Si en los libros anteriores, hemos visto a Gabriel Araceli en la marina, luchando contra los ingleses, o en el ejército, luchando contra los franceses, ahora, siendo oficial, Galdós lo coloca en la partida de Juan Martín Díez, el Empecinado que, en septiembre de 1811, mandaba casi tres mil hombres que luchaban por tierras de Guadalajara, empleando la guerrilla como forma de resistencia (así Galdós puede hablar de la guerrilla y los guerrilleros). Las partidas estaban formadas por pequeños grupos en los que había campesinos, burgueses, curas... qué se organizaban en torno al jefe que era el que coordinaba la acción contra los franceses valiéndose de su conocimiento del terreno y también de la solidaridad del pueblo, aunque a veces, también saqueaban los pueblos por no encontrar comida o dinero. Dentro de las partidas había luchas por el mando y el Empecinado se enfrentará a sus segundos como el mosén Antón Trijueque o Saturnino Albuin, el Manco que se pasarán a los franceses. Hay poca historia amorosa. Inés y su madre, la condesa Amaranta se han instalado en un castillo que la familia tiene en Cifuentes. En un enfrentamiento Gabriel cae prisionero y entre los franceses aparece de nuevo D. Luis de Santorcaz que rapta a Inés. Cuando Gabriel consigue escapar ha perdido su rastro.
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