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En este libro maravilloso la protagonista es la bicicleta. El texto en verso es una alabanza a la vida sobre dos ruedas. En las primeras páginas se nos habla de las bicicletas estancadas: las abandonadas en la calle, las que llevan tiempo guardadas y las estáticas que nunca han podido disfrutar la buena vida de una bici de verdad. Hasta que aparece Juan, un niño que vive con una idea metida en la cabeza, ese deseo infantil que todos hemos tenido: tener nuestra propia bicicleta. La familia de Juan no puede comprar una bici nueva, pero su padre es muy entusiasta y se sumerge en la misión de rescatar una antigua, una de esas que nos mostraban al principio, por lo que finalmente, después de situaciones de ánimo y desencanto, tanto el niño como la bicicleta tienen un final muy feliz, y es que como nos recita el libro, «la alegría más grande del planeta/será medir el mundo en bicicleta». Las ilustraciones se componen por formas y líneas de colores primarios que arman nuevos colores cuando se cruzan. Esto es muy lindo porque la bicicleta con la que sueña Juan, como dice el título, es amarilla, y así los lectores soñamos junto a él en amarillo, rojo y azul. Las formas recortadas recuerdan el stencil donde el blanco de la hoja es al mismo tiempo la luz dentro de la imagen. El relato es emocionante, ambos autores (escritor e ilustrador) nos hablan de lo mismo, de todas las posibilidades que nos da lo más simple, pedalear «bajo un gran arcoíris colorado». Y esto presentado en una edición muy bella, un libro de tapa dura y gran formato que fue una de las primeras publicaciones de Liana editorial. |
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