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Ha sido una lectura muy ligera pero a la vez muy sentida. Cada una de esas 12 mujeres tiene su propia mochila cargada de piedras que pesan horrores. Penas, malos recuerdos, vivencias que nadie desearía para uno mismo... y aún así siguen adelante intentando ser felices. Pienso que lo que me ha enseñado este libro es que nada nos parece lo suficientemente bueno, siempre queremos más. Ser mejores, tener más, todo más y mejor cuando lo único que de verdad importa es ser feliz. O al menos, intentarlo con ganas. Pienso que es una historia con mucho que enseñar si te fijas en lo que hay detrás, no sólo en lo que se ve. Todos tenemos nuestros problemas y si tenemos quien nos consuele y nos ayude, tenemos mucho. Ellas siempre están para lo bueno pero sobre todo para lo malo. Nos muestran un concepto de amistad que deberíamos aplicarnos todos. En el mundo habría menos maldad, por descontado. Además cuenta con las recetas de las chicas, así que si te animas puedes hacer tus/sus galletas.
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