El día que sientas el latir de las estrellas

Bajo el nombre de Dulcinea se esconde realmente Paola Calasanz. Es la primera vez que leo algo de Dulcinea y este libro lo elegí porque la sinopsis me llamó mucho la atención: una aventura africana, sin saber ni tan siquiera que era una novela romántica. Y francamente, al principio decía "uff, a mí esta novela no me va a gustar y va a ser una pérdida de tiempo", pero he de decir que me ha encantado. Y vayamos por parte, porque no todo me ha gustado.

Comenzando con aquellas cosas que no me ha gustado, no me ha gustado para nada que esté escrito en primera persona con verbos en presente. No es por nada, sino que no me gustan las novelas escritas en este tiempo, prefiero el típico y tradicional pasado. Es simplemente gusto propio.

También habla continuamente de África como si esta fuera un país único y no un enorme continente. Como si África tuviera una sola cultura y no cientos de ellas. Por ejemplo, ya hemos dicho que la madre de la protagonista, Ashia, es africana, más concretamente sudafricana. Pues Isla no para de repetir que su sangre es africana y la compara con una mejor de color congoleña que vestía con ropas tradicionales de su tribu, posiblemente, y llevaba joyas hechas con semillas. Pues no, Isla, tú tendrás sangre sudafricana y la cultura materna será sudafricana pero Sudáfrica y el Congo no tienen nada que ver, no tienen la misma cultura, el mismo modo de vivir ni nada de nada. Es como si yo me comparase con un alemán y su cultura por el simple hecho de yo haber nacido en Europa.

También me parece absurda la pelea que mantiene Isla con Sirhan cuando el helicóptero se estrella. Este, que conoce casi a la perfección la selva del Congo y sus habitantes hostiles le dice en numerosas ocasiones a Isla que le haga caso en todo lo que diga. Ella, sacando su lado feminista, le dice que de ningún modo va hacer eso. ¿Hola? Perdona, Isla, te has estrellado en una selva. Nunca has salido de tu casita de Australia y estás con un hombre que sí conoce la selva y cómo sobrevivir. Da igual que sea hombre o mujer, la realidad es que Sirhan conoce ese medio e Isla en absoluto. Entonces me pareció totalmente absurdo y fuera de lugar esa rebeldía cuando se trata de sobrevivir y de aconsejar, que no imponer, para esa supervivencia.

Tampoco me ha parecido muy bien que parece que los sentimientos amorosos se ven un poco eclipsados con el sexo. Amar no es únicamente tener sexo, este cuenta pero no es lo primordial, y me ha dado la sensación de que la relación de ambos ha prevalecido mucho más el sexo que lo sentimental.

No todo es malo, obviamente. Paola Calasanz usa una narrativa muy fluida, muy fácil de entender y hace una historia que te atrapa y te engancha y que fácilmente te puedes leer de una sentada. Aunque sí es cierto que a veces hay una misma palabra varias veces repetidas en pocas líneas.

La fuerza de esta novela, creo yo, recae en lo sentimental. Es una novela muy sentida, con muchos sentimientos muy fuertes que se transmiten de forma irremediable al lector. El lector se enamora con la historia, siente miedo en ocasiones con los personajes y siente mucha felicidad. A mí la historia de amor, salvo quitando lo anteriormente dicho, me ha gustado mucho: esa complicidad de ambos, esa pasión, esa ayuda al otro frente a la seguridad de uno mismo.

Pero lo que más me ha gustado es que hay una trama muy bien estructurada y consolidada. No todo ha sido besos pasionales bajo una cascada en la selva. La historia tiene una trama y la autora la desarrolla muy bien. Sí que es verdad que se ha pasado muy rápido, todo transcurre en una semana, pero las páginas son pocas y, para mi gusto, ha sido perfecto. Más que trama hay muchas tramas. Para no hacer spoiler mencionaré dos temas que se tratan en el libro. El primero de ellos es la de los cazadores furtivos: personas que matan gorilas de montaña para robar las crías y venderlas al mejor postor en países del primer mundo. La segunda trama o segundo tema es los guerrilleros y la corrupción del gobierno del país, encontrándonos con guerrilleros buenos y malos. Con esto Dulcinea da muchos mensajes ecologistas.

También me ha gustado mucho que Isla hubiera estado perdida por la vida, debido al abandono de sus padres, y se haya encontrado en África con ella misma, haciéndose una mujer más centrada, más equilibrada, que sabe ya lo que quiere y lo que quiere ser en esta vida.

Y por último, Calasanz también lo recomienda. Aunque esta historia es autoconclusiva, tiene un principio y un final, ella, la autora, recomienda antes leer las dos novelas anteriores, pues sus personajes están relacionados con Isla. Yo no las he leído, por lo que me han faltado datos para saber quiénes eran los personajes que aparecían con Isla en el epílogo.

Aunque la historia va muy rápido y la relación amorosa se fragua en apenas tres días, es una historia conmovedora, demasiado. Yo, que ya soy sentimental de por sí, me ha dado ganas de llorar en varias ocasiones, especialmente en los últimos capítulos, pero de alegría, no de tristeza. Es una historia que rebosa amor, amor entre humanos, amor hacia las plantas, amor hacia los animales, amor hacia las estrellas. Las 197 páginas de la historia son puro amor. Además la historia te va a enganchar y su ligereza a la hora de leer te va a ayudar a ello. Muy recomendada esta novela.
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