Sheila Levine está muerta y vive en Nueva York

Ser mujer, tener 30 años, vivir en Nueva York y seguir soltera es lo peor que te puede pasar en la vida. Ya lo dijo Carrie Bradshaw durante las seis temporadas que duró Sexo en Nueva York (las películas no existen ni en mi cabeza ni en mi corazón). Tan malo es que ella prefirió quedarse con Mr. Big antes que seguir soltera (¡Alerta spoiler mundialmente conocido!). Desde chiquitita yo ya veía a Carrie y sus amigas (todas sabemos que «Carrie y sus amigas» era el título original de la serie) corretear por las calles de Nueva York subidas en sus zapatos de dos mil dólares. No me miréis así; era una niña muy precoz con una madre muy moderna.

El caso es que, mucho antes de la humilde Carrie Bradshaw, ya hubo otra sufrida treintañera soltera pululando por Nueva York. La gran Sheila Levine. ¡Fastídiate, Carrie Bradshaw, no fuiste pionera de nada! Sheila Levine no tenía ropa más cara que el alquiler de su piso, ni un novio nuevo por capítulo, ni un trabajo como columnista, ni tres amigas más especiales que ella. ¿Sabéis lo que sí tenía? Muchísima carisma. Carisma a raudales. Y ese, amigas treintañeras solteras, es el principal punto fuerte de este libro. al escribir esta historia, Gail Parent cargó la escopeta con unas buenas dosis de humor negro y se puso a disparar. Y la mayoría de las veces da en el blanco. Este libro se publicó en 1972, pero, como a las mujeres nos siguen dando la turra con el matrimonio y las maldades de la soltería, parece escrito en pleno siglo XXI. Eso sí, los años le pesan en cuanto aparecen personajes negros u homosexuales. Ahí se le ven las costuras, aunque no en exceso tampoco os vayáis a asustar. Aún así, merece mucho la pena conocer a Sheila. Hacedme caso.

Sheila, una mujer no muy agraciada (o al menos ella no se siente así) pasada de peso, bajita y judía, decide lanzarse a la vida a los 21 años, esperando, soñando, encontrar a ese hombre que la sacara de la soltería, porque desde que tiene uso de razón su madre le ha dicho que lo mas importante es casarse, pero claro, no es la única chica soltera en Nueva York a la búsqueda del príncipe azul, pero ella juega con desventaja, no es hermosa, no es especialmente inteligente, no es sociable, vamos que no tiene nada especial, pasa el tiempo y entre decepciones y mas decepciones, presiones y mas presiones, decide suicidarse, la vida no tiene sentido y decide escribir una larga carta de suicidio. Esto es el libro.

Personalmente me pareció una combinación de Sex and the City (Sexo en Nueva York) y el Diario de Bridget Jones, que por supuesto fueron escritas y producidas muchos años después de este libro, lo que significa que la presión social que siente una mujer para casarse sigue siendo tan vigente como en los 70's cuando fue escrito este libro.

Si, es verdad que es satírica y que lleva al tema al punto de la exageración, vemos un problema que vivimos todas la mujeres, tal vez los hombres igual, pero como no soy uno de ellos no hablaré en su nombre, veamos, somos socialmente presionadas a seguir con lo establecido, me explico, si no te has casado empiezan las preguntas ¿para cuando la boda?, ¿ya te casaste? entonces viene el ¿para cuando el bebé?, y cuando por fin tienes el primero viene el ¿para cuando el hermanito?.

Me ha gustado mucho, si bien es verdad que Sheila lleva la situación a un punto exagerado, también puedo decir que lo hacía Carrie Bradshaw pero mejor vestida.

En fin, ha sido un libro que ha merecido ser leído, muy bien escrito por cierto, con una narrativa extraordinaria y una historia que nos guste o no, es muy actual.

Habrá quien se pregunte si todavía quedan mujeres con ese nivel de desesperación y ¿saben que? yo pienso que desgraciadamente si.
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