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Personas decentes es la más policíaca de sus novelas (según Padura) y la novena con el protagonismo y las aventuras (o desventuras) del ex policía Mario Conde.Conde dejó la policía hace 30 años y vive de la reventa de libros viejos; sigue emparejado con su amor de juventud la bella Tamara y rinde culto a sus « patas del alma » del tiempo del Preuniversitario, los entrañables (ex) Flaco Carlos, El Conejo, Dulcita, Candito el Rojo, Miki cara de Jeva, Yoyi el Palomo, Jose la mamá del Flaco. Todos estos personajes irán apareciendo y protagonizando algo en los tomos sucesivos. Se puede decir que estos nueve tomos con Mario Conde son una oda a la amistad indefectible a pesar la desesperanza del día a día en la isla. Personas Decentes es una novela policíaca con casos criminales a dos niveles : en el pasado, en 1910 a poco de ser Cuba una república y en 2016, cuando un delirio esperanzado se propagó en la isla con la visita del presidente Obama que quiso un acercamiento con Cuba. Primera visita de un presidente norteamericano desde 1928. Y la novela parte con el análisis del sustantivo y del adjetivo DECENCIA, DECENTE. Esto es clave para la comprensión de la novela. Porque la supervivencia en Cuba ha obligado a olvidarse de la ética de la decencia, porque si se quiere sobrevivir, la decencia es una práctica humanamente imposible o muy difícil. En el contexto de la novela hay personas decentes que cometen actos ilegales para sobrevivir y personas indecentes que hacen cumplir la ley. Mario Conde, hoy en día de 62 años, lleva 30 años fuera de la policía donde ejerció sólo 10 años retirándose cuando comprobó la inmensa turbiedad de las cosas en Cuba. Vive (mal) de la reventa de libros, él, el escritor en ciernes que siempre quiso escribir. Justamente está escribiendo e investigando sobre un personaje histórico cubano, el paradójico rey de los proxenetas Alberto Yarini Ponce de León. Yarini (1882-1910) fue un controvertido personaje, descendiente de familia de alcurnia, con estudios en USA, pero rey de la prostitución habanera, título que disputaba con un proxeneta francés. Era tan popular que quiso iniciarse en la política local con una alta posibilidad de éxito. Esta mirada hacia el pasado de Padura es necesaria para entender el presente. Porque en 1910 la joven república cubana ya era un hervidero de corruptelas y desmanes de todo tipo. Es en el medio de la prostitución que Padura inserta su ficción con el atroz asesinato de dos prostitutas cuya investigación será confiada al joven policía Arturo Saborit (ficticio), otro policía decente, al parecer. Reinaba también cierto delirio colectivo en 1910 con la joven república, el pasaje del cometa Halley, el crecimiento suntuoso de la Habana con sus especulaciones colaterales, la prostitución organizada, etc. En 2016 Cuba sigue sufriendo de todo y Mario Conde es un desencantado, ya no tiene esperanza, es un romántico irredento, melancólico, escéptico y negativo, y tiene ironía cuando constata que las cosas no se mueven, que sus amigos se van y a veces no vuelven. Conde que trata de mantener una actitud digna y decente y que ve la realidad con una perspectiva humana, pero con ironía (cómo no pensar en Mario Conde como un alter ego de Padura, tienen solo 1 año de diferencia. Padura que sólo puede expresar una realidad en literatura o via el periodismo). En plena efervescencia con la llegada de Obama, su ex colega policía Manuel Palacios lo solicita para investigar el salvaje asesinato de un ex jerarca del régimen, porque la policía está colapsada con la preparación del evento. Para Conde esto significa echarse problemas al lomo, en condiciones que su pata del alma, Yoyito el Palomo, le ha pedido que haga de guardaespaldas en su local de comidas ultra exitoso y con precios inalcanzables para el cubano medio. O sea, que tenemos una sociedad a dos velocidades. La de los que pueden pagar cualquier precio por lo mejor que ofrece el mercado (¿de dónde han sacado el dinero?, se pregunta justamente Mario Conde) y la de los que no tienen qué comer, no hablemos de qué comprar, porque no hay nada para comprar… El asesinado es un ex jerarca del sistema revolucionario que se dedicó a joderle la vida a muchos artistas, pintores y literatos. El personaje del inmundo Reynaldo Quevedo, según Padura, es la síntesis de varios personajes reales que se dedicaron a perseguir y espoliar a mucha gente de bienes, haciendo verdaderas fortunas. La corrupción avalada por la revolución. Con el asesinato de Quevedo, Leonardo Padura encontró una manera de vengarse via la literatura, por tanta represión cultural. Aquí hay una crítica sin ambages a la supuesta superioridad moral de los revolucionarios. Y el asesinato de Quevedo se complicará de un segundo asesinato tan truculento como el primero, de otro personaje implicado en el tráfico de obras de arte y otros items como joyas, libros , propiedades y hasta objetos que pertenecieron a Napoleón Bonaparte. Encontré que el final de esta estupenda novela es abierto y que la partida de Tamara a Italia en pos de su familia, deja a Mario Conde muy desdichado, pero siempre decente. Pienso que ella volverá y quizás tendremos una nueva aventura. Enlace: https://pasiondelalectura.wo.. + Leer más |