Girasol Rebelde

«La poesía se respeta, se ama, se cultiva...».

Así termina Girasol Rebelde, el tercer poemario de Juan Miguel Peña Vázquez, y no puedo estar más de acuerdo con esa frase. Considero que la poesía es un género que se creó para remover el alma y para erizar la piel, y los versos que componen Girasol Rebelde cumplen esa función, siempre desde una perspectiva actual y descarada, pues Juanmi escribe sin «pelos en la lengua».

Estos poemas hablan de sentimientos, amor, ilusión y magia, pero también de desamor, desilusión y traición, en decir, hablan de la vida misma y de situaciones con las que quien más y quien menos se puede sentir identificado. Además, hay dos poemas que son colaboraciones con David Soley (@davidsoley_autor) y con Ingrid Marcela (@grymarcelita), y el resultado ha sido precioso.

Es la segunda vez que leo al autor y las sensaciones han sido las mismas (tenéis la reseña de Chupito de elixir en mi perfil); además, las múltiples referencias a Andalucía, la tierra del autor, me hacen sentir más intensamente estos versos, porque Andalucía no es mi tierra de sangre pero sí de alma.

Pero Girasol Rebelde no solo está compuesto de poemas sino que esta vez también encontramos prosa poética, algo que me ha gustado mucho y considero muy favorable ya que le da un punto más dinámico a la lectura. Otra cosa que me ha sorprendido y encantado es una serie de poemas dedicados a Marilyn Monroe donde queda patente la admiración que el autor profesa a este gran icono del siglo XX.

Por último y no menos importante, me ha encantado la mención especial que Juanmi hace a sus compañeros peludos, con sus fotos incluidas; los perritos y la gata acaparan todo el protagonismo porque son adorables.

En definitiva, tenéis que leer las letras de Juanmi porque os aseguro que no dejan indiferente, es poesía urbana y descarada que deja muy buenas sensaciones.

Y para terminar os dejo dos pequeños fragmentos que me han gustado especialmente por su sencillez y por todo lo que albergan a la vez:

«Sonríe,
y deja que haga efecto».
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«Mi límite es el cielo,
¿y el tuyo?»