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ISBN : 8483656248
608 páginas
Editorial: Suma de Letras (05/05/2016)

Calificación promedio : 2.83/5 (sobre 3 calificaciones)
Resumen:
Paloma San Basilio debuta en el panorama literario con la historia de una saga familiar en Cádiz a lo largo del siglo XX. Cádiz, 1936. No sin muchas dificultades llega al mundo Alba, la primogénita de una de las familias bodegueras con más solera de Cádiz, los Monasterio-Livingston. Una niña que destaca por su belleza y por el color de su pelo rojo fuego. Alba será testigo de los acontecimientos y las circunstancias difíciles que afectarán a su familia, a su ma... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (3) Añadir una crítica
Inquilinas_Netherfield
 18 December 2017
Realmente para el mes temático de la familia escogí otro libro que tenía por ahí pendiente (que ya reseñaré más adelante), pero vi este otro por las estanterías, y puesto que novelas como El océano de la memoria no suelen estar entre mis lecturas habituales, he querido aprovechar el mes temático de la familia para ponerme con él y leer algo distinto. No es que no quiera leerlos o no me gusten, es que siempre priorizo con otro tipo de lecturas. Sí que quiero adelantar y asegurar que el hecho de que su autora sea quien es no ha influido en absoluto sobre mi opinión del libro. No sé si eso os hace adivinar si me ha gustado o no.

El libro narra la historia de la familia Monasterio Livingston desde el nacimiento de su primera hija, Albita, hasta que ella misma cumple 40 años. Es decir, que abarca desde 1936 hasta 1976, de manera que, y dudo mucho que sea coincidencia, la historia arranca con el comienzo de la Guerra Civil española y termina (al menos en este primer volumen, porque la puerta abierta a un segundo está muy clara) con la muerte de Franco 40 años después.

Los Monasterio Livingston son una familia bien de Cádiz. El cabeza de familia, Custo Monasterio, es médico, y su esposa, Alba Livingston, es una belleza de ascendencia inglesa que se casa por amor con un hombre que quizás no hubiese sido lo que su padre hubiese escogido para ella, pero que la ama y venera por encima de todas las cosas. Son dueños de unas bodegas de siglos de antigüedad, bodegas que trajeron a los antepasados de las islas británicas de Alba a Cádiz, y que son su mayor orgullo y fuente de ingresos. Viven en un palacete en la plaza Mina, ajenos en buena medida a las tragedias y miserias de la guerra y los largos y duros años de la posguerra, y allí vendrán al mundo nada menos que 8 hijos, protagonistas en mayor o menor importancia del devenir de esos 40 años de historia.

La narración corre a cargo de Albita (la llamaré así, tal y como la llamaban de niña, para diferenciarla de su madre) en primera persona a lo largo de todo el libro. A través de ella, de sus palabras, de su visión del mundo que la rodea y de su propia familia, conoceremos no solo el transcurrir de los años dentro del hogar familiar, sino que nos hará un retrato pormenorizado de su ciudad, Cádiz, y nos transmitirá un amor insondable y eterno por su ciudad y sus raíces. El Cádiz de la posguerra es un protagonista más de la historia, casi más que algunos de los hijos del matrimonio... a veces, de hecho, un protagonista un tanto pesado, porque la narradora se reitera y repite una y otra vez en todo aquello que le gusta y le transmiten sus tierras y sus gentes, pero hay que reconocer que es un personaje omnipresente de la historia y que está muy bien recreada.

Así, veremos crecer por esas calles a los ocho vástagos de los Monasterio Livingston. Albita, Rocío, Custo, Santiago, Carlos, Mario, Lluvia y Luna conforman el paisaje de las aventuras y desventuras de esta familia, cada uno con su propia personalidad, todos muy diferentes entre sí, pero formando una piña como unidad familiar. Toda la acción transcurre en la Tacita de Plata a excepción de varios capítulos, sobre todo en la segunda mitad del libro, que nos trasladan a Londres, Colombia y México, donde seguimos los pasos de Alba, la cabeza materna, Mario y Rocío, respectivamente.

Matrimonios, puestas de largo, embarazos, hijos problemáticos, amores prohibidos, venganzas, secuestros, fallecimientos, secretos... con el telón de fondo de la Guerra Civil en un primer momento, la posguerra y dictadura posteriores (la autora evita en todo momento posicionarse... la casa de los Monasterio está abierta a todo el mundo), y la visión de unas décadas que convulsionaron la Historia de la humanidad en muchos aspectos. A grandes rasgos, y sin querer desvelar más allá de la historia, esto es lo que podremos encontrar a lo largo de las 600 páginas que componen la primera novela de Paloma San Basilio. Una novela que se lee más o menos bien, y que imagino que los habituales del género disfrutarán... pero que a mí se me ha hecho un poco bastante cuesta arriba.

Ya he comentado en alguna que otra reseña que no me gusta cuando un autor se documenta muchísimo para su novela, pero que en vez de implementar esa información de una manera natural que enriquezca la historia, te suelta cada una de las cosas que ha estudiado para que sepas que lo ha estudiado. Me parece muy bien que un autor se empape de la historia de los años en que ambienta su narración, pero eso no implica que coja todos y cada uno de esos hechos y los plasme en la historia, porque para eso me compro un libro de efemérides. Eso es lo que nos encontramos aquí. A toneladas.

Porque sí, huelga decir que está muy documentado (vamos, imposible decir que no lo está ante semejante despliegue informativo), pero eso hace que parezca una lección de historia constante a lo largo de toda la narración, tanto en hechos históricos nacionales e internacionales como en el mundo del espectáculo, cultura y alta sociedad. Y además está introducido de una manera que sigue un esquema inamovible de principio a fin: se comenta alguna cosa sobre la familia, la que sea, y como quien no quiere la cosa la hila con varios sucesos de ese año o de esa época, ya sea que Lola Flores visita Cádiz como que el príncipe Rainiero se casa con una actriz. Una y otra vez. Una y otra vez. Cada circunstancia o devenir que acontece en la familia viene acompañado de (como mínimo) página y media de sucesos que ocurrieron en esa época en Cádiz/España/Europa/el-mundo. Sin exagerar. Así durante 40 años, uno por uno. Y siento ser tan sincera, pero es que llega un punto que resulta hasta absurdo. Porque recalco que encima estamos ante una narración en primera persona de una mujer que sufre cosas buenas y cosas malas. Que en la siguiente frase en la que te cuenta una tragedia, te salga con que ese mismo año pasó no sé qué en no sé donde y que Cádiz fue elegida no sé por cierto... No viene a cuento, de verdad, es todo como muy frío, y la narración sufre con estos continuos telediarios. A mí, siento decirlo, se me ha hecho pesadísimo.

Por otro lado, la voz de Albita en primera persona está muy mal usada. Hay que ser consciente cuando se usa este tipo de narrador de las limitaciones que conlleva. Cuando habla de todo aquello que ella ve, observa, vive, tiene sentido. Son sus vivencias, su vida, y las narra. Eso es una narración en primera persona. Lo que no tiene explicación ni sentido es que luego haya capítulos que transcurren en otros países o escenarios en los que ella no está presente, y los narre como si fuese un narrador omnisciente. La autora sabe que está rompiendo con la narración en primera persona, que no puede hacer eso, y lo arregla intercalando de vez en cuando que es que "recibió una carta" de tal y cual donde le comentaban esos detalles, o que "no sé quién" se lo contó después. Eso no justifica ni por asomo que haga una narración omnisciente de cosas que ella es imposible que sepa por mucho que "le mandasen una carta". Hubiese sido más coherente narrar esos capítulos en una tercera persona real, con un narrador omnisciente real, y que Albita hubiese descansado un rato. Pero así no. Un narrador en primera persona no puede tener las funciones ni el conocimiento de un narrador que todo lo ve y todo lo sabe sobre personajes que no son él mismo.

Podría hablar también de la artificiosidad de unos diálogos impostados al cubo, pero creo que vais pillando por donde voy.

Sé que por las pegas que pongo puede parece que el libro me ha parecido un horror. No es así, y de hecho imagino que tendrá su público que lo disfrutará o habrá disfrutado seguro, pero tampoco puedo decir que me haya gustado. Se lee porque se puede leer sin problema ninguno, y seguramente las cosas que a mí me han molestado otras personas no le darán importancia, pero la estructura de la narración se me ha hecho muy pesada, y me ha parecido todo como muy artificial y gélido, tanto los diálogos, como la sobredosis de datos históricos y algunas situaciones (porque he evitado poner peguillas a la historia... y podría). Sí que resalto la magnífica ambientación en el Cádiz de la posguerra hasta el final de la dictadura, realmente es lo que he visto más trabajado del libro, pero una buena ambientación para mí no es suficiente. Esta historia podría haber dado mucho más de sí. Como comento arriba, las puertas a una segunda parte de la historia de esta familia están más que abiertas con el final que tiene, pero yo tengo bastante claro que no seguiré con ella.

Y perdonadme que sea siempre tan clara con las cosas que no me gustan cuando leo un libro. Sé que a lo mejor debería ser más sutil, pero no me sale, aunque siempre intento decirlo todo con el máximo respeto (igual que cuando me gusta mucho algo se me nota a borbotones... no tengo término medio).
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abua_blog
 30 October 2018
La historia de una familia a lo largo de la memoria de una de sus componentes.


Antes de nada quiero pedir perdón, tanto por el retraso de esta reseña como por el «abandono» del blog. Este último año está siendo de todo menos relajado y estoy a punto de acabar los exámenes. Con este libro he tenido un problema. Es la primera vez que, debido a mi saturación y a lo que explicaré más tarde, no he sido capaz de leer más de seis páginas consecutivas al día. Y claro, ha hecho que haya tardado tanto. Pero bueno, vayamos a lo importante.

He visto reseñas en las que dicen que es una novela histórica. Voy a discrepar por una simple razón. Aquí no se utiliza el contexto socio-económico y político para que el lector aprenda sobre la época que vivían, sino que se usa para enfatizar que los años pasan y poner un poco «en situación» al lector, ya que los cuenta como hitos. No es lo mismo decir: «han pasado 40 años» a «en este tiempo se ha visto la llegada al poder de Franco, toda la postguerra, el creciente ímpetu de los jóvenes, el puente de Cadiz, los Beatles, la muerte de Franco, el nombramiento de un nuevo monarca...». Simplemente remarca el cambio de una sociedad mediante hechos históricos.

La narradora de la novela es Alba Monasterio-Livingston, quien en forma de diario o memorias cuanta todo la historia de su familia, prácticamente desde los inicios con sus bisabuelos (de los cuales se va conociendo a lo largo de la narración) hasta la «actualidad» del personaje. Si bien está escrita en primera persona, no presenta una narración constante, ya que en las partes que ella participa hará partícipe al lector de sus pensamientos, de sus ilusiones e inquietudes, pero en las partes que narra gracias a los conocimientos de los demás (generalmente cartas), se convierte en un narrador en tercera persona que solo vuelve a la primera cuando aparece en escena ella, lo que suele ocurrir cuando la escena está en Cádiz.
Además, de vez en cuando, aparece alguna carta escrita literalmente o páginas de diario.

Honestamente, nunca pensé que este libro pudiese encantarme (gustarme sí, pero no encantarme). Reconozco que no me agrada que ahora cualquier «famoso» saque libro y automáticamente tenga el apoyo de una editorial grande simplemente por la repercusión mediática, y con este libro tenía esa sensación. También es cierto que desconocía que Paloma San Basilio había sacado otra novela. Decidí leerlo sin prejuicios, sin esperarme nada, y me he encontrado un libro trabajado y muy bien documentado, con un estilo narrativo sencillo, bonito y elegante, que intenta atrapar al lector en sus páginas a través del uso de lenguaje conocido y unos personajes que llegan al alma. Vamos, que alegremente me he tragado mi propio pensamiento, y eso me alegra muchísimo.

Para mí, y esto es totalmente mi opinión personal, lo mejor de la novela han sido los personajes. Una vez cerrado el libro se me quedó un hondo sentimiento de pena, ya que durante 608 páginas se sigue la vida de una familia, de unos personajes tan magistralmente trabajados que parecen reales, con sus defectos, virtudes, evolución para bien o para mal, por lo que es imposible no ponerse de parte de uno o de otro, de sentir alegría, dolor, pena o rabia. Podría centrarme en ellos pero es mejor que el lector los descubra.

Estructuralmente el libro se compone de cuatro partes, cada una con su propio ritmo, que se incrementa con el paso de las páginas (sobre todo en la última parte), por lo que voy a hacer algo distinto a lo habitual: una minireseña de cada una.

Primera parte
Narra desde el nacimiento de Alba hasta que tiene más o menos 10 años (1936 - 1946). Es una parte sumamente descriptiva, la que más de hecho. Describe de forma muy elaborada todos los elementos de los edificios con los que los protagonistas tuvieron contacto, así como la mentalidad de la época respecto a todo. Si bien Alba es la «protagonista», aparecen bastantes personajes, con una gran importancia de los padres de la narradora.
En esta parte se puede comprobar el daño que hizo la Guerra Civil en España y las dos Guerras Mundiales a través de los ojos de una persona inocente.
Principalmente la acción ocurre en Cádiz, en la casa de la Plaza Mina, y en Inglaterra.

Esta parte ha sido la causante de mi lentitud. Si bien en este tipo de novelas el exceso de detalles es normal (la falta de acción se suple a la perfección con un entorno magistralmente descrito, vease El valle del asombro), es algo con lo que sufro mucho, y más cuando mi cabeza estaba saturada de información por los exámenes. Ayer leí más de 100 páginas, mientras que necesité más de dos semanas para salir de la primera parte.

Segunda parte
Alba ya tiene 18 años. Ha dejado atrás su inocente infancia para ser una señorita con el espíritu rebelde e indomable que se podría prever gracias a la primera parte.
Abundan los sentimientos de los personajes, creándose la mejor historia de amor de todas las que he leído para mi gusto. Sin tonterías y sin necesidad de recurrir al sexo explícito Paloma San Basilio ha creado un romance que me ha encantado, y eso es noticia, ya que no me gustan nada.

Entra en juego otro país, México, por lo cual vuelven las descripciones, pero ni punto de comparación como en la primera parte. En la parte mexicana, Alba pasa a narrar las aventuras de un familiar en las tierras americanas, sus andanzas y desventuras.

La novela empieza a perder su envoltorio alegre, que se lo dan los niños de la plaza Mina, para ir oscureciéndose con los reveses de la vida y la aparición de secretos.

Tercera parte
Ahora Alba tiene 26 años. Un salto en el tiempo que se pone de manifiesto con la citación de algunos hitos en la historia española y mundial. Termina con Alba entrando en la treintena.
Se caracteriza por la lucha diaria en México, donde la narración en dicho país ocupa gran parte de sus páginas, y el devenir de la familia Monasterio-Livingston. Las descripciones se reducen al mínimo y vuelven las reflexiones de su narradora.
Los sentimientos no son tan puros como en la 2ª parte, sino que son mucho más negros, predominando el odio y la venganza, saliendo a la luz más secretos. muchos de los cuales pondrán patas arriba a una de las familias de más nombre de Cádiz.

Los hermanos empiezan a tomar protagonismo en la historia y cada uno tendrá su hueco, que será mayor o menor en función de lo grande que sea.

Cuarta parte
Continua donde se dejó anteriormente. Un nuevo país entra a escena, Colombia. En esta parte los años pasan mucho más rápido, pudiendo haber saltos de varios años entre situación y situación, por lo que aconsejo mucha atención.
Una parte en la que sale a la luz todo, llena de contrastes, de felicidad y tristeza. Es una montaña rusa de emociones. Aquí es donde se observa cuán mezquino puede ser el hombre para garantizar su felicidad, pero a la vez cuán generoso y bueno puede ser por los demás.
Quizás sea la parte donde hay más giros de argumentos, donde ocurren cosas que en ninguna aparecen, situaciones posiblemente más acordes a lo que estamos acostumbrados a la realidad.
Pocas descripciones pero muchas reflexiones. Termina de una manera que me ha parecido la más acertada para la historia, quedándome con muy buen sabor de boca.
Cómo último apunte, el título me ha parecido el mejor de todos los posible.


De toda la narración tengo una queja. No me ha gustado el recurso de intentar mantener la atención al lector dando pistas (algunas de una forma muy cantosa) de lo que pasará en el futuro, y no dejando que lo suponga. Ahí ha faltado sutileza, para mi gusto.
Otra pega, pero tampoco importante, es que algunos diálogos flojeaban, estaban vacíos y no aportaban nada, pero, por otra parte, es la historia de una familia, con infinidad de personajes totalmente humanos. Por tanto ¿quién no conoce a alguien que no puede dejar de hablar y las conversaciones no aportan nada? No todo puede ser diálogos magistrales.

Como conclusión, la recomiendo a los amantes de la narrativa contemporánea, a aquellas personas que disfruten con una buena historia aunque no haya espadas ni pistolas de por medio, o quienes quieran leer algo con unos personajes inventados tan reales que parecen tangibles.
Enlace: https://atardeceresbajounarb..
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LiterarioBosque
 16 January 2021
He tenido un problema desde el principio del libro hasta la página en la que decidí abandonarlo del todo. No sé si esto se debe al bloqueo lector por el que pasé, al libro o a la forma de narrar de la autora. La narradora de la novela, Alba, cuenta la historia de su familia. La autora cambia de primera a tercera persona muy fácilmente y sin inmutarse, algo que no me gusta nada. Las narraciones en primera persona no suelen ser buenas, este caso no iba a ser la excepción. Es cierto que esos cambios a tercera persona son gracias a cartas -generalmente-, haciendo que te evadas de los pensamientos de Alba y puedas centrarte en conocer a otros personajes.

Generalmente, las novelas históricas me suelen llamar mucho la atención y me gustan mucho. Meter esta novela dentro de ese género no sería lo correcto. Por el simple hecho de que la trama evoluciona en una época distinta a la tuya, no hace de ese libro una novela histórica. Tiene que tener hechos sociales, económicos y políticos argumentados en esa época, con los que puedas aprender sobre ello.

Toda cosa mala, tiene su punto bueno. Aquí son los personajes bien desarrollados que nos ofrece la autora. A alguno le coges cariño, a otro le odias o, simplemente, te parecen indiferentes, pero, de lo que no hay duda, es de que son más reales de lo que te parecen al principio. Tienen defectos o virtudes, son de una manera u otra, evolucionan para bien o para mal.

Sinceramente, podría seguir diciendo un montón de cosas que no me han gustado de este libro, pero tampoco sienta bien que opinen tan mal de algo que tú has escrito con tu esfuerzo y al que le has puesto pasión y cariño. Leí el libro sin prejuicios porque, la verdad, es que no sabía que Paloma San Basilio fuera famosa, pero esto de que todos los famosos puedan publicar con un mínimo esfuerzo y que luego haya personas que no, me da mucha rabia. Pero creo que eso es otro tema totalmente diferente.

Así, en general, puede que este libro no haya sido escrito para mí, ni para una persona comprendida en mi edad. Pero, ¿quién sabe? A lo mejor a personas más mayores como pueden ser mis padres, si les guste este libro. Siempre digo que la literatura no tiene edad comprendida, pero esta novela va a ser la excepción.

Enlace: https://enunbosqueliterario...
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Citas y frases (1) Añadir cita
abua_blogabua_blog30 October 2018
Yo era incapaz de reprocharle nada. Sabía muy bien como duele un amor imposible. En el fondo de mí, le compadecía. Lo peor que puedes hacer es perseguir lo inalcanzable. Esa obsesión vedada solo puede dejar un gran peso en tu alma y la frustración de un tiempo inútilmente perdido, que podría haber sido maravilloso.
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