Segundo libro de la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne, y me ha gustado más aún si cabe que el primero. Continuamos descubriendo al personaje de Augusto-Orestes, un sociópata que va dejando un espeluznante rastro de asesinatos por dónde pasa. En este volumen la narración es más rápida y dinámica, se va desarrollando nuevos acontecimientos llenos de detalles y sorpresas, que le dan una vuelta más de tuerca a la trama. Esto me parece muy interesante, porque en muchas sagas y trilogías que he leído la segunda parte suele perder bastante fuelle, pero en este caso es todo lo contrario. No he podido parar y ya estoy leyendo la tercera parte, Consummatum est, estoy deseando descubrir el final. |