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En el confinamiento leí mi primer libro de Modiano, Nobel de Literatura en 2014, y me gustó muchísimo. Con “Un circo pasa” me ha pasado lo mismo; quizás con menos intensidad, pero lo recomiendo igual. Todo comienza con un diálogo escueto en lo que parece un interrogatorio y la sensación misma del protagonista coincide con la del lector, ¿qué demonios está pasando? Y esta pregunta el lector se la hace muchas veces, porque, al igual que en “Dora Bruder”, Modiano va realizando un puzle con demasiados huecos en blanco, y obliga al lector a ser parte del juego y a rellenar aquellos detalles que él no quiere completar. Según pasan las páginas y los detalles de la trama, vamos armando un rompecabezas con la historia de Jean y Gisele y otros personajes misteriosos, escurridizos, huidizos y parcos en palabras. El ritmo de lectura es rápido, debido a la corta extensión de los capítulos y al ansia por saber quién es Gisele, de qué se esconde, cuáles son los detalles de su pasado y quiénes son el resto de personajes sacados de una novela de mafiosos. Entre tanto, París, el Sena y un sinfín de calles, plazas, hoteles y restaurantes. Es una de las cosas que más me ha gustado. Este libro es un viaje por París y sus calles, y como tal, recomiendo leerlo con un mapa al lado, para disfrutar más de la lectura. También me han gustado los pequeños gestos y las pequeñas pinceladas que suelta Modiano sobre su propio padre y su pasado a través de la historia del protagonista; otro punto de unión más con “Dora Bruder”. Y la pluma, ese modo de escribir tan característico capaz de describirte al máximo ciertos detalles como que, de repente, deja líneas sueltas para goce y disfrute del lector imaginativo. Me han gustado especialmente el personaje de Gisele y el proceso de maduración de Jean, de chiquillo a hombre adulto. Y las ensoñaciones. Este libro es una oda a la ensoñación, a la vida inventada y a hacerse castillos en el aire que nunca llegan a construirse, pero dicen, que de ilusión, también se vive.
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