Bloom

Ari terminó la preparatoria y está listo para comenzar su vida: mudarse a la gran ciudad, triunfar con su banda y, sobre todo, dejar la panadería familiar, si logra convencer a su papá. Cuando era niño disfrutaba trabajar ahí, pero ahora no se imagina pasar el resto de sus días amasando, lo que quiere es tener historias que contar. Mientras entrevista a candidatos para reemplazarlo, conoce a Héctor, un chico lindo que ama la panadería tanto como él quiere escapar de ella. Ari y Héctor tienen una química inexplicable que los acerca más y más con cada receta que comparten y con cada charola de pan que sale del horno. El amor está listo para florecer… si es que Ari no lo arruina antes.

Comenzando por el dibujo, pues es lo que me decidió a leer esta novela, sólo puedo decir que es precioso. La paleta de azules usada le da a todo el libro un ambiente de calma y sosiego, enfatizado en las escenas en las que cocinan, que transmiten muchísima paz. Los diseños de los personajes son adorables y son todos muy expresivos, lo que hace que empatices más con ellos y les cojas incluso más cariño. Además, los dibujos del pan y otros postres son deliciosos, te dan ganas de sacarlos de las páginas y comértelos.

Lo que menos me ha gustado de la obra es Ari. Es un protagonista que no me ha acabado de convencer, desde el principio es un personaje infantil y egoísta que no parece consciente de su situación familiar, y su evolución no acaba de llegar ni siquiera al final de la obra. Héctor me ha encantado como personaje, me parece mucho más complejo e interesante, a pesar de que tiene muchas menos páginas dedicadas a él. Me habría encantado conocer un poco más de su historia y llegar a conocerlo a él un poco más. Menos Ari y más Héctor creo que me habría hecho disfrutar más el libro.

Como historia de amor no está mal, pero el hecho de que no me guste Ari como personaje estropea un poco las bonitas escenas que tiene junto a Héctor a lo largo de la novela. A pesar de todo, me parece una historia perfecta para leer en una tarde y dejarte con una sonrisa dibujada en el rostro.

Irbis.