Elisa en el corazón del laberinto

Un bello y oscuro cuento se coló entre mis lecturas no hace mucho. Su apariencia externa me dejó impactada y su contenido mantuvo mi corazón en un puño. Una niña aferrada a un violín, una niña a la que le habían robado la esperanza, me devolvía triste la mirada desde la portada del cuento. Se trataba de Elisa en el corazón del laberinto del escritor Sébastien Perez y la ilustradora y artista Ana Juan, publicado por la gran Editorial Edelvives, que cada mes nos trae verdaderas maravillas.

Sin conocer la historia de Elisa en el corazón del laberinto, supe que deseaba acercarme a su mundo y descubrir qué la hacía tan desdichada. El ser al que Elisa más quería en este mundo, su abuela, ha fallecido, pero su pena no parece importar a nadie. Sus padres quieren casar a Elisa, de tan sólo quince años, con un hombre mucho mayor al que ni conoce. Se esfuerza sin éxito en tocar con su violín una melodía que detesta, pero que era la favorita de su abuela. La pena la consume y las ganas de vivir la abandonan. Unas horas, solo unas horas más y será entregada a un desconocido. Una cajita con una bailarina, en la repisa de la chimenea de la habitación de su abuela, baila ante ella la intricada melodía que tanto se le resiste. Un extraño sopor la vence y, cual embrujo, despertará en mitad de un laberinto plagado de toda clase de seres y criaturas que le mostrarán su cara más amable y ... perversa. ¿Logrará Elisa salir del laberinto y escapar a su oscuro destino? ¿Aún velara su abuela por ella?

Es un cuento atípico, extraño, oscuro y muy hermoso, que bebe de grandes clásicos de la literatura universal como Alicia en el país de las Maravillas o Alicia a través del espejo. Elisa sufre su condición de niña y mujer en un mundo que la reduce a una mera mercancía, donde puede pasar de mano en mano sin poder rechistar. Las criaturas que pueblan el laberinto son de lo más siniestro: un panadero que no puede dejar de sonreír al tener cosidas las comisuras, un joven de cuatro piernas que baila, un gato que crece y mengua cuando le place o una perversa cantante de Ópera que busca robarle a Elisa su juventud.

Elisa superará todos los obstáculos que le ponga el laberinto y a su paso, sus aventuras y desventuras dejarán en el lector un poso de crítica: la mujer como objeto, la mujer ¿siempre bella y joven?, la regia y dañina tradición.... Salir del laberinto no será fácil y la recompensa por lograrlo incierta. Se nos queda, además, la sensación de no saber si el laberinto realmente existe o si forma parte de Elisa, si ella es el laberinto.

Por un lado, la prosa de Sébastien Perez es maravillosa, su forma de trasmitir el pesar de Elisa, sus ansias de libertad, los sombríos escenarios que recrea dentro del laberinto para el lector o sus macabros personajes. Es un cuento que si fuera llevado al cine su director, sin duda, sería Tim Burton, porque es muy de su estilo.

Por otro lado, tenemos las impresionantes ilustraciones a carboncillo de Ana Juan, marcadas por la ausencia de color sólo presente en pequeños detalles en rojo, rosa y amarillo. Son imágenes que parecen sustraídas de un mundo onírico y que captan a la perfección el mensaje que la obra trata de transmitirnos, nos captan a Elisa.

No puedo tampoco dejar de elogiar el magnífico trabajo de presentación llevado a cabo por Edelvives. El libro es negro por fuera, con el lomo en tela, los cantos pintados de rojos como algunas Biblias antiguas, la cubierta es en relieve, con Elisa en el centro cual retrato, y en la parte posterior, en rojo, sobresalen al tacto mariposas y libélulas. Nada más abrir el cuento, nos topamos con un mapa del laberinto, cuyo centro tiene forma de corazón, y al tratarse de una hoja traslúcida se percibe debajo otro retrato de Elisa. El plano y Elisa se superponen, creando un efecto precioso y cargado de misterio, casi como una invitación para que los lectores nos vayamos junto a Elisa a recorrer el enigmático laberinto.

Elisa en el corazón del laberinto de Sébastien Perez con ilustraciones de Ana Juan es un cuento extraordinario, oscuro, bello, melancólico y misterioso me ha encantado. No se trata de un mero cuento, en una obra de arte en sí mismo lleno de mensajes con una envoltura mágica y fascinante.
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