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Crítica de carlotenia


carlotenia
28 January 2019
"Entre las cepas, una figura humana. Los brazos caídos, la cabeza cubierta por la capucha de una sudadera. El niño quiso echar a correr, pero el miedo atroz corrió más que él y se introdujo en su mente, repleta de imágenes del abuelo ensangrentado, y fue incapaz de moverse. Los piececitos descalzos, el pantalón del pijama que apenas se mantenía en su sitio de tan flaco que estaba y aquel temblor que castañeteaba sus dintes mientras la figura se acercaba".




Así comienza, en unas cuantas páginas (esto es sólo un retazo) lo que será el intríngulis de la novela. Ya veis que aperitivo para empezar! A mí desde luego se me encoge el corazón!!!! Y es que ya os adelanto que en este novela se os va a disparar el puso muchas veces y vais a estar sin aliento casi tanto como sus personajes.

Hugo Betancor, llega a Sonsierra, un pueblo de Rioja, de la mano de su hijo, para reclamar una parte de la herencia que le corresponde al chiquillo por total sorpresa, ya que la relación con los abuelos es nula. A los 11 años del niño, ni siquiera lo conocen, porque la madre del niño huyó de la finca LAS BRUMAS, y empezó una vida nueva en Canarias; Hugo sólo sabe que Don Rodrigo, el abuelo de su hijo es una mala bestia según su mujer, que murió hace años. Ella lo apodaba El monstruo y eso es lo que espera encontrarse allí. Poco se imaginará Hugo que un suegro autoritario, déspota y orgulloso va a ser el menor de sus problemas. Muchas más personas del pueblo van a intentan ponerle zancadillas, porque una sombra se cierne encima de este pueblo, que tiene un secreto que todos llevan sobre sus cabezas, y Hugo y Raúl vienen a removerlo todo.


Me encanta que las novelas que leo, especialmente las de este género, estén ambientadas en sitios reales, que podamos o bien conocer de primera mano o bien descubrir, buceando en internet y conociendo los enclaves que nos describe el autor, las tradiciones y demás. En el caso de A merced de un Dios Salvaje, todo se desarrolla en San Vicente de la Sonsierra. Os imaginais buscando en este lugar a un niño desaparecido en una carrera contra reloj? Eso es lo que ocurre cuando Hugo y su hijo llegan aquí, exactamente lo mismo que pasó hace 20 años en el mismo paraje y la misma finca con su tío Mario, hijo de El Monstruo, que desapareció en una noche de tormenta y al que persigue la leyenda del Aparecido, ya que lo han visto muchas personas del pueblo por los alrededores de la finca. Ahora ha llegado Raul, que es igual que su tío Mario, para el pueblo El Aparecido ha vuelto pero en carne y hueso, para recordarles su pasado, lo que algunos saben, otros callaron... Porque es algo típico de los pueblos, algunos de la España profunda y otros más modernos, todos tienen sus miserias, niños que se ahogaron en un pozo por accidente, otros que mataron sus padres en momentos de locura... Pero aquí no se encontró el cuerpo, así que es algo aún más temible para todos ellos. Y ahora se repite lo mismo en el mismo lugar y con una nueva tormenta, porque Raul desaparecerá para infierno de su padre, ya que se suma a esta desgracia el hecho de que Raul tiene una enfermedad, Síndrome de Dravet.

* El síndrome de Dravet es una encefalopatía epiléptica de grado muy severo que se inicia en el primer año de vida, con crisis habitualmente desencadenadas por la fiebre, a las que sigue una epilepsia farmacorresistente. A partir del segundo año, tiene lugar un enlentecimiento del desarrollo cognitivo del niño.

Como podéis sospechar, a raíz de esto la novela y la historia tomarán un ritmo incesante de percances, búsquedas sin resultados, sospechosos continuos, indagaciones en la historia del pueblo, sus habitantes, sus tradiciones... Que nos llevarán de cabeza y nos harán leer sin parar, sin poder abandonar la lectura. No os miento si os digo que hay noches que me he acostado a las 4 de la mañana leyendo, algo que hacía mucho que no me pasaba con una novela. Por eso os aseguro que ha sido una de mis lecturas de este año. Porque no es sólo la desaparición de Raúl, es el problema de su enfermedad, de que no está tomando su tratamiento y se avecina tormenta, algo que puede desencadenar su final fatal (si es que no lo tiene ya). Andrés Pascual ha sabido crear un juego psicológico en esta historia que no nos da tregua, con giros inesperados a cada página, que no nos da tregua. Sospecharemos de todos y cada uno de los personajes y no sabremos por donde va a salir la cosa, y a la vez aprenderemos de la cultura de este pueblo, de sus gentes, de sus tradiciones como Los Picaos, casi sin darnos cuenta, inmiscuidos como estaremos en toda la trama. Todo ello regado con la tradición de esa zona de España del vino, las bodegas, las vides y las recolecciones.


En San Vicente de la Sonsierra todos los años en Jueves Santo y Viernes Santo procesionan los disciplinantes de la Cofradía de la Santa Vera Cruz o también conocidos como ‘los picaos'. Una tradición ancestral que data del siglo XV en la que los disciplinantes golpean su espalda con una madeja de algodón de forma rítmica a modo de penitencia, cada ‘picao' se autoflagela unos 800-1000 golpes. El práctico (persona encargada de aliviar las heridas) decidirá cuando debe dejar de golpearse, al empezar a divisar pequeños hematomas. El práctico "picará" tres veces ambos lados de la zona lumbar de la espalda, mediante un utensilio denominado ‘esponja', que consiste e una bola de cera virgen con seis cristales incrustados de dos en dos, por lo que recibirá doce pinchazos simbolizando el número de apóstoles. Tras esto el disciplinante se golpeará unas pocas veces, para que la sangre que pueda haberse acumulado en la zona, pueda escapar y así evitar problemas posteriores.

Una vez finalizado, el ayudante le volverá a cubrir la espalda y le colocará la capa para dirigirse a la sede de la cofradía donde un practicante especialista le curará las posibles heridas con agua de romero y una crema cuya composición es secreta y pasa de generación en generación. Una tradición ancestral y una de las manifestaciones religiosas más reconocidas en toda España. Siempre hay cosas por descubrir en la Sonsierra.

Os hablo un poco de esta tradición porque ha sido algo que me ha llamado muchísimo la atención. En medio de esta procesión Hugo intentará localizar al secuestrador de su hijo, como hacerlo cuándo todos van con la cara tapada y además no puede llamar la atención? El escritor juega con nosotros en este thriller constantemente, llevándonos de unos lugares a otros, desvelando a cada paso nuevas pistas y nuevos personajes relacionados unos con otros en una carrera sin fín. El final es totalmente agónico, se suceden muchos hechos que nos dejarán con la boca abierta e insconscientemente susurraremos "rápido, que va a empezar la tormenta!!!!", necesitamos llegar al final.

Aparte de esto, Andrés nos da una lección de redención, de superación de los actos llevados a cabo, de que es necesario gritar y sacar fuera lo que hemos hecho para irnos en paz, y de que es mejor hacerlo antes que tarde, pero es mejor hacerlo tarde que nunca.

También destacar tanto la ambientación como la documentación como la narración. Es innegable que Andrés conoce el lugar donde transcurre toda la novela pero además nos aporta datos, fruto de una gran labor de documentación y visitas a los lugares claves. La narración es sencilla y coloquial aunque con mucho fundamento, y esto hará que las 440 páginas de la novela vuelen en nuestras manos. Tengo que decir que es la primera novela que leo del autor y me ha conquistado completamente, ya se habla de una trilogía, así que desde aquí pido que sea así, porque me he quedado con ganas de más de su pluma. Por ahora me haré con sus otras novelas!
Enlace: https://losauguriosdelaluna...
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