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ISBN : 8437619351
296 páginas
Editorial: Ediciones Cátedra (08/11/2005)

Calificación promedio : 4.13/5 (sobre 43 calificaciones)
Resumen:
Emilia Pardo Bazán publica " Insolación " cuando ya había sido reconocida como gran novelista tras el éxito de las narraciones de " Los Pazos de Ulloa " y " La Madre Naturaleza " . Sus conocimientos sobre la novela europea la llevan entonces a la tribuna del Ateneo y comienza a enviar crónicas de su viaje a Italia a " El Imparcial " . " Insolación " es, según su autora, un " estudio episódico " . La inexorable premisa naturalista está ausente en esta novela... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (28) Ver más Añadir una crítica
marta_lo
 16 August 2022
Esta historia amorosa de Emilia Pardo Bazán es mucho más que un romance entre lo mejor de la sociedad española. En esta ocasión deja a un lado su característico naturalismo para dar de lleno con un realismo impactante.

La crítica más feroz que he visto en esta novela ha sido a los grises convencionalismos sociales y protocolos inservibles en una sociedad española hipócrita y vigilante. En un mundo en el que una simple mirada puede llevar al extremo de repudiar a una persona, cualquier desliz de similar índole no puede pasar desapercibido por los componentes más selectos de la aristocracia. Un error y adiós.

Pero, Emilia Pardo Bazán no se queda ahí, y señala que si este desliz es cometido por un hombre, se habla de él y se critica pero se le sigue admitiendo en el riguroso círculo de amistades. Por el contrario, si es una mujer la que comete un fallo, no solo se la juzga sino que además pierde todos los privilegios de los que hasta entonces disponía. A no ser que ese desliz termine, lo más rápido posible, en boda.

En definitiva, una mujer no puede conocer a hombres y equivocarse: tiene que acertar a la primera, sino se convierte en desliz y fallo grave. Por el contrario, el varón puede catar lo que quiera que no corre peligro alguno su honor. Bonita sociedad que pintaba Pardo Bazán y que todavía da sus coletazos en pleno siglo XXI.

Por supuesto, la escritora tiene más críticas en la manga, y otra de ellas que resulta destacable es la desigualdad de estratos sociales que había en su época. Algo ha cambiado el asunto en España, pero me ha gustado mucho el retrato real de Madrid que hace la autora.

Si en otros de sus libros me llamaba la atención las descripciones de paisajes y habitaciones, en este me ha encantado las que hace de comidas y bebidas. Me sigue fascinando el legado cultural tan grande que nos dejó esta mujer. También destaca una narración diferente, cambiante, de tercera a primera persona.

Un libro recomendable, en el que no te puedes quedar solo en la historia romántica que nos cuenta, sino en ese contexto social tan rico en detalles que te da buena idea de cómo era entonces.
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pvg85
 17 April 2024
📖Tras haber leído varios cuentos de la autora, y antes de adentrarme en su gran obra naturalista, mi idea es leer otras obras suyas más breves y también conocer mejor a la propia autora. Así, buscando algo fresco y con toques de humor, el verano pasado se cruzó en mi camino esta historia sobre la marquesa viuda de Andrade. Una mujer gallega, de clase alta y acostumbrada a seguir lo establecido que en una de sus estancias en Madrid se deja convencer por el apasionado andaluz Diego Pacheco para asistir a las famosas fiestas de San Isidro. Esto acabará desencadenando cambios reveladores para la marquesa que la harán debatirse con ella misma poniendo en duda sus valores y las convicciones sociales.

📎Qué bien me lo pasé con esta historia y qué bien escribía la autora. Es una novela aparentemente sencilla, con pocos escenarios y personajes, pero con un vocabulario tan rico y un fondo tan auténtico e interesante que me conquistó desde el inicio. Doña Emilia hace una atrevida crítica a la forma de celebrar las festividades religiosas a través de algunos de sus personajes y a partir de aquí se centra especialmente en la disparidad en la forma de juzgar, por hechos similares, a hombres y mujeres. Hace una muy buena valoración y consecuente crítica sobre las diferencias de trato por parte de la sociedad y, en este sentido, es una obra muy interesante también por la lucha interna de la protagonista. La marquesa se debate entre lo que está viviendo y lo que le han enseñado desde la cuna; quiere remediar y esquivar lo nuevo, lo llamado indecoroso en la época, pero a su vez no puede evitar rendirse a la tentación de la insolación. Es un personaje sumamente interesante:

“…Sucede que se nos imponen, y que por obedecerlas, una mujer de instintos nobles se juzga manchada, vilipendiada, infamada por toda su vida a consecuencia de un minuto de extravío, y, de no poder casarse con aquel a quien se cree ligada para siempre jamás, se anula, se entierra, se despide de la felicidad por los siglos de los siglos amén…Es monja sin vocación, o es esposa sin cariño…Ahí tiene usted donde paran ciertas cosas.”

Y todo ello acompañado con tremendas dosis de humor buenísimo. La novela tiene mucha comicidad y hace del drama una razón para vivir y para cuestionar las imposiciones sociales creando el deseo de igualar la moral de los hombres con la de las mujeres. Los diálogos son divertidísimos y muy bien combinados con la representación de clases y el contraste que generan e incluso las enseñanzas recibidas de unos y otros personajes secundarios se reflejan en los propios dialectos y en sus formas.

📎Qué atrevida fue Doña Emilia con esta novela, demuestra claramente que fue una mujer muy valiente, a parte por supuesto, de su gran maestría escribiendo. No os perdáis esta historia si buscáis humor, contrastes, reivindicación y crítica social y encima todo ambientado en el Madrid del siglo XIX. Una maravilla de lectura, perfecta para estas fechas primaverales y en que se aproxima la festividad madrileña.
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AGamarra
 16 August 2021
"El sol, si no podía ensañarse con nuestros cráneos, se filtraba por todas partes y nos envolvía en un baño abrasador. Por entre las esteras mal juntas del techo, al través de la lona, y sobre todo, por el abierto frente de la tienda, entraban a oleadas, a torrentes, no sólo la luz y el calor del astro, sino el ruido, el oleaje del humano mar, los gritos, las disputas, las canciones, las risotadas, los rasgueos y punteos de guitarra y vihuela, el infernal paso doble, el ¡Viva España! de los duros pianos mecánicos"

Mi primera lectura de Emilia Pardo Bazán y ha sido una buena experiencia. Tuve problemas (que no se pudieron resolver) con el uso del dialecto andaluz creo, eso de poner un "toos" en vez de "todos" y muchas otras palabras que a lo largo de la novela se usan para resaltar la manera de pronunciar especial sobre todo del personaje masculino pero a mí eso me da muchos problemas.
Por otra parte la historia es simple, directa y con un claro objetivo, cosa que me pareció muy bien. Conocemos a Asís Taboada, marquesa (viuda) de Andrade quien provista de su servidumbre saldrá a divertirse durante uno de esos días calurosos con un joven que conoció hace muy poco el galante y despreocupado Pacheco.

"¡Qué hombre el tal Pachequito! Perezoso, ignorante, sensual, sin energía ni vigor, juguete de las pasiones, incapaz de trabajar y de servir a su patria, mujeriego, pendenciero, escéptico a fuerza de indolencia y egoísmo, inútil para fundar una familia, célula ociosa en el organismo social..."

Esto se da en las fiestas de San Isidro y es una buena ocasión en el que la autora nos describe las fiestas, reuniones, gente y costumbres de dicha región. La descripción me pareció buena aunque su humor no siempre me agradó. La bulla de la gente durante las fiestas, el calor tremendo que había y cómo parece penetrar en el alma de la marquesa junto con el alcohol dan realmente un ambiente muy bueno que tiene que ver mucho con el título de "Insolación".
Hay rasgos del carácter español que seguro se describen muy bien y Pacheco sirve muy bien para ello. Atento en todo momento, atrevido por muchos otros lleva a la dubitativa pero apasionada marquesa a sitios poco convencionales que tienen su encanto pero también su grado de repulsión para ella. Gente pobre, facinerosos y algunos maleducados.
Me pareció una novela muy costumbrista, con una protagonista muy respetuosa pero liberada que opina de forma muy desenfadada y amena de las circunstancias de su viudez y sus nuevas relaciones. Es muy avispada, conoce su tiempo y su situación, muy realista, mal pensada por momentos aunque acierta no solo de los hombres sino de sus criados y la gente que lo rodea. Tiene momentos de debilidad y también estos son muy sinceramente descritos. Una personaje que no puede caer mal.

"Le han hecho concebir desde niña que lo más malo, lo más infamante, lo irreparable, es eso; que es como el infierno, donde no sale el que entra. A nosotros nos enseñan lo contrario; que es vergonzoso para el hombre no tener aventuras, y que hasta queda humillado si las rehúye... de modo, que lo mismo que a nosotros nos pone muy huecos, a ustedes las envilece"
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Soniarcr
 06 June 2021
«Pues anteayer (para venir al asunto) estuvo el comandante […] haciéndome reír con sus manías», cuenta la marquesa Francisca Taboada (Asís), la protagonista de Insolación, al inicio de la novela. «Le sopló la ventolera de sostener que España es un país tan salvaje como el África central […] El primer rayito de sol de España […] no bien asoma, produce una fiebre y una excitación endiabladas… Se nos sube a la cabeza».

Es en Madrid, en la tertulia semanal en casa de la duquesa de Sahagún, donde Emilia Pardo Bazán introduce la presencia del ya conocido comandante Gabriel Pardo de la Lage (La madre naturaleza), que representa el personaje anacrónico de la acción, la nota discordante de un piano supuestamente afinado. En este caso la elocuencia de su discurso es el preludio de los posteriores acontecimientos, por lo que conviene prestar atención a sus palabras: con el sol sale a relucir la naturaleza salvaje de los españoles. Suena a chiste claro, o a película de terror. Imagínense el posible argumento: mientras el hombre en París se transforma en lobo por influjo de la luna llena, el español deviene en bárbaro con el sol. «Aquí está nuestra amiga Asís, que […] sería capaz, al darle un rayo de sol en la mollera, de las mismas atrocidades que cualquiera hija del barrio de Triana…», manifiesta Gabriel Pardo sin tapujos. Por supuesto, Asís se toma la perorata del comandante por el lado de la guasa, y, con motivo de la festividad de San Isidro, le pregunta en tono burlón: «¿También criticará usted las ferias y el santo?» A lo que Gabriel Pardo responde: «Aquello es un aquelarre, una zahúrda de Plutón». «¡Qué teorías, Dios misericordioso!», exclama Asís, y, haciendo caso omiso de las advertencias, se va al día siguiente a la feria, acompañada del guapo de la tertulia, el joven gaditano Diego Pacheco, un mujeriego «de tomo y lomo».

Leer Insolación, publicada en 1889, sabiendo que es la viva reproducción de la pasión amorosa y sexual de la propia Emilia Pardo Bazán, suscita el deseo de conocer la identidad de ese señor tan pícaro que dinamitó los cimientos de su tan asentado catolicismo. «Pero, ¿es de veras? Pero, ¿me ha pasado eso?», se pregunta Asís, el día después de San isidro. «Confiesa, Asís», se espeta a sí misma: «No andemos con sol por aquí y calor por allá […] Nada chica, nada. Un pecado gordo en frío […] ¡Te luciste!»

Gracias a la publicación de “Miquiño mío”: Cartas a Galdós, sabemos que el gran amor de Emilia Pardo Bazán fue Benito Pérez Galdós. En él probablemente está basado el personaje de Diego Pacheco, pues ambos comparten ciertos rasgos de carácter: son silenciosos y reservados en sociedad, y efusivos y pasionales en la intimidad. «Con decirte que somos jóvenes, y que no hay mayor tontería que llegar a la vejez sin probar cuánta manzana y cuánto melocotón y cuánta breva dan los frutales de la vida…», escribe Don Benito en La Incógnita, novela epistolar en la que habla de sus sentimientos hacia Emilia (encarnada en el personaje de Augusta); y donde se percibe el juego de seducción (al igual que en Insolación) con sus tácticas de «tira y afloja», resistencia femenina y «acoso y derribo» masculino hasta la consecución del amor carnal.

El empleo del narrador en primera persona favorece aún más la identificación entre Emilia Pardo Bazán y el personaje de Asís Taboada, que comparte con la autora ciertos rasgos de carácter biográfico (figura paterna, origen y clase social e infeliz matrimonio) y también un característico sentido del humor. de hecho la novela está escrita en tono jocoso, con un lenguaje conciso, ingenioso, mordaz, e incluso coloquial. Los personajes hablan de forma natural, con sus expresiones castizas, su peculiar acento y/o su mala pronunciación: «Arrastrá, condená, tía cochina, que malos retortijones te arranquen las tripas, y malos mengues te jagan picaíllo a los jígados…». Todo ello provoca enseguida la simpatía y la hilaridad en el lector. Además, las escenas mostradas, con unas descripciones soberbias, son de un costumbrismo y un casticismo feroz, y reflejan ese ambiente de jarana, juerga o cachondeo tan propicio para la desinhibición amorosa de los protagonistas.

La novela, por tanto, con una mescolanza del naturalismo, el costumbrismo, el romanticismo, el realismo y la introspección, resulta original e inédita, alejada de las corrientes literarias del momento, donde los máximos exponentes del romance son las novelas realistas Anna Karénina y Madame Bovary, ambas de tono trágico y desenlace fatal. Y esto sucede, no porque Emilia busque innovar, sino porque utiliza todos los recursos que conoce para narrar de la mejor forma posible la historia que quiere contar, reivindicando así el derecho de la mujer al amor, a la pasión y a la sexualidad.

Emilia critica la doble moral de la sociedad y habla sin cortapisas de la monarquía, de la iglesia, de la diferencia de clases y de las costumbres de la época, sin obviar las polémicas corridas de toros. Estas cuestiones captan sin duda nuestra atención, sin embargo, lo que buscamos con ahínco en Insolación es la respuesta a las habituales preguntas: ¿Conseguirá Pacheco llevarse a Asís al huerto? ¿Será amor o solo sexo? Suceda lo que suceda, querido lector, «la culpa la tiene el sol».
Enlace: https://lapacienciamarchita...
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Soniarcr
 26 October 2021
«Pues anteayer (para venir al asunto) estuvo el comandante […] haciéndome reír con sus manías», cuenta la marquesa Francisca Taboada (Asís), la protagonista de Insolación, al inicio de la novela. «Le sopló la ventolera de sostener que España es un país tan salvaje como el África central […] El primer rayito de sol de España […] no bien asoma, produce una fiebre y una excitación endiabladas… Se nos sube a la cabeza».
Es en Madrid, en la tertulia semanal en casa de la duquesa de Sahagún, donde Emilia Pardo Bazán introduce la presencia del ya conocido comandante Gabriel Pardo de la Lage (La madre naturaleza), que representa el personaje anacrónico de la acción, la nota discordante de un piano supuestamente afinado. En este caso la elocuencia de su discurso es el preludio de los posteriores acontecimientos, por lo que conviene prestar atención a sus palabras: con el sol sale a relucir la naturaleza salvaje de los españoles. Suena a chiste claro, o a película de terror. Imagínense el posible argumento: mientras el hombre en París se transforma en lobo por influjo de la luna llena, el español deviene en bárbaro con el sol. «Aquí está nuestra amiga Asís, que […] sería capaz, al darle un rayo de sol en la mollera, de las mismas atrocidades que cualquiera hija del barrio de Triana…», manifiesta Gabriel Pardo sin tapujos. Por supuesto, Asís se toma la perorata del comandante por el lado de la guasa, y, con motivo de la festividad de San Isidro, le pregunta en tono burlón: «¿También criticará usted las ferias y el santo?» A lo que Gabriel Pardo responde: «Aquello es un aquelarre, una zahúrda de Plutón». «¡Qué teorías, Dios misericordioso!», exclama Asís, y, haciendo caso omiso de las advertencias, se va al día siguiente a la feria, acompañada del guapo de la tertulia, el joven gaditano Diego Pacheco, un mujeriego «de tomo y lomo».
Leer Insolación, publicada en 1889, sabiendo que es la viva reproducción de la pasión amorosa y sexual de la propia Emilia Pardo Bazán, suscita el deseo de conocer la identidad de ese señor tan pícaro que dinamitó los cimientos de su tan asentado catolicismo. «Pero, ¿es de veras? Pero, ¿me ha pasado eso?», se pregunta Asís, el día después de San isidro. «Confiesa, Asís», se espeta a sí misma: «No andemos con sol por aquí y calor por allá […] Nada chica, nada. Un pecado gordo en frío […] ¡Te luciste!»
Gracias a la publicación de “Miquiño mío”: Cartas a Galdós, sabemos que el gran amor de Emilia Pardo Bazán fue Benito Pérez Galdós. En él probablemente está basado el personaje de Diego Pacheco, pues ambos comparten ciertos rasgos de carácter: son silenciosos y reservados en sociedad, y efusivos y pasionales en la intimidad. «Con decirte que somos jóvenes, y que no hay mayor tontería que llegar a la vejez sin probar cuánta manzana y cuánto melocotón y cuánta breva dan los frutales de la vida…», escribe Don Benito en La Incógnita, novela epistolar en la que habla de sus sentimientos hacia Emilia (encarnada en el personaje de Augusta); y donde se percibe el juego de seducción (al igual que en Insolación) con sus tácticas de «tira y afloja», resistencia femenina y «acoso y derribo» masculino hasta la consecución del amor carnal.
El empleo del narrador en primera persona favorece aún más la identificación entre Emilia Pardo Bazán y el personaje de Asís Taboada, que comparte con la autora ciertos rasgos de carácter biográfico (figura paterna, origen y clase social e infeliz matrimonio) y también un característico sentido del humor. de hecho la novela está escrita en tono jocoso, con un lenguaje conciso, ingenioso, mordaz, e incluso coloquial. Los personajes hablan de forma natural, con sus expresiones castizas, su peculiar acento y/o su mala pronunciación: «Arrastrá, condená, tía cochina, que malos retortijones te arranquen las tripas, y malos mengues te jagan picaíllo a los jígados…». Todo ello provoca enseguida la simpatía y la hilaridad en el lector. Además, las escenas mostradas, con unas descripciones soberbias, son de un costumbrismo y un casticismo feroz, y reflejan ese ambiente de jarana, juerga o cachondeo tan propicio para la desinhibición amorosa de los protagonistas.
La novela, por tanto, con una mescolanza del naturalismo, el costumbrismo, el romanticismo, el realismo y la introspección, resulta original e inédita, alejada de las corrientes literarias del momento, donde los máximos exponentes del romance son las novelas realistas Anna Karénina y Madame Bovary, ambas de tono trágico y desenlace fatal. Y esto sucede, no porque Emilia busque innovar, sino porque utiliza todos los recursos que conoce para narrar de la mejor forma posible la historia que quiere contar, reivindicando así el derecho de la mujer al amor, a la pasión y a la sexualidad.
Emilia critica la doble moral de la sociedad y habla sin cortapisas de la monarquía, de la iglesia, de la diferencia de clases y de las costumbres de la época, sin obviar las polémicas corridas de toros. Estas cuestiones captan sin duda nuestra atención, sin embargo, lo que buscamos con ahínco en Insolación es la respuesta a las habituales preguntas: ¿Conseguirá Pacheco llevarse a Asís al huerto? ¿Será amor o solo sexo? Suceda lo que suceda, querido lector, «la culpa la tiene el sol».

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Las críticas de la prensa (1)
Laverdad13 March 2021
Una historia de amor repleta de gracia y encanto.
Leer la crítica en el sitio web: Laverdad
Citas y frases (47) Ver más Añadir cita
Beavazquez_Beavazquez_18 April 2024
A cada higiénica operación y a cada parte de su cuerpo que quedaba como una patena, Asís creía ver desaparecer la marca de las irregularidades del día anterior, y confundiendo involuntariamente lo físico y lo moral, al asearse, juzgaba regenerarse.
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marta_lomarta_lo16 August 2022
Al salir me deslumbró el sol: ya no estaba en el cenit ni mucho menos; pero era la hora en que sus rayos, aunque oblicuos, queman más: debían de ser las tres y medis o cuatro de la tarde, y el suelo se rajaba de calor.
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SoniarcrSoniarcr26 October 2021
Aparte del sol que le derrite a uno la sesera y del polvo que se masca, bastan para marear tantos colorines vivos y metálicos. Si sigo mirando van a dolerme los ojos. Las naranjas apiñadas parecen de fuego; los dátiles relucen como granates obscuros; como pepitas de oro los garbanzos tostados y los cacahuetes: en los puestos de flores no se ven sino claveles amarillos, sangre de toro, o de un rosa tan encendido como las nubes a la puesta del sol: las emanaciones de toda esta clavelería no consiguen vencer el olor a aceite frito de los buñuelos, que se pega a la garganta y produce un cosquilleo inaguantable. Lo dicho, aquí no hay color que no sea desesperado: el uniforme de los militares, los mantones de las chulas, el azul del cielo, el amarillento de la tierra, los tiovivos con listas coloradas y los columpios dados de almagre con rayas de añil... Y luego la música, el rasgueo de las guitarras, el tecleo insufrible de los pianos mecánicos que nos aporrean los oídos con el paso doble de Cádiz, repitiendo desde treinta sitios de la romería: "¡Viva España!"
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PaseadoradelibrosPaseadoradelibros22 September 2021
"-- Convendré en que eso siempre realza a una mujer; pero, en gran parte, depende del criterio social. La mujer se cree infamada después de una de esas caídas ante su propia conciencia, porque le han hecho concebir desde niña que lo más malo, lo más infamante, lo irreparable, es eso; que es como el infierno, donde no sale el que entra. A nosotros nos enseñan lo contrario; que es vergonzoso para el hombre no tener aventuras, y que hasta queda humillado si las rehúye... De modo, que lo mismo que a nosotros nos pone muy huecos, a ustedes las envilece. Preocupaciones hereditarias emocionales, diría Spencer. Y vaya unos terminachos que le suelto a usted." (Cap.XIV, pág.127).
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PinkyPinky08 January 2019
Para ciertas personas no rigen las ordenanzas sociales. La Sahagún, no sólo es muy experta, y muy despabilada, y discretísima, y una de esas mujeres a quienes nadie se les atreve no queriendo ellas, sino con su alta posición convierte en excentricidad graciosa e inofensiva lo que en las demás se toma por desvergüenza y livianidad. Hay gentes que tienen permiso para todo, y se imponen, y les caen bien hasta las barrabasadas. Pero yo, que soy una señora como todas, una de tantas, debo respetar ek oren establecido y no meterme en honduras.
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Vidéo de Emilia Pardo Bazán
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