Mi teniente Mario Conde, hoy me lleva a través de máscaras a identificar las que usamos los seres humanos en el trascurso de la vida, en este nuevo asesinato Leonardo Padura nos muestra esa Cuba represiva desde el punto de vista católico, cultural, social y artístico, pero sacando la historia de su Cuba querida, es la represión social que vivimos a diario. Esta historia se desarrolla en esa época donde la diversidad sexual desea salir a flote enfrentando todas las adversidades más aun en un país como Cuba que castró a grandes artistas por tener una condición sexual “diferente”, pero lo más doloroso de todo, es ver como el padre negando la preferencia sexual de su hijo decide asesinarlo, para Faustino, Alexis era su mayor vergüenza más aun cuando él ostentaba un alto cargo político en esa Cuba. Padura nos deja ver como Mario Conde un hombre machista hasta el tuétano, en la investigación de este crimen, lo lleva a convivir con ese mundo tan ajeno a él y comprenderlo, para poder llegar a una aceptación de que las preferencias sexuales son distintas. Es muy hermoso ver como en cada libro mi amor platónico el teniente Mario Conde sigue siendo leal a su amigo Carlos y a Jose la mamá de este, no abandona para nada esos paisajes hermosos de Cuba, su gastronomía y sus dolores. Máscaras, es ese libro que te deja con preguntas sobre la homofobia, la censura y la desigualdad, nos muestra que el comunismo no es la solución, pues mientras Faustino tiene la posibilidad de tener a pedir de boca licores costosos y comidas exóticas, el resto de la sociedad tiene que tasar una libra de café hasta que llegue el bono para poder acceder a otro. Así que Mario Conde Sigue robando mi corazón y Leonardo Padura me sigue enamorando de Cuba. + Leer más |
El escritor Leonardo Padura departió con el público en el Auditorio del Centro Niemeyer en la presentación de «Personas decentes” (Tusquets).
Entrevistadora: Delia García Lobo.
«Personas decentes»
La Habana, 2016. Un acontecimiento histórico sacude Cuba: la visita de Barack Obama en lo que se ha llamado el «Deshielo cubano» —la primera visita oficial de un presidente estadounidense desde 1928—, acompañada de eventos como un concierto de los Rolling Stones y un desfile de Chanel, ponen patas arriba el ritmo de la isla. Por eso, cuando un exdirigente del Gobierno cubano aparece asesinado en su apartamento, la policía, desbordada por la visita presidencial, recurre a Mario Conde para que eche una mano en la investigación. Conde descubrirá que el muerto tenía muchos enemigos, pues en el pasado había ejercido de censor para que los artistas no se desviaran de las consignas de la Revolución, y que había sido un hombre déspota y cruel que había acabado con la carrera de muchos artistas que no habían querido plegarse a sus extorsiones. Cuando unos días después se encuentra un segundo cadáver asesinado con el mismo método, Conde deberá descubrir si las dos muertes están relacionadas y qué hay detrás de estos asesinatos.
A esa trama, se suma una historia que escribe el protagonista, situada un siglo antes, cuando La Habana era la Niza del Caribe y se vivía pensando en el cambio inminente que produciría el cometa Halley. Un caso de asesinato de dos mujeres en La Habana Vieja destapa la lucha abierta entre un hombre poderoso, Alberto Yarini, refinado y de buena familia, capo de los negocios de juego y de prostitución, y su rival Lotot, francés, que le disputa la preeminencia. El desarrollo de esos hechos históricos tendrá conexión con la historia del presente de un modo que ni el propio Mario Conde sospecha.