Los ojos amarillos de los cocodrilos

No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos.

Para vivir bien hay que lanzarse a la vida, perderse y volverse a encontrar, y perderse otra vez, abandonar y volver a empezar pero nunca, nunca pensar que un día podremos descansar porque esto no se detienen nunca... La tranquilidad ya la disfrutaremos más tarde.

He comprendido que la felicidad no es vivir una pequeña vida sin embrollos, sin cometer errores ni moverse. La felicidad es aceptar la lucha, el esfuerzo, la duda y avanzar, avanzar franqueando cada obstáculo.

Es fría como un témpano, pensó después de abrazarla. Y como se arrepintió inmediatamente de haber formulado esa idea, la volvió a abrazar, lo que molestó a la chica, que se zafó de ella.

A mí, a veces, me entran ganas de organizarme cenas a la luz de las velas, sola conmigo misma.

Ella se sentía excluida de su complicidad. En su familia existían dos estamentos: los señores Antoine y Hortense; y los vasallos Zoé y ella.

No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas