¡Año de desperezarse, Darío!

La historia tiene como protagonista a Darío Persa. Sí, Darío Persa, una guasa de su santa madre. (Para los que no lo sepan, Darío es el nombre de varios reyes de Persia). Este es un adolescente lleno de hormonas con una vida normal de instituto a principios de los 90. Esta historia nos va a narrar su día a día durante un año, entre 1991 y 1992, en el cual su vida va a ir cambiando gracias a un extraño misterioso: su nuevo vecino Javier. Javier es un hombre que ha llegado al pueblo de Darío y apenas se relaciona con sus vecinos. Es una persona siempre con el rostro melancólico e inexpresivo y pronto será el centro de las comidillas de sus paisanos. ¿Quién es este hombre? ¿De dónde ha venido? ¿En qué trabaja? ¿Estará buscado por la policía?

La trama se centra en la vida diaria de Darío. Su vida es la normal de un adolescente: el instituto, los videojuegos, las lecturas, sus experimentos con la sexualidad, su primer amor, sus primeras borracheras, etc. Todo cambia cuando una noche, después de pasar un rato en el bar tomando cervezas con sus amigos, Darío vuelve a casa y se topa con un grupo de neonazis. Estos, borrachos, fumados y con ganas de fiesta, le dan una paliza al joven pero da la casualidad de que Javier pasaba por allí en ese momento y se convertirá en su salvador. Desde ese mismo momento se va a establecer una amistad entre Darío y Javier, en la cual este último va a ser el guía del primero, actuando como amigo a veces y como padre en otras. Pero Javier no se abre del todo a Darío y esconde un profundo secreto muy trágico.

Este libro tiene temas de diversidad sexual (la madre de Darío mantiene una relación amorosa-sexual con una vecina) y cómo esta sexualidad "atípica" se representa en una sociedad cerrada, más aún siendo de un pueblo pequeño. También se habla de las primeras experiencias sexuales, de la popularidad en el instituto, de la cultura de la época, de las primeras juergas adolescentes, de la vida de instituto y las conocimientos que estos ofrecen y del primer amor. Pero sobre todo trata de la hipocresía del ser humano y de la madurez de uno mismo, de que cada uno de nosotros pensemos con nuestros propios criterios y sepamos decidir y hacer lo que realmente queramos y no lo que los demás quieran para mantener nuestra imagen. Sobre la hipocresía, esto queda reflejado en la siguiente frase:


"Este mundo es como una eterna obra de teatro donde todos debemos aparentar que somos buenas personas (...) y siempre cuidando de que damos la imagen adecuada de cara a la galería"

En cuanto a la escritura, el libro está escrito en forma de diario o en forma epistolar. Es el propio Darío el que nos va relatando a un "tú" lector todo lo que acontece en su vida y sus pensamientos más profundos. El autor ha conseguido a la perfección que tengamos la sensación de que el relato ha sido escrito realmente por un adolescente. En el libro hay una total ausencia de diálogos directos, pero sí indirectos. Estas conversaciones aparecen de la misma forma que nosotros podemos narrar una a nuestros amigos y conocidos, lo que da más énfasis al carácter epistolar del libro.

Si tuviera que poner un "pero" sería en dos cosas. La primera es que en ciertas ocasiones se repite la misma acción. Lo segunda es que a mí no me ha dado la sensación de que Javier haya influenciado verdaderamente tanto en la vida de Darío, pues queda más bien como en la sombra. Pero esto son opiniones mías que no bajan mi opinión del libro. Y algo anecdótico, no se porqué pero en la web viene "desperezarse" (palabra correcta) pero, por un cambio o un error, en la portada viene "desesperezarse" (palabra que no existe).

En conclusión, este libro narra la historia de Darío Persa, un adolescente de principios de los 90, por él mismo en forma de carta o de diario, de su vida diaria y, sobre todo, de su relación con un misterioso adulto, Javier. Es un libro que nos lleva a una sociedad cerrada de la época y que trata temas tan diversos y variopintos como la diversidad sexual, el primer amor adolescente y la hipocresía social y de cómo hay que mantener las apariencias por el qué dirán. Una historia que es un camino hacia la madurez, una enseñanza para que hagamos lo que realmente queremos en esta vida y no según las opiniones que tengan los demás hacia nosotros. Un libro que te encauza hacia la propia felicidad con un lenguaje cercano y muy adolescente.
Enlace: https://lagranbibliotecadeda..

Hay veces que ciertos libros hacen que uno se reencuentren con el yo de otra época, un yo
en muchas ocasiones que nada tiene que ver con el que somos en la actualidad y que nos provoca cierto acto reflejo de incomodidad o de risa floja y todo ello cargado con la inevitable reflexión que trae consigo esa frase tan usada en estas ocasiones de “y como hemos cambiado”

¡Año de desesperezarse Darío! (Sí, así es el título y no me preguntéis si va con doble sentido o hay algún otro motivo para ello) es una novela corta que se lee de forma amena en un viaje de autobús, tren o una tarde de piscina o playa. Con sensaciones agridulces, palabra muy socorrida a la hora de hablar de libros que tienen cosas que nos han gustado pero que también poseen puntos que nos dejan regusto amargo, la obra de Pedro González merece nuestra atención puesto que soy de la opinión que de toda lectura se aprende algo y esta tiene algunos elementos que son muy interesantes.

Darío es un joven de 16 años que vive en un pueblo dormitorio de una gran capital, que va a un instituto normal, que tiene sus inquietudes como cualquier chico de su edad y que tiene su particular visión de la realidad y las circunstancias que le rodean que se suele tener con esa edad. No comprende los consejos de los mayores y piensa que en la vida lo verdaderamente importante y necesario son los videojuegos, las chicas y divertirse y no precisamente en ese orden.

Un chico listo, que con la ley del mínimo esfuerzo va superando exámenes y cursos mientras vive con su madre y reflexiona sobre su vida en una especie de diario que abarcara un año entre los meses de 1991 y 1992.

Un día de vuelta a casa tras una salida de fin de semana con sus amigos, a las puertas de su casa recibe una paliza a manos de unos neonazis y de la que es salvado antes de que ocurra una desgracia en el último momento por un extraño y solitario vecino que se ha mudado hace poco al barrio.
A partir de entonces, Darío irá relatando en esa especie de diario su visión sobre su madre, con la que vive sólo tras ser abandonado por su padre, los estudios, los amigos, las chicas, el amor, la hipocresía en la que vive la sociedad, sus salidas, etc. En todos estas cuestiones y temas dará su punto de vista, sus sensaciones, pero será a raíz de ser salvado por su misterioso vecino y las charlas que mantendrá con él, que veremos cómo su punto de vista se va volviendo algo más maduro y su discurso se vuelve más reflexivo y racional.

Un libro que merece una oportunidad aunque por el camino vamos a encontrarnos a un autor que creo da demasiados rodeos y se repite en su mensaje más de lo necesario y que hace que en algunos momentos uno pierda la paciencia cuando usa el mismo calificativo para nombrar a su madre o por ejemplo a sus agresores. Creo que le ha faltado ser más directo y conciso a la hora de buscar el camino para tocar la fibra sensible porque el mensaje está ahí y es bueno pero no en todos los capítulos llega de la forma más adecuada.

En definitiva una buena novela para ver en la figura de Darío el adolescente que fuimos y en quien nos hemos convertido hoy. Tal vez ese más enfocada hacia los jóvenes pero como he dicho anteriormente es una lectura que te enseña y de la que no puedes salir sin reflexionar.


Enlace: http://librosenelpetate.blog..

Es un libro lleno de interés porque me ha hecho conectar con una etapa tan difícil como apasionante de mi vida, la adolescencia.
No contaré nada de la historia, pero sí que trata temas universales como el amor, la amistad, la hipocresía o la violencia.
Me atrae una cosa en particular, he podido discernir lo difícil que se hacen ciertos momentos y acontecimientos para los adolescentes. Pueden parecer situaciones fáciles para los adultos, pero para los chicos no. Es importante visibilizar esto.
Me ha gustado. No es perfecto, y a ratos parece un poco redundante y repetitivo, pero, ¿no son los adelescentes así?