El método del profesor es prácticamente nulo en esta historia. El placer de leer estaba muy cercano, secuestrado en esos graneros adolescentes por un miedo secreto: miedo (muy, muy antiguo) a no entender.
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El método del profesor es prácticamente nulo en esta historia. El placer de leer estaba muy cercano, secuestrado en esos graneros adolescentes por un miedo secreto: miedo (muy, muy antiguo) a no entender.
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Cada lectura es un acto de resistencia
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El placer de leer estaba muy cercano, secuestrado en graneros adolescentes por un miedo secreto: el miedo (muy, muy antiguo) a no entender.
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Y si, en lugar de exigir la lectura, el profesor decidiera de repente compartir su propia dicha de leer ?
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Éramos su cuentista, nos hemos convertido en su contable.
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El verbo leer no soporta el imperativo. Aversión que comparte con otros verbos: el verbo «amar»…, el verbo «soñar»… Claro que siempre se puede intentar. Adelante: «¡Ámame!» «¡Sueña!» «¡Lee!» «¡Lee! ¡Pero lee de una vez, te ordeno que leas, caramba!». —¡Sube a tu cuarto y lee! ¿Resultado? Ninguno. |
El hombre que lee en viva voz se expone absolutamente a los ojos que lo escuchan.
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Una curiosidad no se fuerza, se despierta
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El tiempo para leer es tiempo robado
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La soledad de esta escritura reclama la resurrección del texto por mi propia voz muda y solitaria.
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?