Humo

Define la RAE en su tercera acepción humo como: “Cosa o hecho sin entidad o relevancia” y de esa premisa parece partir en esta breve novela José Ovejero.

Una cabaña, una mujer, un niño que no es su hijo y cientos de abejas. A simple vista todo es irrelevante. Nada parece tener entidad propia. Ni los escenarios ni la trama. Hasta que lees las primeras páginas. Ahí, está sencillez de partida en un lugar que bien podría ser un camping aislado un verano cualquiera, se torna en un mundo hostil donde la lucha por la supervivencia es el día a día.

Humo nos narra la historia de una mujer que rechaza cualquier tipo de afectos y un niño que aparece de la nada al que ella acoge. Un niño que no habla. Una mujer que no ama. No conocemos de dónde salen, no sabemos dónde están. No hay lugares, no existen los nombres. El lector no sabe porqué, ni cuándo ni cómo. Es una pequeña burbuja que crees que en algún momento de la lectura vas a romper. Pero no es así.

Cuando comienzas a leer Humo sientes curiosidad por saber como han llegado hasta ahí dos personajes tan dispares y atípicos. Pronto descubres que José Ovejero no te lo va a contar. Y ese es el enorme acierto de esta obra. Esa limpieza exhausta del texto que el autor realiza. de repente te das cuenta de que no es necesario saber por qué el niño no habla o de dónde viene la mujer. No tiene importancia real para la trama. Dos pinceladas y tú, con tus ojos lectores, completas, o no, la trama. Nada sobra en esta obra y, lo que es más importante, nada falta.

La naturaleza, hostil y rebelde, y dos personajes, a veces tres, en un breve momento, cuatro. Es todo cuanto el escritor necesita para involucrarte en la lucha por seguir viviendo en un entorno que te asfixia porque, sin apenas notarlo, has penetrado en la burbuja. Y ahora estoy sentada en los maderos de una vieja cabaña junto a un niño que no habla y una mujer que rechaza los afectos. Y ahí está el hombre, que viene y va, pero nunca permanece. Y ahí están las abejas y la huerta que no da fruto. Y el hambre, y el dolor. Y yo, agazapada en un rincón, queriendo respirar. Pero no hay aire. Somos seres ancestrales, primigenios. Somos, sí. Yo también formo parte de esta obra. Yo leo y estoy. Y sufro, me ahogo. Pero algo me impide cerrar el libro.

Podría estar viviendo en una distopia, para algunos lectores lo será, un mundo apocalíptico al más puro estilo La carretera de Cormac McCarthy, o en un pueblo aislado del Pirineo Aragonés. No lo sé, no necesito saberlo. José Ovejero ha sabido arrancar párrafos innecesarios dotando al libro de una consistencia que roza la delicia.

He disfrutado mucho esa ausencia de palabras en Humo. Nada falta, nada sobra. Lo sé, me reitero. Pero es asombroso como lo innecesario se ha quedado fuera de imprenta.

Creo, con una mano en el corazón os lo digo, que está novela es necesaria, no solo por lo que cuenta sino por cómo nos lo cuenta. Por cómo consigue dotar de vida a dos personajes casi derrotados. Por cómo nos dibuja una vida casi primitiva. Por cómo muestra el deseo de huida, la prudencia ante el anhelo, el dolor, la soledad. Por cómo las abejas acaban siendo un personaje más. Hay que leer Humo de Jose Ovejero porque escribir tanto con tan pocas palabras es una muestra de la enorme maestría del autor.

Hacedme caso una vez más. Me daréis las gracias, seguro.

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Pocas cosas son más desasosegares que encontrarte a unos protagonistas en unas circunstancias de las que desconoces su origen. Ese es el brutal punto de partida de la última novela de José Ovejero, "Humo". Una mujer convive con un niño en una cabaña de un bosque. No conocemos sus nombres. No sabemos cuánto tiempo llevan allí. No sabemos por qué han acabado en ese bosque. No sabemos que está pasando en "la civilización". No sabemos en qué país están. No sabemos nada... Las primeras páginas sirven ya, de entrada, para ponernos ante la acción.

Estas son las reglas del juego. Si las quieres aceptar, Ovejero no te va a decepcionar. Estamos ante un novela corta, apenas 140 páginas, pero no por ello desdeñable. Toca temas de rabiosa actualidad, como la relación del ser humano con la Naturaleza, nuestra respuesta ante situaciones en las que nos cuesta mantener el control, la deshumanización de la civilización actual, la violencia y lo que somos capaces de hacer cuando nuestra vida está en juego, cuando algo o alguien nos pone en una situación límite,
la incapacidad del ser humano para disfrutar de las cosas sencillas, de ser felices, en resumidas cuentas...

La historia es abierta desde el principio, porque los personajes aparecen en la cabaña sin que sepamos nada de ellos, y el final no es menos abierto todavía. Y precisamente esa abertura, esa capacidad de poner sobre la mesa temas tan diferentes y dolorosos para el ser humano, permite obtener de "Humo" gran cantidad de interpretaciones, de lecturas...

El estilo es preciso. Corto. Directo. Cada palabra parece tallada con mimo y esmero a la vez que con desesperanza y dolor. Y Ovejero nos deja sumidos en nuestras dudas y reflexiones, en nuestros pensamientos, en nuestro silencio con nosotros mismos. Silencio... Eso que la sociedad actual es incapaz de manejar, aceptar y gestionar.

Humo es una historia extraña.
Una cabaña en medio del bosque, donde viven una mujer, un niño y una gata. Escondiéndose y sin apenas recursos para sobrevivir. No sabemos qué ha ocurrido, ni cómo han llegado hasta allí, ni porqué el niño casi no habla y se comporta de esa forma tan extraña, ni quién es el hombre que les trae comida de vez en cuando ni porqué lo hace.

Pero todo eso tampoco importa demasiado.
Porque adonde nos quiere llevar el autor es a la mente humana. A cómo reacciona ante situaciones extremas, cuando ya solo queda el instinto de supervivencia y aparecen los impulsos más bajos, aunque raras veces también algo de esperanza y generosidad. Lo lees tan rápido, queriendo saber más, que casi no te das cuenta de lo mucho que tiene bajo la superficie. Se respira tensión durante toda la narración, va creciendo, sabes que algo va a pasar... Y el final te deja sin palabras. Todo esto en poco más de 140 páginas.
La verdad es que casi no había oído hablar de él y ahora me sorprende que no sea más conocido, porque me ha sorprendido mucho.

"Nos decían que las abejas estaban desapareciendo ,pero en las mañanas hay tantas que si salimos de la cabaña tenemos que caminar con la boca y los ojos cerrados .........."
"Humo": José Ovejero.
Con éste arranque potente de la novela ya Ovejero ,te pone ante tus ojos como siempre ,o al menos a mi ,porque yo es la segunda y no será la última que lo lea ,ante un escenario singular y cuando utilizo la palabra singular es porque ,estaremos ante tres personajes principales de lo que sólo se sabe el nombre de la gata que vive con ellas ,de la chica y el niño no ,tampoco creo que tenga importancia puesto que estaremos o estuve yo ,ante una historia donde la gente no tiene historia pero si hay sensaciones y,creo que para eso no hace falta el nombre de los dos protagonistas .
Ya desde antes ponía en antecedente que josé Ovejero que a mi gusto hubiese podido ser porque he buscado y no lo es ,un buen sociólogo y en ésta lo demuestra con creces al dar con ésta historia y,aún más en la época o lo que estamos viviendo ahora ,se nota por las cosas que palpo en ésta historia que tal vez no estemos lejos de un futuro sin tanta tecnología y quizás aprender a vivir sólo de los que nos rodea quizás en un mundo hostil donde la supervivencia está latente .
Desde luego sólo puedo a grandes rasgos decirle al lector que vaya a leerlo ,que no es un escritor al uso al que todos estamos muchas veces acostumbrados a leer y devorar,pero si un tipo con un pulso y dominio de la narración brillante porque en ésta lo ha demostrado con creces aflorando en cada momento ,emociones ,sensaciones y ahondando en lo más primario del ser humano desde mi humilde saber ,en un mundo antropológico.
Destaco como punto final que no hay un propósito moral en ningún momento por el autor ,sino vas a hacer tú quien te lo hagas o no según te golpee o te haga profundizar .
PD"Cada día creo más que la literatura o nos salva o nos hace ver más allá ......."

Se trata de nuestro primer acercamiento a la obra de José Ovejero y el resultado ha sido satisfactorio. Humo es una novela desconcertante en un inicio, por desconocimiento del contexto, es decir, cómo llegan los personajes a la situación presente de vulnerabilidad y desamparo, pero con brillante acierto en su nudo y cierre. Esta falta de información quizás se deba a la necesidad de ceñirse a contar la historia sin caer en recrear hechos pasados que serían innecesarios, pues lo importante son los sentimientos y estado presente de los personajes y su subsistencia en una naturaleza hostil. La obra gira en torno a una mujer y un niño que sobreviven en una cabaña en mitad de la Naturaleza, con pocos recursos y enfrentando todo tipo de situaciones adversas del medio y también algún que otro personaje humano que complicará su existencia. Dada esta explicación, pudiera parecer una obra superflua o con poco argumento, pero sería caer en un error. Humo explora los sentimientos de supervivencia más básicos del ser humano y en correlación los afectos humanos. Si bien en ocasiones, la tensión y la atmósfera se vuelven claustrofóbicas, es mérito del modo de narrar los hechos de Ovejero, ya que la obra sucede al aire libre y no bajo cuatro paredes.

La fragilidad y vulnerabilidad en la que se encuentran la mujer y el niño, les obliga a sacar fuerzas de flaqueza ante una naturaleza que se presenta hostil, peligrosa y amenazante para su vida. La subsistencia se complica conforme avanza la trama y crea así un añadido a la tensión de la trama. Además hay unos elementos raros o extraños en el comportamiento de la naturaleza, como son las temibles nubes de abejas que amenazan de vez en cuando la cabaña. Se puede entrever un tema de desequilibrio medioambiental aunque no reviste mayor importancia, pues son los protagonistas el foco de la historia.

La soledad y el silencio son dos elementos que adoran nuestros protagonistas. Mujer y niño apenas conversan e intercambian pocas palabras para hacerse entender. La complicidad entre ellos es tal que el silencio no supone una barrera de comunicación, muy al contrario, reivindica el espacio de cada uno y su respeto mutuo. En cuanto a la soledad, no se trata en su vertiente negativa, sino como bien entendida. La mujer la abraza como una manera de poder ser independiente, autónoma del medio y de los hombres, pudiendo y queriendo sobrevivir sola. Ovejero rompe así con el tópico del protagonista masculino con estas cualidades que no estaba al alcance de los personajes femeninos en otros tiempos en la literatura y cultura popular.

La novela, pese a ser cruda en algunos tramos, se revela como una historia de unos personajes en huida que a la vez se reencuentran a sí mismos en el afecto del uno al otro. al principio es la mujer la que lleva el peso de la trama, siendo una mujer práctica y que no quiere ataduras, pero las breves licencias de cariño que se permite con el niño, crearán un lazo y un afecto inevitable.

En conclusión, una obra recomendada de corta extensión en la que se da peso a la importancia de los afectos cuando ya se ha perdido todo y solo queda seguir adelante para sobrevivir un nuevo día incierto. Dicho así, un relato que no dista demasiado de esta jaula presente que vivimos de desconcierto, miedo y pesadumbre en la que nos hallamos inmersos en nuestro presente.
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