla obteniendo una visión global del suceso. La línea del frente que se presenta en esta historia poco tiene de línea y es más bien una difusa separación que a veces está aquí y otras unos metros más allá, dónde los buenos están a ambos lados, donde se captura una posición y se pierde en tan solo unas horas para lanzar un ataque que la recupere de nuevo poco tiempo después, dónde los cuerpos de soldados muertos están tan sucios tras días de batalla que resulta difícil distinguir a qué bando pertenecen, dónde surgen pequeñas treguas para compartir tabaco o se paralizan los tiroteos durante unos minutos para abastecerse ambos bandos de agua. Esta es la línea de fuego que presenta Pérez-Reverte.

Se trata de una historia coral con una buena cantidad de protagonistas que representan casi todas las posiciones de la batalla, oficiales, novatos, reporteros de guerra, mujeres soldado. En este sentido, los personajes no dejan de ser estereotipos sólidamente construidos que sirven para representar varias de las muchas aristas de la contienda. Tan solo los conocemos durante los diez días que dura el enfrentamiento y poco sabemos de su vida previa. Contrario a la norma, el drama aquí no lo aportan los personajes, sino la guerra, los personajes son el escenario en que ocurre. Cada personaje tan solo tiene su propia visión del evento, sesgada por el momento y el lugar, y también por la propia personalidad de cada cual. No es hasta que vemos la misma escena desde varios puntos de vista que vamos tomando una conciencia plena de lo que está aconteciendo en la batalla. Eso sí, pese a ser efectivamente estereotipos, no son meros estereotipos. Si algo destaca especialmente en la novela además de las espectaculares y detalladísimas escenas de acción son los diálogos. Cada personaje tiene una voz perfectamente diferenciada. No habla igual el requeté catalán que el oficial de la legión, el antiguo minero republicano que la reportera americana. Cada dialogo de la novela, da igual qué personajes intervengan es una delicia, uno lee a personas reales, con sus dramas y sus risas, sus bromas y sus piques. Personas normales viviendo una situación anormal.

Y estas interacciones, tan naturales, destacan todavía más ante la violencia que las rodea. Los soldados mueren, no de forma dramática sino con la más pasmosa sobriedad. Un soldado recibe un disparo y el cuerpo sencillamente se desploma en el suelo sin fuerzas que lo sostengan erguido mientras sus compañeros le echan una ojeada rápida y siguen corriendo hacia las líneas enemigas entre una lluvia de disparos. Pérez-Reverte no escatima los aspectos más brutales y sangrientos de la guerra, pero lo hace con una narración nada afectada, con un estilo conciso y objetivo. Sencillamente se dedica a narrar lo que acontece y deja que sea la propia historia la que aporte la emoción. En cierto momento muere un personaje al que hemos acompañado durante un buen número de páginas y al que tenemos cierto apego, pero el momento de su muerte está narrado desde el punto de vista de soldados del bando contrario para los que no es sino otro soldado enemigo más, por lo que la narración carece del más mínimo reconocimiento ni emoción por su muerte. El lector llora su pérdida pero en el texto es tan solo otra baja más antes de seguir adelante. La guerra de Línea de Fuego es así, los soldados vencen, los soldados mueren, pero la guerra continúa.

Pérez-Reverte muestra ambas caras del conflicto sin juzgar a nadie en ningún momento. Los héroes son de ambos bandos, igual que los villanos. Uno puede tener sus favoritos al comenzar la novela pero llegado determinado punto el lector ya está condenado, gane quien gane lamentará la derrota del perdedor. No se trata de una novela política, sino más bien antipolítica. Perez-Reverte que lo mismo tira para un lado que para otro, define a hombres que están en la batalla luchando y muriendo por un ideal que a menudo ni conocen ni comparten. Los soldados que disparan sus fusiles desde la trinchera de Línea de Fuego no lo hacen por defender un partido o una bandera, sino por salvar/vengar a sus compañeros, por un trago de agua, por volver a casa, por pura y agotadora terquedad. Se trata de personas corrientes que vivían vidas corrientes, separadas de la política. En determinado momento llegó a ellos la guerra y la vida y la política se convirtieron en la misma cosa.

Puede ser que en ciertos momentos, especialmente al final de la novela, Pérez-Reverte haga un leve esfuerzo por expandir la historia, por relacionar la batalla que está contando con el devenir de la Guerra Civil en su conjunto, pero se trata tan solo de breves apuntes que no van mucho más allá. Aunque sus personajes sean conscientes de lo que ocurre más allá del frente, lo son tan solo desde su propia subjetividad. Lo importante para ellos, y por lo tanto para el lector es lo que está ocurriendo están viviendo, la falta de agua, las heridas, lo piojos, el sudor. Pérez-Reverte no quiere levantar demasiado la vista de esto. La novela no deja de ser, como él mismo ha repetido en diversas ocasiones, “solo una novela”, y lo que cuenta es el horror y la verdad de la guerra desde el punto de vista más cercano posible.
Enlace: http://quienvigilaaldrender...
+ Leer más
Comentar  Me gusta         1460
rafaperez
 03 February 2023
Linea de fuego es una batalla de 680 páginas. No hay otro argumento, balas y bombas que tras el primer tercio del libro se convierten en aburrimiento general.
Diálogos de trinchera y poco más.

Excelentemente escrito, Reverte tiene uno de los mejores manejos del lenguaje de la narrativa actual sí, pero en este caso es insuficiente.

Para los que esperábamos algo más, ese políticamente incorrecto que le caracteriza, solo lo encontraremos en pequeñas píldoras, con leves sutilezas, como que el único personaje ruso sea del bando nacional, o catalanes luchando contra republicanos...

Sí deja clara en varias ocasiones la gran verdad de la novela, y de la guerra civil, los soldados pertenecían a un bando por pura casualidad, porque en el momento del estallido se encontraban en una ciudad con una bandera predominante.
Sin ideología, sin oficio ni beneficio en esta lucha no tuvieron otra opción, o al frente o al muro, pues fusilar, lo hacían muy bien rojos y azules.

Lo mejor son esos diálogos de frontera y una sensación derrotista, unos se cansaron de morir, otros de matar, pues vencedores y vencidos eran hijos de una misma madre, una madre que veía como sus hijos se desangraban por culpa de arengas políticas que invitaban a la lucha, unos gritan y ordenan para que muchos mueran por ellos.

Y una madre que aún hoy se desespera porque nada hemos aprendido, porque mientras ellos cosechan poder en forma de votos desde sus cómodos atriles, nosotros nos lanzamos las piedras, seguimos siendo borregos.
Una madre de muchos nombres a la que yo llamo España.

Pero seria un error creer que el libro habla de esto, Reverte tan solo planta una semilla, la idea, que en cada cual florece a su ritmo y con sus espinas.

680 paginas de ruidos escritos, sonidos de la muerte en una pequeña porción de lo que fue la batalla del Ebro, personajes algunos llenos de coraje donde a todos Reverte los dejó sin alma.

Disparos, muy buena gramática y nulo argumento lo siento Arturo y su ego, pero es carne inflada de grasa y poco alimento.

Me aburrí como un oso.
+ Leer más
Comentar  Me gusta         3321
sanhezped
 24 December 2020
En Línea de fuego nos da Arturo Pérez-Reverte su visión sobre la guerra civil española, porque, por más que se trata de una historia ficticia, en ella va a reflejar no sólo lo que fue aquella batalla que supuso la derrota irreversible, si bien aún transcurrieron unos meses para el final de la contienda, de las tropas republicanas, al mismo tiempo que una visión global sobre lo que fue aquella contienda.
Porque siendo horrible cualquier guerra, una guerra civil tiene un punto que aún la hace peor.

No es la primera vez que aborda en sus novelas el tema de la guerra civil, porque de hecho es en esa época en la que está ambientada la Trilogía (al menos de momento) de Falco (Falco, Eva y Sabotaje). Pero mientras que en ella la guerra no deja de ser el telón de fondo en el que transcurre lo que no deja de ser una novela de espías, aquí es el eje vertebrador de la novela.

Línea de fuego es una novela coral en la que nos irá describiendo una batalla en un pequeño pueblo (inexistente por otra parte), el cruce de las tropas republicanas del río Ebro, las escaramuzas iniciales, la conquista del pueblo, el contrataque de los nacionales y la retirada estratégica de las tropas republicanas (nunca se puede hablar de derrota) a través de los participantes en el misma.
Del lado republicano unas mujeres encargadas de las transmisiones telefónicas, un grupo de dinamiteros, unos oficiales, las brigadas internacionales, los comisarios políticos de turno, unos soldados bisoños (la llamada quinta del biberón por su juventud).

Por parte del llamado bando nacional, un alférez provisional (aquellos que duraban menos que un caramelo a la puerta del colegio), requetés, falangistas, legionarios, un moro que lucha con las tropas traídas desde África, un carpintero que solo quiere sobrevivir pero se ve envuelto en todos los fregados …

Hablo de novela coral, pero no llega al exceso de Un día de cólera en el que desfilaban muchísimos personajes con un breve papel. En Línea de fuego, aún siendo bastantes pues la idea es mostrarnos buena parte de los participantes, están al servicio de la acción, de atrapar al lector en una vorágine de acontecimientos en un marco que huye en todo momento de una imagen bella o romántica de la guerra:

Lejos están los soldados que encontraremos en Línea de fuego de aquel prototipo que nos presentaba en Alatriste. No se trata de unos grandes soldados y un gran ejército al mando de un desastroso rey, sino de gente que en muchos casos arrancó a luchar por un ideal, para encontrarse ahora en muchos casos luchando solo por su supervivencia, dejándose la piel y la vida por el camino en el frente, mientras otros lucen pecho y sacan beneficios en la retaguardia.

No se trata en el caso republicano de un ejército profesional. Y los pocos que en su día eran profesionales, son vistos con recelo. Así les lució el pelo frente a un ejército que si lo era, que estaba entrenado y en cierto modo, aunque por otros motivos ideológicos completamente opuestos, tan motivado como ellos.



OPINIÓN PERSONAL

No sé si provocada o no, pero Línea de fuego es una novela que desde el primer momento ha levantado una cierta polémica. Normal, dado el tema que trata y quién lo trata, por más que dé palos a un lado y a otro, que aquí no se salva ni el apuntador.
Yo me he limitado a leer y disfrutar de esta novela, que nos muestra no una batalla, sino casi una escaramuza dentro de la misma, pero que muy bien sirve para mostrarnos lo que aquella guerra era en general. No hay que conocer mucha historia para saber cómo acaba, pero aún así, a mí me resultó imposible desplegarnos de las páginas del libro.
Eso sí, si no te gustan las batallitas, Línea de fuego está lleno de pequeñas batallas. No puede ser de otra manera, porque esa es la historia que no está contando. Nada de grandes tácticas por otro lado, que no estamos ante un episodio de una gran batalla histórica al modo de las grandes clásicas de la Historia.
Además, por encima de la propia batalla, está el componente humano de aquellos que tomaron parte en ella. de hecho Línea de fuego es un homenaje a todos los que por un motivo u otro lucharon en una guerra en la que el valor y el arrojo no fueron patrimonio de un único bando.

Me ha gustado y cautivado esta novela. Es cierto que soy un admirador de la prosa de Arturo Pérez-Reverte, capaz de unas descripciones minuciosas pero que lejos de aburrirme (me provocan un gran tedio las largas descripciones que solo intentan el lucimiento sin más del escritor) consiguen meterme en la historia que se está narrando.
Claro que meterte de lleno en la acción como ocurre en Línea de fuego, es por otra parte meterte en el horror y la angustia de unos hombres y mujeres que no sabían en todo momento si verían amanecer un nuevo día.
Enlace: https://www.elbuhoentrelibro..
+ Leer más
Comentar  Me gusta         80
aitordelbarrio
 02 September 2022
retrata bastante bien la batalla del Ebro a través de sus personajes, comisarios comunistas, requetés, falangistas, militares republicanos, regulares, anarquistas, falangistas ... Lo mejor de este libro son sus personajes, ya que por encima de filiaciones o identidades de uno u otro tipo, muestra su lado más humano.
Comentar  Me gusta         40
TavoEstomba
 04 November 2023
Leyendo Línea de Fuego de Arturo Pérez-Reverte, me parece estar en el Museo Reina Sofía admirando el Guernica de Pablo Picasso. Porque Pérez-Reverte nos representa con palabras las mismas sensaciones y el mismo horror que transmite la obra.
Pérez-Reverte con la misma excelencia que en El húsar, vuelve a pintarnos con sublimidad otra batalla. Esta vez novela los diez días de la batalla del Ebro, pero no es una obra sobre la Guerra Cvil española. A diferencia del Guernica donde los hombres y mujeres están en un segundo plano, con la sobriedad que lo caracteriza y con la intensidad de sus escenas, en Línea de Fuego las/los combatientes y sus circunstancias protagonizan las escenas. "Los héroes no existen. Sólo las circunstancias", le hará decir a Bascuñana.
El relato se construye sobre una docena de personajes centrales que lo vertebran.
Las guerras civiles son especiales, como lo dice el combatiente veterano, Francisco Olmos, "Es lo malo de estas guerras (...) Que oyes al enemigo llamar a su madre en el mismo idioma, y como que así, ¿no?... Se te enfrían las ganas."
La lectura de esta novela nos ayuda a comprender a grandes rasgos esta guerra o, al menos, la idea que de esta guerra tiene su autor. En toda novela trasluce su mirada crítica sobre esa guerra que tilda de "muy española" o "en el fondo y en la forma se trata de eso [...] cuestión de cojones. de ellos y nosotros, de quién se atreve y de quién aguanta más que el otro. Muy español, todo." O en otro pasaje: "Si no ganas tú, al menos procura que no la gane el otro."
"Son pocos los que en nuestro bando luchan por defender una idea política concreta [...] La mayor parte luchamos contra las ideas de ellos." Reconoce la falta de ideales de los fascistas.
Pero, también lo errores y horrores de la conducción republicana, reconoce la valentía y el arrojo de sus combatientes. Es cierto que lo merecen [ganar la guerra] Pero ellos, no sus líderes: esa gentuza irresponsable que se dedica a ajustar cuenta, a disputarse el poder y a reventar al adversario en la misma izquierda, sin importarle ponérselo fácil a los fascistas."
Es una guerra en que no hay tiempo para el cálculo o la serenidad, al final se lucha para no morir. En cada página, sufrimos con cada personaje sin importar de qué lado está. al final, nos queda la impresión de que "sólo es demasiada guerra".
La recomiendo y espero la disfruten.
+ Leer más
Comentar  Me gusta         32
SrtaLeolibre
 09 April 2021
Línea de fuego” no es la primera novela que leo del autor, ni tampoco la primera que se centra en la Guerra Civil, pero sí es la primera que tiene a dicha guerra como tema principal y no solo de fondo.
Para poder leerla necesité dos intentos y no porque no me estuviera gustando, si no por la cantidad de personajes que aparecen y que requieren de toda la atención durante la lectura si no quieres terminar confundiendo a los nacionales con los republicanos y viceversa.
En este segundo intento, decidí leer la novela de una manera mas pausada, tomándome mi tiempo, para comprobar en el mapa que aparece al principio, dónde estaban los personajes que iban saliendo y hacia donde avanzaban o retrocedían, según fuese el caso.
Leerlo de esta forma me ha permitido disfrutarla mucho más, al visualizar en mi cabeza cada momento, como si de una película bélica se tratase y es que este libro se presta bastante bien a eso.
En definitiva, me ha parecido una novela entretenida, con sus más y sus menos, pero en líneas generales me ha gustado.
+ Leer más
Comentar  Me gusta         31
luis_lector
 19 January 2021
Este libro de Arturo Pérez-Reverte me ha gustado. La historia que narra es dramática y conocida por todos, y no hay que tapar nada de lo que ocurrió. Sin embargo, a pesar de la tragedia que es una guerra civil hay algunos toques de humor, de costumbrismo (las coplas y los cánticos de los bando), las expresiones de la época, incluso hasta una tregua medio pactada entre los combatientes. La lectura es muy entretenida y rápida y no puedes dejar de leer hasta el final.
Se narra el desarrollo de una parte de la Batalla del Ebro, en verano del 1938. La acción transcurre en 10 días en un pueblo imaginario, en las proximidades de pueblos reales de Aragón: Mequinenza, Fayón, y Cataluña: Mayals.
Los protagonistas están muy bien elegidos. Salen todos: el tercio, los requetés, los falangistas, los de “primera hora”, los leales, los comunistas, los comisarios políticos, los brigadistas internaciones, las chicas del cable, los moros, los que les tocó, la quinta del biberón, los obreros revolucionarios, y también nombres propios: Pasionaria, Carrillo, Lister, el Campesino, Largo Caballero, y claro, Franco. Son historias paralelas muy bien narradas. Los diálogos son directos. Ya sabemos que Pérez-Reverte no tiene pelos en la legua y si hay que soltar un taco, se suelta y no pasa nada.

Hay un esquema del mapa del pueblo con los puntos clave (los pitones, el cementerio, la iglesia, la ermita, la rambla, los olivos, etc) y habría que estar consultándolo para entender como son los movimientos de los combatientes. Yo lo he leído sin tener ese mapita delante y me he perdido un poco. En algunos casos la narración es muy técnica, sobre todo, con la descripción de las armas, los tanques, los equipos de telecomunicaciones, etc.
En resumen, Arturo Pérez-Reverte narra lo que pasó, lo que nos han contado nuestros abuelos, pero de una forma magistral y, sobre todo, pasado ya un tiempo adecuado.


+ Leer más
Comentar  Me gusta         20
scamacho80
 01 November 2021
Pues sí, es lo malo de estas guerras, que oyes al enemigo llamar a su madre en el mismo idioma que tú. Una frase que refleja con extrema crueldad uno de los episodios más oscuros de la historia reciente de nuestro país.
De niños, engullidos por la multitud que en el patio del colegio corretea entre árboles, arena y asfalto, libramos nuestras propias batallas, en algunos casos -para nosotros y para nuestros padres- demasiado sangrientas y despiadadas, que acaban siempre con algún que otro ojo morado y el pantalón rasgado a la altura de la rodilla.
Pero lo que para nosotros no son más que refriegas infantiles, para otros son recuerdos de una época olvidada que hoy estudiamos desde la comodidad de nuestro salón, reducida a un puñado de nombres, fechas y capítulos escritos en libros de texto fríos y sin alma, que no consiguen arañar más que la superficie de todo cuanto allí ocurrió.
Con una narración multifocal –de mismo modo que leímos en “Un Día de Cólera”-, desde los distintos puntos de vista de sus protagonistas anónimos, nacionales y republicanos, Arturo Pérez-Reverte aborda en “Línea de Fuego”, con la maestría a la que nos tiene acostumbrados, una de las batallas más representativas de la Guerra Civil española.
Éste es un relato duro, sangriento, en el que el lector casi puede sentir, entre las páginas del libro, el hedor agrio a sudor que impregna las camisas sucias, de rojos y fascistas, que de noche cantan para ahuyentar el miedo y la congoja, y que nos traslada en presente y primera persona, al interior de las casas de Castellet del Segre, -en plena batalla del Ebro- entre cuyos muros, agujereados a balazos de fusiles y ametralladoras, se combate cuerpo a cuerpo, bajo el intenso calor del verano, a bayonetazo limpio y pechera descubierta, entre ruido de explosiones y proyectiles que zumban e impactan en los alrededores del pueblo.
Una batalla más, entre otras muchas, que narra la cronología de una guerra fea, como tantas más que ahí fuera se libran y se libraron, absurda y cruel, que enfrentó a familias, amigos y vecinos, no dejando más allá que el rastro pardusco de la sangre de los que jamás volvieron a casa, legando en el olvido a madres, hijos y esposas que perdieron algo más que la partida de ajedrez que sobre el tablero de España se jugó entre 1936 y 1939.
Con el estruendo de fondo de fusilería y bombas de mano que estallan acabando con unos y otros, “Línea de Fuego” nos presenta a los personajes anónimos que mataron y murieron en nombre de una idea –quien sabe si equivocada o no- que sólo algunos compartían y para la que otros no fueron más que víctimas que se vieron obligados a pelear según el bando que les reclutó el día que la sublevación contra la república de Mola y Franco les sorprendió, abriendo su panadería, regando el campo tras su casa, o yendo a por tabaco, en la zona de España equivocada.
Una novela dura, real, intensa y con nombre propio, perfectamente reflejada en la lágrima congelada en la mejilla de un niño de 3 años sin vida cuyo cuerpo ha cargado su hermano de 12 durante más de diez kilómetros, a pie y sin agua, buscando una esperanza mucho tiempo atrás perdida.
Pero entre la nube de metralla, arena y polvo que salta tras cada explosión y lo cubre todo sin distinguir el color del uniforme ni los galones de la solapa, encontramos una historia de humanidad, hermandad y lealtad. Gente que combate, mata y muere, no por un comandante, un general, una idea o una república que para ellos nos es más que la vaga utopía de un mundo mejor que debe ganarse a costa de la sangre propia y ajena. Soldados que luchan hombro con hombro sólo por el hombre, el hijo, el padre o el camarada, que a su lado, con los ojos ahogados por el miedo, pelean con valor y honor por su vida y la de todos los que a su alrededor se han convertido en algo más que su familia.
Camaradería, fidelidad y orgullo quedan fielmente reflejados cuando Panizo abandona a Olmos con un agujero de bala en la cabeza que apenas sangra, camino de la Harinera con un beso en la frente y un “no puedo, hermano” como única despedida para una amistad de años, vidas, forjada a fuego por el compañerismo y el amor por quien a tu lado ha combatido por tu vida y la suya propia.
Con “Línea de Fuego”, Arturo Pérez-Reverte baja a las trincheras de una guerra que no debió ocurrir para contarnos, muy cerca de las balas que zumban sobre nuestras propias cabezas, la bondad y la pasión de todos aquellos hombres y mujeres que allí combatieron por un propósito diferente al que comandantes, generales o comisarios políticos tenían programado.
Lo dicho. Novelas así resultan indispensables para entender, de forma más personal, todos los capítulos arrinconados –por vergüenza o por olvido- de la más sucia historia de nuestro país, en los que hombres buenos mueren, a la fuerza y sin honor, en nombre de un ideal que pocos entienden y casi ninguno comparte.
+ Leer más
Comentar  Me gusta         10
ana_mendoza
 17 March 2021
Estaba indecisa en si leer o no esta novela porque sabía que iba a ser doloroso acercarse a esta historia, pero no tardé en engancharme a la historia. En sí misma, no tiene una trama definida. Pérez-Reverte nos acerca a los combatientes para conocer sus historias, sus ideas y qué les ha llevado hasta donde están. Cada uno representa una visión, un ideal y una forma de observar la situación. A través de las escenas y los diálogos veremos la evolución de los personajes, cómo empiezan y cómo acaban tras ver a familiares y amigos morir.

El desarrollo de los personajes, la forma de hablar de cada uno me ha parecido muy bueno. Ha sabido reflejar en cada uno la complejidad de todo lo que supuso la guerra civil en España. Y el epílogo fue, para mi, demoledor. La guinda de todo el pastel que nos ha contado a lo largo de casi 700 páginas.

Me gustó tanto, que no he dudado en comprar el libro en físico para que forme parte de mi biblioteca. Creo que es un libro que volveré a leer en un futuro.

A raíz de la publicación de la novela, surgió de forma espontánea un álbum (que puede consultarse en la web del autor) donde se han compartido fotografías e historias de quienes combatieron en la guerra.
+ Leer más
Comentar  Me gusta         10
Bady
 30 January 2022
Vuelvo a insistir e insistiré siempre que con el Sr. Pérez Reverte no soy imparcial.
Dicho esto reconozco que al principio, sólo al principio y durante muy poco tiempo, tuve la sensación de que el libro se me iba a hacer largo, pero esa sensación se pasó rápido y ya entré dentro de la historia, del intento de contrataque del ejército republicano en el frente del Ebro.
Una guerra debe ser horrible, pero si es guerra civil el luchar contra paisanos da una sensación de injusticia, de traición de lucha contra natura.
En la novela no hay buenos y malos, son todos héroes que luchan por sus ideas o les obligan a luchar para vivir, hay episodios que sólo se pueden entender en un guerra civil como el ataque del Tercio Requeté de Montserrat contra el viñedo o el episodio del pozo o el del embarazo.
Los diálogos sobre las ideas dan una idea de lo que fue la lucha, la estrategia de un bando la dirigían las ideas no los militares, grande Capitán Bascuñana.
Hay un gusto amargo en la historia, la sensación de que la tropa es carne de cañón, de que sólo sirve para morir, menuda responsabilidad la de los mandos, ordenar movimientos de tropas sabiendo que va haber bajas.
No hay nada de romántico en una guerra, sólo hay dolor y muerte por ambos bandos.
La visión de D. Arturo intenta ser imparcial, contando una historia sobre personas, sin tomar partido por ningún bando, contando las cosas como fueron o pudieron ser, sin adoctrinar y con toda la crudeza que hubo y tal y como lo hace, demuestra su maestría en el contar historias, en mantener la atención del lector y en crear una de las mejores novelas de guerra que he leído, por ejemplo la aventura de la batalla del tanque y el cañón.
Ya he comentado varios episodios, pues incluyo el último de la novela, la llegada de Panizo y Rafael a la isla, el encuentro de las patrullas por la noche y el episodio de delatar para sobrevivir.
Una vez más gracias D. Arturo por hacerme disfrutar como cuando era niño y caían en mis manos libros en los que entraba dentro de ellos y vivía una aventura de las que muchas veces no quería salir, pero el libro y la aventura terminaba.
Acabo ya, los personajes del libro son personas que vivieron y lucharon porque les tocó o porque así lo decidieron, acertados o equivocados, pero esa fue su vida y hoy no de puede ni debe juzgar, sólo aprender de ellos para no volver a luchar.

+ Leer más
Comentar  Me gusta         00


Comprar este libro en papel, epub, pdf en

Amazon ESAgapeaCasa del libro





Test Ver más

Literatura española

¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?

Emilia Pardo Bazán
Benito Perez Galdós
Rosalía De Castro
Gustavo Adolfo Bécquer

5 preguntas
272 lectores participarón
Thèmes : literatura españolaCrear un test sobre este libro