No soplaba nada de viento y el canto de las cigarras no hacía más que aumentar la viscosidad del aire.
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No soplaba nada de viento y el canto de las cigarras no hacía más que aumentar la viscosidad del aire.
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No me encontré ni con el animal ni con el agujero ni con los niños. De vuelta en casa me probé el uniforme y me miré en el espejo: mi cara empezaba a parecerse a la de mi suegra.
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Abrí la ventana y oí a las cigarras cantar. No sé si era porque estaba en el campo y había muchos árboles o por la influencia del clima de ese año, pero nunca las había oído con tanta intensidad. Era como si me hubiese tragado una y estuviese estridulando desde el interior de mi cuerpo. A la estridencia del sonido me acostumbraba enseguida, pero en cuanto advertía un cambio de ritmo y volvía mi atención sobre ellas sentía que su canto se adhería a mi piel y me asfixiaba.
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Descubrí que el tiempo, cuando no se rellenaba a cada momento con planes, fechas de entrega, reuniones y días de paga, era incapaz de mantener su velocidad, se deslizaba y caía.
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¿Era posible que una misma persona pudiese pasar de una vida a otra tan radicalmente distinta así, sin más? ¿Seguía siendo yo la misma?
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¿Con qué frase empieza esta novela?