Vivir y otras experiencias cercanas a la muerte

En Vivir y Otras Experiencias Cercanas a la Muerte nos encontramos con una trama fresca, divertida y optimista que nos enseña la importancia de vivir el momento y que todo momento por vivir siempre será mucho mejor. Aún siendo un libro con eje central el cáncer, no nos encontramos, para nada, con una novela dramática y triste donde los pañuelos de papel son nuestro fiel amigo y consuelo. Sí, el cáncer está presente, pero la historia que se esconde entre sus páginas no nos muestra el lado amargo y duro de esta enfermedad, sino el camino hacia la felicidad y la lucha siempre por un futuro lleno de vida y de amor.

Libby Miller es una mujer de treinta y cuatro años que siempre ve el lado bueno de la vida, incluso en su trabajo, teniendo como jefa a la mismísima Cruella de Vil, no hay nada que la eche abajo. Pero todo cambia el día que su médico le dice que tiene cáncer y su marido le revela que es gay. A partir de ese momento Libby siente que su mundo se ha ido a la mierda, que no hay nada que pueda solucionar ninguna de las dos trágicas noticias y, como medio para olvidar y dejarlo todo atrás, pone rumbo hacia Puerto Rico con la esperanza de que sus problemas no la persigan a ese paraíso tropical. Libby sólo quiere olvidar y dejar que el cáncer acabe consumiéndola sin preocupar a su padre y a su hermano gemelo. Pero Libby conoce a Shiloh en Puerto Rico, un hombre de cuarenta años que acaba haciéndole ver el valor de la vida y de la lucha por sobrevivir. ¿Qué hará Libby? ¿Seguirá viviendo sus últimos meses entre sol y arena o, por el contrario, será capaz de arriesgarse y luchar por vivir un poquito más?

Como podéis leer por su sinopsis, la trama gira en torno al cáncer, pero no desde el punto de vista dramático. Nos encontramos con bastante humor y con escenarios donde la muerte hace acto de presencia de mil y una formas, como un indicio o metáfora que le servirá a Libby para darse cuenta de que la vida está para vivirla intensamente cada día, pues todos tenemos el reloj de la vida en cuenta atrás, sólo que algunos estamos al tanto de cuándo el marcador llegará a cero, y otros no; y ese cronómetro no puede ser impedimento para vivir feliz y disfrutar de la familia, del amor y de la vida.

Libby es una mujer fuerte y decidida que ya experimentó con tan solo diez años la pérdida de su madre también por el cáncer. Debido a ello, sabe lo que sufren familiares y amigos ante la visión de un ser querido que se apaga poco a poco y por el cual no pueden hacer nada más que hacerle compañía y sufrir en silencio junto a él. Es por ello que decide no contarle a nadie nada de su enfermedad, ni siquiera a su padre y a su hermano, y pone rumbo a Vieques con la excusa de que necesita tiempo y relax ante la segunda noticia que terminó por destrozarle el optimismo en cuestión de horas: que su marido, Tom, es gay. Libby pasará días malos, pues no son noticias que se puedan digerir fácilmente, pero su fortaleza y las ganas de aguantar firme hasta el último momento serán lo que la mantengan a flote, y es una actitud que he apoyado muchísimo.
Shiloh llega a esta historia para desbaratar un poco los planes de Libby y para hacerle ver que hay decisiones que no se deben tomar precipitadamente. Con un encuentro algo accidentado y peligroso, Shiloh se sentirá atraído por esa mujer que llega a la isla escapando de todo, y tratará de mostrarle que la vida es un constante torneo, una prueba que hay que superar día a día, con sus momentos buenos, sus momentos malos y sus momentos intermedios y que, venga lo que venga, siempre hay que dar un paso hacia adelante y disfrutar de cada momento al máximo.

La pluma de Camille Pagán es directa y sencilla, haciendo de esta historia una viaje relajado y que se disfruta de forma pausada y sentida. Hay momentos divertidos donde la protagonista hace uso de lo que le ocurre para soltar alguna que otra broma y también hace alusión a recuerdos y momento del pasado, recordando a su madre y alguna que otra anécdota con su hermano gemelo que, al final de la historia, cobrará sentido y emotividad. Como ya dije, no nos encontramos ante una novela dramática aunque trate sobre el cáncer, sino ante una historia que nos hará reír y disfrutar de las vivencias y locuras de una protagonista que, ante las adversidades de la vida y tras una primera etapa de negación y rendición, acabará aceptando y entendiendo que la vida es así, una de cal y otra de arena, y que no hay que rendirse ni cruzarse de brazos como si el futuro estuviera escrito en piedra. La vida es devastadora y de recorrido limitado, pero también es increíblemente buena y, a pesar de las circunstancias, siempre hay que estar preparado para más.

En resumen, 'Vivir y Otras Experiencias Cercanas a la Muerte' es una historia que nos hará reír y disfrutar de las vivencias y locuras de una protagonista que, ante las adversidades de la vida y tras una primera etapa de negación y rendición, acabará aceptando y entendiendo que la vida es así, una de cal y otra de arena, y que no hay que rendirse ni cruzarse de brazos como si el futuro estuviera escrito en piedra. La vida es devastadora y de recorrido limitado, pero que también es increíblemente buena y, a pesar de las circunstancias, siempre hay que estar preparado para más.

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