El plumas

Que puedo decir de esta belleza, en mayúsculas lo puedo decir más alto imposible
sin palabras me he quedado con muchas ganas de más, es un libro corto y a la vez entretenido
ya que trata de la historia de nuestro querido "Quique" un joven con un corazón inmenso que
no le cabe en el pecho, una historia que esta ambientada en mi tierra donde yo nací.
Creo que debería incluirse en todas las bibliotecas juveniles del mundo por los referentes amables y valientes que se incluyen en él sobre el colectivo LGTBI+
La verdad es que nos hace ver la realidad de la sociedad en la que vivimos, la diversidad, los primeros amores, los sentimientos encontrados que vamos teniendo a lo largo de la vida…

Creo que perdería la cuenta de las veces en las que he tenido que refugiarme bajo el cobijo de los libros. En ese amparo que proporcionan sus páginas llenas de historias, de magia, de ideas y emociones. Aventuras en las que poder desprenderte de todos aquellas tormentas que te acechaban cuando eras una barca en medio de las tormentas. Libros como La historia interminable fueron para mi todo un refugio, un lugar que me invitaba a creer en una esperanza que, pese a estar rodeada por todos lados de fantasía, para mi era completamente real y me permitía escapar ante la incomprensión, la incertidumbre y, sobre todo, ante los miedos que me acechaban.
Claro está que mi vida no dejaba de ser una de tantas cuya mayor preocupación se solucionaba subiéndose a un dragón volador que reafirmara mis posibilidades. Toda una proeza que siempre reconfortó mi esperanza en que podía existir un mundo mejor alejado de todos aquellos matones perdidos que, por desgracia, no eran parte de la ficción. Los libros supusieron una vía de escape a la realidad y, a día de hoy, continúan siéndolo. de ahí la importancia de tener entre manos este Plumas de David Pallas Gozalo.
La historia de Enrique, protagonista de esta novela, está muy alejada de cualquier fantasía. Aquí los monstruos que se nos narran son reales, se sienten cercanos y se reconocen aun escondidos entre las sombras. Se encuentran por todos lados, en la calle, en el colegio o en casa. Son tan temibles que ni siquiera el autor se para a describirlos ya que resulta del todo innecesario. Sin embargo, conoceremos a Enrique a través de sus miedos, su necesidad de comprensión y, sobretodo a través del mote que arrastra, El plumas, cuyo significado querrá negar para no decepcionar a las personas a las que quiere.
Y es que Enrique es homosexual y quiere evitar a toda costa que su padre se entere de ello. Su aventura se presenta al tener la oportunidad de huir durante unas semanas de la pesadilla contínua en la que se ha convertido su vida, asfixiado por no poder ser quien realmente quiere ser. Y ahí comenzará un viaje que le llevará de la mano de su tía a un nuevo mundo absolutamente distinto al que está acostumbrado, un lugar en donde sentirse por primera vez comprendido, respetado y que servirá a nuestro protagonista para encontrar ese poder que creía ya perdido.
De ese modo, nos acercamos a una historia en donde aprender a aceptarnos a nosotros mismos, a quienes somos y a quienes amamos. David Pallas insiste en la importancia que tiene cada una de las personas que transitan por su novela de una manera individual y diversa. A todos ellos les da pequeñas pinceladas de un trasfondo fácilmente reconocible pero las aleja de la victimización para ofrecerles el cobijo necesario en una trama de empoderamiento y, sobretodo, de amor. Sus personajes hablan a través de sus reacciones, algunas de ellas sutiles, pero todas ellas comprensivas hacia ese extraño que ya no lo es tanto.
De ese modo, un libro como este Plumas se convierte en ese dragón volador que a mi me hizo volar en más de una ocasión. Historias como estas siguen siendo necesarias aún a día de hoy, consiguiendo un objetivo que está muy lejos de todos esos mundos en donde todo lo imaginable es posible. El plumas, en definitiva, no deja de compartir la misma fantasía que transmitieron aquellos libros de mi adolescencia. Unos mundos en donde aquellos lectores perdidos podrían verse reflejados en ellos y, en consecuencia, al menos por una vez comprendidos.

Me es muy difícil escribir una reseña de este libro, puesto que conozco al autor y lo quiero tanto que quizá mi crítica no va a parecer imparcial, pero haré todo lo que pueda para que lo apuntéis en vuestras futuras lecturas y disfrutéis tanto como lo he hecho yo.

Quique es un chico de 14 años que sufre bullying en su colegio por el hecho de ser homosexual y aunque sus compañeros no lo saben, ya lo tachan como tal poniéndole el mote de El plumas. Es tanto lo que sufre en el colegio así como en su casa, con un padre chapado a la antigua, severo y recto y una madre indefensa y sumisa a las órdenes del padre, que ni en su propio hogar ha podido contar quién es y lo que siente.
Es por eso, que cuando se acercan las vacaciones, les pide a sus padres, pasar unas semanas en Tenerife con su tía Alicia y tras unos cuantos peros, acceden. Y es allí cuando Quique reencontrándose con antiguos amigos con los que estuvo 9 años atrás en otra visita a su tía, empieza a vivir, a sentir y a amar, no solo a los demás, sino así mismo.

Es una novela dura, triste en muchos momentos ( he llorado mucho a lo largo de sus líneas) y aunque es una ficción no puedo evitar pensar en el autor y lo que tuvo que pasar, viendo reflejada su historia personal en muchas de las cosas que ocurren en esta novela.

Creo que hoy en día, es indispensable que todo el mundo lea esta libro, que la gente joven tenga acceso a ellos y aprendan y aprendamos valores tan importantes como el respeto y la empatía. No puedo evitar pensar en lo que les hubiera gustado a la gente del colectivo LGTBIQ+ tener a su alcance novelas como estas años atrás.

La edición es muy bonita, la ilustración de la portada va perfecta con la descripción de Enrique, y tanto la tipografía como el tamaño de la letra son idóneas para tener una lectura rápida y amena.

El arco iris en un regalo precioso de la naturaleza, ¡dejad que brille!
Te quiero, David Pallás.

Hace un par de semanas salí decepcionada y hasta algo molesta de una lectura juvenil a la que me acerqué con muchas expectativas. Esta vez crucé los dedos y me «atreví» a leer El Plumas, de David Pallás Gozalo, y la sonrisa tonta que ha dejado en mi cara dudo que desaparezca en toda la tarde —no así lo de este corazón blandito mío que, por mucho que intente disimular, viene de serie—. Me ha parecido una lectura maravillosa y un buen recurso para educar a los adolescentes de catorce o quince años, aproximadamente, en el respeto a la diversidad y el «no» al acoso escolar.

No conocía la editorial responsable de su publicación: Siete islas, con sede en Canarias, pero ya he echado un ojo a varios títulos de un catálogo constituido por novelas que emocionan a los lectores, que los hace reír, llorar o estremecerse. Y con El Plumas han dado en la diana porque, al menos a mí, me ha emocionado. Es una sensación indescriptible reconocer en un personaje algunas de las inseguridades y sentimientos que me acompañaron durante los primeros años de mi adolescencia, a causa de ciertos problemas que en mi caso enfrentaba con chulería y muy mala leche. A estas alturas de la vida sé que aquellos problemas no eran tan singulares como pensaba, sino que eran y son los mismos que muchos adolescentes comparten, y solo difiere el modo de encararlos. Y me fascina que seamos muchos los que encontramos refugio en los libros cuando la realidad nos abruma, de modo que novelas como El Plumas —donde el protagonista supera las dificultades para mirar al futuro con esperanza—, pueden reconfortar a jóvenes lectores en situación similar.

La novela está ambientada en la preciosa isla de Tenerife, en Canarias. Allí es hasta donde Quique, un chico de 14 años, se desplaza para pasar unos días de verano con su tía Alicia, con la esperanza de que ella entenderá cómo se siente —ha finalizado el curso escolar y obtenido buenas notas, así que sus padres no han podido negarse—. Quique es gay, aunque por miedos e inseguridades lo guarda en secreto. A sus progenitores no solo les ha ocultado esto; también que en el colegio le apodan «el Plumas» y le hacen bullying, de modo que no tiene amigos. Sin embargo, en ese viaje encontrará la confianza y la motivación suficientes para provocar un cambio en su vida y ser feliz.

A lo largo de un prólogo y dieciséis capítulos, Quique hará de narrador y nos irá desmenuzando, mediante la técnica del flashback, todo lo que experimenta en las dos semanas de vacaciones veraniegas que pasa con su querida tía. Quique compartirá con el joven lector sus miedos e inseguridades, pero también los sentimientos de esperanza, felicidad y amor adolescente. Y todo ello sin caer en conocidos dramas, lo cual se agradece considerando el público a quien se dirige.

No quiero haceros spoiler, así que no voy a contar mucho más de esta novela que se lee del tirón. Solo añadir que me ha gustado encontrar giros inesperados en una trama de por sí sencilla, que va de menos a más. Asimismo, me han encantado los personajes y las características que los definen, en especial aquellos de 14 y 15 años —me he derretido con ese batido de ternura e inocencia adolescente adornado con virutas de valentía y madurez; una particularidad que no es difícil de encontrar en los jóvenes que sufren o han sufrido—. Y, por supuesto, me ha deslumbrado la sensibilidad con la que David Pallás aborda en El Plumas temas tan importantes como el acoso escolar, la soledad de aquel que se siente excluido o que no encaja por ser diferente, la aceptación personal y el respeto a la diversidad (y no solo sexual y de identidad de género).

Una lectura de adolescentes, para adolescentes que se sienten diferentes, que seguro disfrutarán muchos adultos.


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A Quique le encanta la música, leer y los chicos, aunque es un secreto. En el colegio se mofan de él por ser el rarito, incuso le han puesto el mote de “El plumas”. Sin duda su vida no está siendo fácil como para encima contar su secreto. Un viaje a Tenerife, donde se encontrará con su tía, le cambiará la vida, sentirá que puede ser libre y tener un sitio en el que ser el mismo de verdad, sin máscaras. El pasado volverá a su vida en esos días, recuperará amistades que dejó atrás cuando era pequeño, sentirá el cariño de gente que le quiere como él es sin prejuicios. No todo será bonito y es que el amor llegará a su vida y tendrá que luchar con sus propios miedos.
En esta novela nos encontramos con un protagonista dulce y cariñoso, que no tiene una vida fácil, no solo sufre a manos de sus compañeros, en casa tampoco encontrara el apoyo necesario. Se creará su propia burbuja, donde aislarse del mundo y de lo que siente. En muchas ocasiones se culpará por no ser normal y hacer daño a quien le rodea. Por suerte dará con su tía y podrá ser el mismo, dándose cuenta de lo equivocado que estaba en sus pensamientos. La narración es perfecta, te atrapa desde el principio, cuenta cada situación con delicadeza y poniendo un toque de simpatía, para que no sea todo tan duro. Cuenta con momentos de risas y mágicos en el amor que empezará a sentir. Los personajes son los justos para aportar sentido a la historia, siendo todos muy distintos entre sí. No puedo ponerle ninguna pega a esta novela, cuenta cosas muy importantes, con una simpleza y delicadeza preciosas.
He disfrutado muchísimo con esta novela, los capítulos se me hicieron cortos y me quedé con ganas de más, el final es precioso y hace más adorable a los personajes. de esta novela destacaría la forma de tratar un tema aún muy presente en esta sociedad, los valores que representa y sobre todo la manera de afrontarlos. Ha sido todo un placer perderme entre las letras de este autor. Si estáis buscando una historia de superación, que afronte temas relevantes y llena de amor, donde pondréis conocer mejor al autor entre sus letras, os la recomiendo de corazón.