¡Cómo ha cambiado mi opinión sobre esta trilogía! del recelo inicial he pasado a la absoluta devoción. El tercer libro se ha puesto emocionantísimo. El gran secreto del príncipe esclavo se ha revelado y las dos naciones antagónicas se cruzan como galeones en rumbo de colisión. La relación entre Damon y Laurent es un campo de minas. Cada palabra, electrificada. Me he bebido las páginas como un elixir porque todo era de una intensidad tremenda. Verdades, traiciones, estrategia al más puro estilo de un maestro de ajedrez. Os aseguro que el papel tenía imán, jajaja. Si pensábamos que el rubísimo príncipe de Vere ya no tenía más niveles que enseñarnos, nos habíamos equivocado. Nos sorprende con subcapas arteras y calculadoras en su infinita planificación para frustrar al enemigo en lo que semeja una antelación casi profética. Este chico, tan hiératico, bello e intocable, da un poco de miedo. No hay tormenta que no sepa predecir ni capear. Y ante él se erige el guerrero de piel aceitunada y más enamorado que un cachorro, al que me daban ganas de abrazar para consolarle las penas de amor. Sin embargo, su manera de luchar en la batalla y de resistir los desprecios de Laurent es heroica. Me han atrapado nuevamente los duelos emocionales que viven. La desconfianza y la pasión se enredan en un nudo rabioso que salpica cada interacción entre ellos. La relación imposible y aserrada de estos personajes confiere un filo indómito a la esencia de la historia. No obstante, transcurre en el meollo de una guerra civil a dos bandos, plagada de estrategias clandestinas, escaramuzas brutales, alianzas precarias, juegos deportivos a la griega, traiciones de múltiples niveles y sacrificios políticos manchados de dolor. Todo esto enfatizado por una narración briosa y cuidada. Hasta el más escéptico se sentirá arrebolado por la intimidad que comparten estos dos príncipes. Nunca sabes lo que Laurent va a hacer ni si piensa en la venganza o se deja querer, es totalmente impredecible. Y al otro lado del látigo de su carisma se halla el aguerrido y leal príncipe enemigo al que le tiemblan las rodillas cada vez que lo mira ;o) Después de bellos idilios arduamente ganados y salvajes avances por territorio infestado de peligros, alcanzamos un clímax en la trama que te desboca el corazón. Es magistral, pura adrenalina, con los dos príncipes al borde de la ruina más abyecta y apostado hasta el último aliento por el honor y su vínculo irrompible. Y sin embargo, la última página pide a gritos un epílogo, una continuidad que consuele los efectos del subidón al precipitarse en el fin de una odisea tan intensa. Quiero más... ¿Quién me lo hubiera dicho? :-D Enlace: https://torretadebabel.blogs.. |