[...] por mucho que nuble, la sombra siempre termina despuntando cosida a los pies de uno. Y nadie puede escapar de su propia sombra.
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[...] por mucho que nuble, la sombra siempre termina despuntando cosida a los pies de uno. Y nadie puede escapar de su propia sombra.
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A ese tiempo infame lo llaman siglo de Oro. Mas lo cierto es que, quienes lo vivimos, oro vimos poco, y plata la justa. Sacrificio estériles gloriosas derrotas, corrupción, picaresca, miseria y poca vergüenza, de eso sí que tuvimos a espuertas. Lo que pasa es que luego uno va y mira un cuadro de Diego Velázquez, oye unos versos de Lope o Calderón, lee un soneto de don Francisco de Quevedo, y se dice, que tal vez mereció la pena
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Es posible hablar con extrema dureza de lo que se ama, precisamente porque se ama, y con la autoridad moral que nos confiere ese mismo amor.
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No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente.
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Pero nadie nace enseñado; y a menudo, cuando gozas de las debidas enseñanzas, es demasiado tarde para que estas sirvan a tu salud o a tu provecho
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En el tablero de la vida cada cual escaquea como puede
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Es posible hablar con extrema dureza de lo que se ama, precisamente porque se ama, y con la autoridad moral que nos confiere ese mismo amor
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No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente
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¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?