InicioMis librosAñadir libros
Descubrir
LibrosAutoresLectoresCríticasCitasListasTest
>

Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
18 December 2017
Realmente para el mes temático de la familia escogí otro libro que tenía por ahí pendiente (que ya reseñaré más adelante), pero vi este otro por las estanterías, y puesto que novelas como El océano de la memoria no suelen estar entre mis lecturas habituales, he querido aprovechar el mes temático de la familia para ponerme con él y leer algo distinto. No es que no quiera leerlos o no me gusten, es que siempre priorizo con otro tipo de lecturas. Sí que quiero adelantar y asegurar que el hecho de que su autora sea quien es no ha influido en absoluto sobre mi opinión del libro. No sé si eso os hace adivinar si me ha gustado o no.

El libro narra la historia de la familia Monasterio Livingston desde el nacimiento de su primera hija, Albita, hasta que ella misma cumple 40 años. Es decir, que abarca desde 1936 hasta 1976, de manera que, y dudo mucho que sea coincidencia, la historia arranca con el comienzo de la Guerra Civil española y termina (al menos en este primer volumen, porque la puerta abierta a un segundo está muy clara) con la muerte de Franco 40 años después.

Los Monasterio Livingston son una familia bien de Cádiz. El cabeza de familia, Custo Monasterio, es médico, y su esposa, Alba Livingston, es una belleza de ascendencia inglesa que se casa por amor con un hombre que quizás no hubiese sido lo que su padre hubiese escogido para ella, pero que la ama y venera por encima de todas las cosas. Son dueños de unas bodegas de siglos de antigüedad, bodegas que trajeron a los antepasados de las islas británicas de Alba a Cádiz, y que son su mayor orgullo y fuente de ingresos. Viven en un palacete en la plaza Mina, ajenos en buena medida a las tragedias y miserias de la guerra y los largos y duros años de la posguerra, y allí vendrán al mundo nada menos que 8 hijos, protagonistas en mayor o menor importancia del devenir de esos 40 años de historia.

La narración corre a cargo de Albita (la llamaré así, tal y como la llamaban de niña, para diferenciarla de su madre) en primera persona a lo largo de todo el libro. A través de ella, de sus palabras, de su visión del mundo que la rodea y de su propia familia, conoceremos no solo el transcurrir de los años dentro del hogar familiar, sino que nos hará un retrato pormenorizado de su ciudad, Cádiz, y nos transmitirá un amor insondable y eterno por su ciudad y sus raíces. El Cádiz de la posguerra es un protagonista más de la historia, casi más que algunos de los hijos del matrimonio... a veces, de hecho, un protagonista un tanto pesado, porque la narradora se reitera y repite una y otra vez en todo aquello que le gusta y le transmiten sus tierras y sus gentes, pero hay que reconocer que es un personaje omnipresente de la historia y que está muy bien recreada.

Así, veremos crecer por esas calles a los ocho vástagos de los Monasterio Livingston. Albita, Rocío, Custo, Santiago, Carlos, Mario, Lluvia y Luna conforman el paisaje de las aventuras y desventuras de esta familia, cada uno con su propia personalidad, todos muy diferentes entre sí, pero formando una piña como unidad familiar. Toda la acción transcurre en la Tacita de Plata a excepción de varios capítulos, sobre todo en la segunda mitad del libro, que nos trasladan a Londres, Colombia y México, donde seguimos los pasos de Alba, la cabeza materna, Mario y Rocío, respectivamente.

Matrimonios, puestas de largo, embarazos, hijos problemáticos, amores prohibidos, venganzas, secuestros, fallecimientos, secretos... con el telón de fondo de la Guerra Civil en un primer momento, la posguerra y dictadura posteriores (la autora evita en todo momento posicionarse... la casa de los Monasterio está abierta a todo el mundo), y la visión de unas décadas que convulsionaron la Historia de la humanidad en muchos aspectos. A grandes rasgos, y sin querer desvelar más allá de la historia, esto es lo que podremos encontrar a lo largo de las 600 páginas que componen la primera novela de Paloma San Basilio. Una novela que se lee más o menos bien, y que imagino que los habituales del género disfrutarán... pero que a mí se me ha hecho un poco bastante cuesta arriba.

Ya he comentado en alguna que otra reseña que no me gusta cuando un autor se documenta muchísimo para su novela, pero que en vez de implementar esa información de una manera natural que enriquezca la historia, te suelta cada una de las cosas que ha estudiado para que sepas que lo ha estudiado. Me parece muy bien que un autor se empape de la historia de los años en que ambienta su narración, pero eso no implica que coja todos y cada uno de esos hechos y los plasme en la historia, porque para eso me compro un libro de efemérides. Eso es lo que nos encontramos aquí. A toneladas.

Porque sí, huelga decir que está muy documentado (vamos, imposible decir que no lo está ante semejante despliegue informativo), pero eso hace que parezca una lección de historia constante a lo largo de toda la narración, tanto en hechos históricos nacionales e internacionales como en el mundo del espectáculo, cultura y alta sociedad. Y además está introducido de una manera que sigue un esquema inamovible de principio a fin: se comenta alguna cosa sobre la familia, la que sea, y como quien no quiere la cosa la hila con varios sucesos de ese año o de esa época, ya sea que Lola Flores visita Cádiz como que el príncipe Rainiero se casa con una actriz. Una y otra vez. Una y otra vez. Cada circunstancia o devenir que acontece en la familia viene acompañado de (como mínimo) página y media de sucesos que ocurrieron en esa época en Cádiz/España/Europa/el-mundo. Sin exagerar. Así durante 40 años, uno por uno. Y siento ser tan sincera, pero es que llega un punto que resulta hasta absurdo. Porque recalco que encima estamos ante una narración en primera persona de una mujer que sufre cosas buenas y cosas malas. Que en la siguiente frase en la que te cuenta una tragedia, te salga con que ese mismo año pasó no sé qué en no sé donde y que Cádiz fue elegida no sé por cierto... No viene a cuento, de verdad, es todo como muy frío, y la narración sufre con estos continuos telediarios. A mí, siento decirlo, se me ha hecho pesadísimo.

Por otro lado, la voz de Albita en primera persona está muy mal usada. Hay que ser consciente cuando se usa este tipo de narrador de las limitaciones que conlleva. Cuando habla de todo aquello que ella ve, observa, vive, tiene sentido. Son sus vivencias, su vida, y las narra. Eso es una narración en primera persona. Lo que no tiene explicación ni sentido es que luego haya capítulos que transcurren en otros países o escenarios en los que ella no está presente, y los narre como si fuese un narrador omnisciente. La autora sabe que está rompiendo con la narración en primera persona, que no puede hacer eso, y lo arregla intercalando de vez en cuando que es que "recibió una carta" de tal y cual donde le comentaban esos detalles, o que "no sé quién" se lo contó después. Eso no justifica ni por asomo que haga una narración omnisciente de cosas que ella es imposible que sepa por mucho que "le mandasen una carta". Hubiese sido más coherente narrar esos capítulos en una tercera persona real, con un narrador omnisciente real, y que Albita hubiese descansado un rato. Pero así no. Un narrador en primera persona no puede tener las funciones ni el conocimiento de un narrador que todo lo ve y todo lo sabe sobre personajes que no son él mismo.

Podría hablar también de la artificiosidad de unos diálogos impostados al cubo, pero creo que vais pillando por donde voy.

Sé que por las pegas que pongo puede parece que el libro me ha parecido un horror. No es así, y de hecho imagino que tendrá su público que lo disfrutará o habrá disfrutado seguro, pero tampoco puedo decir que me haya gustado. Se lee porque se puede leer sin problema ninguno, y seguramente las cosas que a mí me han molestado otras personas no le darán importancia, pero la estructura de la narración se me ha hecho muy pesada, y me ha parecido todo como muy artificial y gélido, tanto los diálogos, como la sobredosis de datos históricos y algunas situaciones (porque he evitado poner peguillas a la historia... y podría). Sí que resalto la magnífica ambientación en el Cádiz de la posguerra hasta el final de la dictadura, realmente es lo que he visto más trabajado del libro, pero una buena ambientación para mí no es suficiente. Esta historia podría haber dado mucho más de sí. Como comento arriba, las puertas a una segunda parte de la historia de esta familia están más que abiertas con el final que tiene, pero yo tengo bastante claro que no seguiré con ella.

Y perdonadme que sea siempre tan clara con las cosas que no me gustan cuando leo un libro. Sé que a lo mejor debería ser más sutil, pero no me sale, aunque siempre intento decirlo todo con el máximo respeto (igual que cuando me gusta mucho algo se me nota a borbotones... no tengo término medio).
Comentar  Me gusta         20



Comprar este libro en papel, epub, pdf en

Amazon ESAgapeaCasa del libro