Una casa sin puertas y sin techo es más conmovedora que un cadáver.
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Una casa sin puertas y sin techo es más conmovedora que un cadáver.
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le era grato soltar la imaginación y tejer una historia fantástica que de tanto forjarla y precisar sus detalles ya le parecía haberla vivido realmente y ello le causaba un pueril deleite porque en realidad la historia valía la pena de ser vivida
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Los hombres dignos que han osado escribir, protestar, pensar, también están en la cárcel, o en el destierro, o en el cementerio. Se tortura, se roba, se mata, se exprime hasta la última gota de sangre del país. Eso es peor que la guerra civil. Y es también una guerra civil en la cual uno solo pega, mientras el otro, que somos casi todos los venezolanos, recibe los golpes.
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Era como si una brizna de paja pretendiese detener la marcha de un tractor, o como si una mariposa amarilla, de esas del Llano, intentara atajar con sus alas el empuje del viento
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Se están derrumbando como las casas, como el país en que nacimos
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¡Qué hermosas fueron vivas aquellas casas muertas!
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Ella se detuvo un instante. Sabía lo que Sebastián iba a decir y, sin embargo, le entró por los oídos hasta el corazón, hasta la pulpa de su carne, como una brisa caliente y húmeda.
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Celestino comprendía una vez más que era mejor no decirle nada porque, al responderle ella que no lo quería, tendría que renunciar a todo, inclusive a la esperanza.
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desanduvo lo andado y regresó a su casa.
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Y esto del egoísmo lo he dicho también por ustedes, que nada le dieron a Dios, ni tampoco le dieron al diablo. En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
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Como agua para chocolate