Kolia

Kolia para mí ha sido un regalo doble.

El primero me lo hizo Antonio Aráez. Grandísimo lector, cinéfilo como pocos y un tipo muy valiente al que admiro. Podéis seguir sus reseñas en su cuenta de Instagram @eltercermiope. Cuando hace unos meses nos conocimos en persona en una casa rural de Sasamón (Burgos) me regaló un libro: Kolia. "Conociéndote, creo que te va a gustar". Acertaste de lleno, amigo.

El segundo regalo me lo hizo, sin saberlo, el autor de Kolia. Porque yo casi fui Kolia, siendo este "casi" kilométrico. al igual que el protagonista de la novela, yo también mido dos metros, metí miles de horas jugando al baloncesto y siendo niño soñé con jugar en la NBA.

El caso es que me quedé cientos de escalones por debajo de la NBA y me retiré a los 35 años con las caderas destrozadas. Si pudiera volver atrás sabiendo que no iba a llegar a nada serio en el baloncesto y que iba a terminar con dos prótesis de cadera de titanio como las que llevo... volvería a repetir el mismo camino. Y volvería a disfrutar de todos y cada uno de los segundos en la cancha. Y volvería a ser feliz con el balón en las manos.

Os he contado mi historia para que entendáis mis 5 estrellas, pero la historia de Kolia es muchísimo más interesante que la mía.

Narrada en primera persona por un chaval de 14 años, la novela va de conquistas y reconquistas porque en Kolia, además de muchísimo baloncesto, también hay esfuerzo, talento y coraje, un giro inesperado a mitad de viaje, amistad, superación, el primer amor, expectativas, miedos, dudas y el deseo de seguir jugando a esto que llamamos vida.

¡Gracias, Antonio! ¡Gracias, Leandro!

Hoy es víspera de Reyes y dentro de un rato iré con mis hijos de 8 y 5 años a ver la cabalgata. En cuanto crezcan un poco también yo les haré un regalo muy especial… que conozcan a Kolia.